Capitulo I: ¿Donde estoy?

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Escuchaba sus pasos, no podía soportar más la presión, era mi padre llegó ebrio otra vez, me estaba buscando para golpearme otra vez...

— Sal ___ oh ya verás cuando te encuentre — me advirtió

Yo estaba escondida abajo de una mesa en donde tenía el altar de mi madre y la virgencita.

— ¡Sal de una vez imbécil! — me gritó

Se paró frente a mi, podía ver sus pies, le tomó a su botella y luego la tiro al suelo provocando que un vidrio me cortará cerca del ojo. Solté un leve gemido y luego me tape la boca.

— Te encontré — río y luego me tomó del cabello

— No, padre no me pegues — le suplicaba

El comenzó a soltarme de cachetadas y luego me tiro al piso, se quitó el cinturón y comenzo a azotarme con este, levantó mi rostro, escupió y luego aventó mi cara al suelo.

DIOS, APIADATE DE MI.

Siguió con sus golpes, está vez pateó mi estómago, sentía algo por dentro que se rompía, entre en shock y luego me desmayé. Al abrir mis ojos ya era de día, mi padre había quedado dormido y yo me levanté, me dirigí al baño solamente para mirar mi rostro en el espejo y observar como quedé. Mi labio roto y ensangrentado, mi ojo hinchado al igual que mis mejillas, tenía mis brazos y piernas moradas por los azotes que me dió... Tenía un inmenso dolor en mis costillas, está vez tenía sumido un lado y con esto me alarmé.

Me dirigí a una clínica cercana, no me cobraba ya que decía que el único pago que debía darle era conseguirle droga y de la cara. Al llegar con este tipo me atendió de inmediato.

— Oh por Dios ___, ¿Estás bien? — me preguntó

Yo lo miré sin expresión alguna.

— El mismo pago de siempre, dos bolsas de perico — se las aventé y está vez el las ignoró

— Este idiota se excedió está vez — me dijo tomándome cuidadosamente

Me recostó en la camilla que estaba ahí, checo mis reflejos y mis sentidos, después vio mi costilla, al parecer no me equivoqué, la tenía totalmente rota.

— Malnacido hijo de perra — murmuró

— Está bien, no pasó nada — le dije débil

— ¿Tu masticas agua o que? — me dijo serio — ____ está vez el imbécil no midió su fuerza contigo, ve como quedaste — me dijo el sin creerlo

— Ya sé, ya sé... Es solo que... No se que hacer con el — lo miré

— Yo te diré que harás, hoy si vuelve a llegar ebrio lo vas a ahorcar y escaparás — me dijo mientras me cosía mi cortada

— ¿A donde? — le pregunté

— Mira, cuando lo logres vendrás aquí, te estaré esperando y vivirás conmigo, yo te ayudaré a sanar esas heridas que el te hizo — me tomó del mentón

— No creo poder hacerlo — le dije con tristeza

— Toma — me dio unas pastillas

Lo miré extrañada.

— Es para dormirlo, luego lo matarás, así no sufrirá — me sonrió

— Es mi... Padre, no puedo hacer eso — le dije con temor

— Ah, ¿entonces el si puede golpearte hasta casi matarte?, ¿puede humillarte y escupirte cada que quiere?, ¿tenerte a su merced?, ____ eso no es vida — terminó poniéndome un antibiótico en la cara para que no se infecten mis heridas

Narcos (Anuel AA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora