—¡Hemos vuelto!
La puerta de la habitación de los Park se abrió de par en par y tras ella volvieron a aparecer Jungkook y Mihua, los cuales se habían esfumado minutos antes. Sin embargo, esta vez no venían solos.
Una melena castaña apareció junto a ellos, dibujando una suave sonrisa que me puso en alerta en cuestión de segundos. Frente a nosotros, la chica de la fiesta estaba completamente diferente a la última vez que la vi; ahora sin maquillaje y con ropa casual, seguía viéndose jodidamente hermosa. Abrí los ojos sorprendida y me puse rápidamente en pie, dejando atrás a Jimin con sus problemas de matemáticas y sus santas notas falsas.
—Brookie, ya que la otra vez todo fue tan... rápido, —se adelantó a hablar Jungkook, mostrando sus dientes en una sonrisa brillante—. Mihua y yo nos molestamos en ir a buscar a Elizabeth para poder presentaros en condiciones.
Me dí una palmada mental al instante, sintiendo cómo la sangre me comenzaba a hervir directamente en mis mejillas, avergonzada por esa situación tan imprevista y la cual jamás habría preferido si hubiera tenido la libertad de elegir. ¡Incluso prefería seguir sin conocerla a tener que hacerlo de aquella manera!
Observé fulminante la estúpida sonrisa de Mihua mientras se dejaba caer en su cama, con los brazos bajo su cuello en forma de almohada y disfrutando de ver mi enfado por su culpa. ¿Acaso me estaba retando? Quería matarlo, a él y a Jungkook. No obstante, respiré profundamente y me obligué a centrarme en la chica, relajando los músculos al verla.
—Yo soy Brooke, encantada.
—Elizabeth, pero puedes llamarme Liz. —se acercó hasta mí y me regaló dos besos en las mejillas, aún sosteniendo aquella sonrisa amplia—. Menos mal que estos dos idiotas vinieron a buscarme, pensaba que nunca coincidiríamos en la Universidad.
Solté una carcajada algo forzada y me encogí de hombros, apoyando todo mi peso en una de mis piernas. Podía sentir la mirada de los tres chicos sobre nosotras y tuve que ignorarlos muy a mi pesar, pues estaba deseando lanzarme sobre ellos y golpearlos con todas mis fuerzas. Sin embargo, no pensaba darles el gusto de verme aparentemente avergonzada o incluso molesta. Decidí ampliar la sonrisa y enredar un mechón de mi pelo alrededor de mi dedo, comenzando a enroscarlo coquetamente.
—Estaría todavía mejor si me das tu número de teléfono. —solté, sorprendiendo a todos por el atrevimiento tan repentino.
—¿Sólo quieres mi número, o algo más? —su tono cambió completamente. Su deje travieso me hizo reír por lo bajo.
Alcé una de mis cejas y acorté la distancia entre nosotras, manteniendo los ojos fijos en ella mientras mi mano se dirigía hasta el bolsillo trasero de su pantalón, agarrando el móvil divertidamente. Estaba segura de que nadie se esperaría que en tan poquísimo tiempo, la situación se haya vuelto tan coqueta; lo supe por la cara de aturdimiento de Jungkook, que nos observaba aún desde la puerta con sus ojos y la boca bien abierta.
Traté de aguantarme las ganas de reír y abrí la agenda de contactos de Elizabeth, comenzando a guardar mi número de teléfono.
—No lo sé, ¿quién sabe? —sonreí en cuanto terminé con mi cometido y le devolví el celular, que lo tomó con aquella mueca feliz bonitamente plasmada en sus labios.
—Me estoy poniendo cachondo.
Mihua seguía tumbado en su colchón de la forma más cómoda posible, analizando la escena mientras jugueteaba con el piercing de su labio con la lengua.
Pronto, le mostré mi dedo corazón y su expresión pasó a ser aún más divertida, sabiendo que había logrado su cometido; ponerme de los nervios.
—Bueno, bueno. —reaccionó Jimin, poniéndose en pie de la silla y caminando hasta nosotras con el ceño fruncido. Sus labios estaban curvados en una pequeña mueca—. Liz, siento las molestias y que estos dos imbéciles hayan ido a molestarte... —comenzó a hablar, girando a la chica y empujándola suavemente por la espalda, mientras les dedicaba una mirada de advertencia o enojo al resto de hombres—. pero creo que es mejor que te vayas, ¿vale?
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Trillizos Park. - bts
FanfictionCuando existen dos réplicas tuyas, tu mayor deseo es destacar por tus cualidades y buscar algo que te defina. Por esa razón, esos tres chicos eran exactamente iguales y diferentes al mismo tiempo. Lidiar con ellos era incluso más difícil que aprende...