036

986 125 143
                                    

—La sociedad Eta Delta Psi van a buscar nuevos miembros en febrero, ¿nos unimos?

Taehyung plantó un póster sobre la mesa donde las letras griegas ΗΔΨ destacaban encima del anuncio de reclutamiento, atrayendo la curiosidad de todos los presentes. Aquella tarde de viernes estaba siendo bastante tranquila; la mayoría del grupo había decidido irse a casa de sus familiares durante el fin de semana y aunque le insistí a SeokJin para que fuésemos a visitar a nuestros padres, se negó por completo. Así, sólo unos pocos decidimos malgastar nuestro tiempo encerrados en el campus, con la excusa de que debíamos estudiar para los próximos exámenes.
Agnes, que se unió a nosotros en el bar de la universidad hacía unos pocos minutos, se inclinó para analizar el cartel más detenidamente, aturdida.

—¿Qué mierda es eso? —pregunté, observando la sonrisa esperanzada de mi amigo—. ¿Una fraternidad?

—Prácticamente sí, pero es mixta. Es una sociedad para asiáticos americanos —comentó feliz, haciendo que la chica castaña dibujara una mueca, siendo ella la única europea presente—. Lo siento, Agnes. Seguiremos siendo tus amigos incluso si nos unimos al club, lo prometo.

—No le veo el sentido a tener que pagar para unirme a un grupo de personas que no conozco.

—Vamos, Brooke. Estar en una fraternidad es divertido y tiene muchas ventajas.

—Ella tiene razón —agradecí que mi hermano se pusiera de mi parte, negando con la cabeza—. También tendríamos que pasar todos por las pruebas de reclutamiento. Sería como volver a experimentar las novatadas.

—Sólo dices eso porque fuiste un novato de oro todo el año —carcajeó Jimin.

—Sí, y ahora mi hermana también lo es. ¡No voy a hacerle pasar por eso de nuevo!

—Creo que es la primera vez que te preocupas tanto por mí, Jin.

Las carcajadas inundaron el lugar divertidamente, aunque Taehyung parecía bastante frustrado con nuestro poco interés por la sociedad a la que quería pertenecer. El trillizo boxeador tomó el panfleto y lo ojeó sólo para darle el gusto a nuestro amigo, pronto dejándolo sobre la mesa otra vez. Mihua observaba la situación con una sonrisa ladina, jugueteando con el piercing del labio que volvía a estar en su lugar; después de la fiesta en Stilson y su pelea con los chicos del equipo de fútbol, tuvo que deshacerse del adorno metálico hasta que la herida sanara.

—No lo sé, Tae. Yo tampoco tengo dinero suficiente para pagar el club. Además, si pasamos la prueba tendríamos que mudarnos a la casa de la fraternidad y no querría hacerlo si no es con Dooly y Mihua —explicó Jimin, palmando el hombro de su gemelo más tímido.

Dooly se encontraba entre él y Namjoon, matando el tiempo mientras esperaba a que alguien viniera a recogerlo para llevarlo a casa de su padre. Según había comentado, su progenitor ni siquiera se molestaba en ir a por él personalmente, sino que enviaba a un chófer para hacerlo. El tartamudo apenas podía negarse al hombre incluso si deseaba poder pasar los últimos días de la semana en la Universidad con sus hermanos y el grupo restante, siendo arrastrado por las garras de su familiar más autoritario.
Aquél día, me esforcé por mantenerme lo más alejada posible de mi amigo después de lo ocurrido la noche anterior en la biblioteca, aún ahogada en todos los pensamientos confusos que acarrearon el descubrimiento de esos papeles azulados. Excusándome con la menstruación que ni siquiera sufría realmente, me las ingenié para apenas compartir unas pocas palabras con Dooly, comenzando a construir una pequeña barrera entre ambos que me costaría deshacer. No podía evitar sentirme terriblemente confusa respecto al chico; lo apreciaba demasiado y jamás le haría daño a propósito. Empero, saber que sus sentimientos se inclinaban al lado romántico me descolocaba de sobremanera, porque jamás lo hubiera imaginado. Necesitaba que me dijera que todo era un malentendido, que él nunca se atrevería a mandarle ese tipo de cartas a alguien y que no me veía como algo más que como su mejor amiga. ¿Pero cómo podría sacarle el tema? No estaba preparada para tener una conversación tan seria con él. Ya podía imaginarme sus orbes bañadas en pena, incapaz de sostenerme la mirada mientras era obligado a darme una explicación.

Trillizos Park. - btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora