ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 10

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Capítulo 10

Pasó una semana y Dereck seguía en la mansión "para recuperarse" y gestionar algunas rutas y ventas, pero lo único que hacía era estorbar, molestar, joder, ocupar espacio. Todos los hombres, excepto Till, estaban reunidos en la sala mirando fútbol.

-Corey, ¿Dónde está Till?- le pregunto, levantándome del sillón individual.

-En su oficina, señorita Malena- responde educadamente, como siempre lo hacía.

-"Señorita Malena"- Dereck lo imita burlesco- apuesto a que te la quieres tirar y no puedes- y sólo Gaspar, David y él se unieron a un par de carcajadas. No permitiría que lo humillen de esa manera.

-Si tuviera que follar con alguien aquí, sería con Corey. Al menos tiene los huevos bien puestos para tratarme con respeto- me acerqué a Dereck y lo miré de pies a cabeza- supongo que a ti te falta mucho para ser un hombre.

-¿Quieres probarlo, gatita?

-Mmm...- fingí pensar en la decisión- prefiero follarme a Corey, no aparentas tener buen porte.

Todos generaron un "uuuh" en la sala y desaparecí antes de obtener una respuesta idiota e irrespetuosa por parte de Dereck. Mi mente me jugaba malas pasadas, comenzó a imaginar diferentes escenas sexuales que me obligué a borrar, no quería pensar en ello, estaba cansada.

Mientras caminaba hacia la oficina, sentía la vaga sensación de estar cumpliendo una condena, tenía todo y a la vez nada, era esclava de un encierro voluntario y me desagradaba la idea de continuar siendo una huérfana que sigue órdenes. No golpeé la puerta, Till odiaba ese accionar, pero a mí me valía... ya nada importaba.

-¿Cuándo obtendré mi libertad? Quiero conocer la ciudad- arrasé con todo apenas entré.

-Estoy ocupado para atender tus caprichos- dirigió su mirada efusiva hacia mí.

-No son caprichos- cerré de un portazo- quiero irme, no aguanto más, necesito irme, Hartmann.

-¿Qué te hace pensar en escapar?

-Desde que nací estoy encerrada, no conozco la vida. Ni siquiera sé lo que es jugar en un parque bonito, ni lo que es saltar en un inflable, o ir a esos parques blandos de jumping que dan en la televisión o lo que es pasear por una ciudad.

-¿Éso quieres?- escondió una risa- ¿jugar?

-Quiero ser libre, no jugar.

-Alístate. Iremos de paseo.

-¿Qué?- me sorprendí.

-Lo que escuchaste. Te llevaré de paseo si eso te hace feliz, pero... donde intentes escapar o pedir ayuda, morirás siendo follada en la hermética. Tú eliges tu destino.

-Bueno, eso no estaría mal si es Corey- reí nerviosa ante su amenaza. Oh, no. Till se levantó y me arrinconó contra el escritorio; debí sostenerme por el borde del roble para no caer encima. Con su mano izquierda se apoyó contra el mueble y con la otra acercó mi rostro al suyo.

-El único que puede follarte aquí, soy yo, Malena. ¿Éso quieres?

-No eres mi tipo, Hartmann- hice el mayor esfuerzo por sostener la mirada- además, tu mismo lo has dicho: soy una niña para ti.

-No cuando la niña me provoca a cada segundo y escribe relatos sobre mí- tomó mi cintura y apoyó su rostro en mi cuello. Los escalofríos subieron por todo mi cuerpo, cerré los ojos disfrutando la respiración de Till chocando contra mi piel- sé que me deseas, Malena... sé que me miras, me buscas...- murmuró con su voz ronca.

MALENA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora