~ Parte Uno: Reemplazo ~

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Verano, 2006

- Oye, Suguru, ¿No crees que soy un chico lindo? - pregunta Satoru, apoyando su cara en su mano derecha, observando al mencionado.

- Depende, a veces lo eres - responde vagamente - pero lo que tienes de lindo, lo tienes de idiota

- Eso lastima mis sentimientos, querido Suguru - bromeó el albino, fingiendo estar dolido - supongo que tienes razón, me conoces mejor que nadie - rió, abrazando al pelinegro y soltandolo rápidamente.

Aquella época donde se sentían plenos, no lo sabían y no imaginaban qué es lo que pasaría con ellos en el futuro, pues luego de aquella misión prácticamente imposible de cuidar al Recipiente de Plasma Estelar, la cual salió terriblemente mal para ellos, nada resultó igual, terminando con Suguru abandonando la escuela de hechicería, abandonando a Gojo en Shinjuku y reencontrandose diez año después en la peor situación que pudieron imaginar.

- Y pensar que me rematarías tu - había dicho - nunca le guardé rencor a nadie en la escuela de hechicería, simplemente me volví incapaz de sonreír de corazón.

Aquel último recuerdo carcomia la conciencia y el corazón de Satoru, haberlo perdido a él, a la única persona que realmente lo veía como igual y no como un arma, aquel que conocía todo de él, realmente lo estaba llevando a la locura. Pero ya estaba hecho, lo había asesinado él mismo, no había nada que pudiera hacer...

¿O si?

Y si...

Estaba seguro, no, estaba completamente seguro de que no había hechizo alguno que fuera capaz de revivir a Suguru, sin embargo, había una manera de volver a tenerlo.

Una para nada normal, legal y además, estúpida: volver al pasado y... Secuestrar a Suguru, más específicamente, a su versión joven.

Lo sabía, era una estupidez, mejor sería volver al momento en que se encontraron, antes de la pelea con Yuta, pero no tenía garantía de que Suguru no le jugara al contrario de sus planes, no tenía garantía de que, si traía a su Suguru, éste comprenderá qué estaba de su lado, que, aunque estuvo lejos de su lado esos diez años, siempre quiso volver a verlo y ayudarlo a cumplir su objetivo.

Ya que no podía revivirlo, ¿Por qué no secuestrarlo?

Lo planeó todo solo, no le dijo ni a su propia sombra lo que planeaba hacer, una noche, en una montaña muy alejada, preparó todo, haciendo el ritual el correspondiente, volviendo al pasado con éxito, era riesgoso, eso era seguro, rogaba qué en el pasado también fuera de noche, pasa su suerte así era, logrando ver la luna en el cielo oscurecido, lleno de estrellas, había ido con una capucha, buscando tapar sus blancos cabellos para no ser reconocido, sabía que Suguru estaría en los dormitorios de la escuela.

¿No creerán qué todo salió respecto al plan, cierto?

Estaba claro que no fue así, ya que incluso antes de caer ante los efectos del cloroformo, Suguru logró usar una de las maldiciones de su inventario, una de bajo rango que simplemente alertaria sobre los problemas, antes de caer inconsciente.

Antes de poder escapar con el joven Suguru, apareció ante el propio Satoru su versión joven quien, al no poder reconocer su propia energía maldita debido a que era más grande y ya que buscaba salvar al pelinegro, resultó herido, apenas pudiendo darse cuenta de aquellos ojos azules, qué desaparecían en la lejana oscuridad con su Suguru.

Tenía que salvarlo, a como diera lugar.

- ¿Sabes, Suguru? - comenzó a hablar el albino - si algo te pasara, realmente estaría aterrado, eres

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- ¿Sabes, Suguru? - comenzó a hablar el albino - si algo te pasara, realmente estaría aterrado, eres... Mi persona especial.

- ¿Qué pasa con esa repentina confesión? - pregunta con gracia, levantándose de su asiento para darle apenas un pico en sus labios - también estaría aterrado, pero a todas estas, ¿Por qué dices eso? - pregunta, acercando su silla a la de Satoru.

- Por nada en especifico, solo me preocupa que algún día te pierda.

- Eso no pasará, Satoru - lo tomó del rostro, dando un beso en su frente - aunque si algo pasara, realmente seria sorprendente.

- No es cierto, sería preocupante - le corrigió, apoyando su cabeza en el hombro de Suguru - ¿Sabes? Sonará loco, pero yo sospecharía de mi yo del futuro.

- Si claro, como si algo así fuera a pasar.

¿Qué había sido eso? ¿Un sueño o un recuerdo de lo que habían estado hablando hace poco? Espera... Ese no era su dormitorio, ¿Donde demonios estaba? No podía sentir la energía maldita de ninguno de sus conocidos... ¡Satoru! ¿Dónde estaba? ¿Estaría bien? No lograba sentir su energía maldita.

Espera un minuto... No podía moverse, estaba encadenado a una silla, sus manos y pies estaban encadenado, no podía gritar, su boca estaba cubierta por cinta adhesiva. Intentaba liberarse, no podía sacar sus maldiciones, habían sellos en sus brazos, impidiendo que las sacara, comenzaba a asustarse, ¿Dónde se suponía que estaba? ¿Por qué estaba en un lugar que no conocía?. Debido a estarse removiendo, el sonido de las cadenas hacían eco en esa habitación vacía, en la cual una luz amarilla muy molesta le daba en la vista directamente.

- Oh, veo que estas despierto - comentó el hombre, acercándose con un plato con lo que creía que era su desayuno y agua - me sorprendió que el cloroformo funcionara en ti, supongo que aún no estaban practicando con sustancias químicas y Shoko no los ha expuesto a eso, apenas deben estar cerca de entrar a segundo año.

Suguru estaba aterrado, ahora no era por estar allí, sino por quien estaba frente a él, eso no podía ser cierto.

Ese hombre se acercó, dejando cerca la comida, acercó su rostro al aterrado de Suguru, pasando su lengua húmeda y caliente por su mejilla, llegando lentamente a su oído, susurrando sus siguientes palabras.

- Te quitaré la cinta adhesiva para que puedas hablar - dijo, jugando con una de las esquinas un poco húmedas debido al sudor - si intentas llamar a alguien será en vano, y ya que estas en la flor de tu juventud y eres flexible, si intentas deshacerte de los sellos... Te mataré - al finalizar, dejo un beso en el lugar donde había pasado su lengua, mandando un escalofrío de terror por la columna de Suguru.

- ¿Quién eres y qué hiciste con mi Satoru? - preguntó al tener su boca libre - ¿En dónde demonios estoy?

- Cariño, me duele que no me reconozcas - rió, sentándose frente a Suguru - estás en mi casa, bienvenido.

- Responde de una maldita vez, ¿En dónde está Satoru? - pregunta Suguru, comenzando a asustarse y exaltarse, reconocía muy bien esa voz, solo esperaba equivocarse.

Lo último hizo que su corazón se detuviera, sus ojos se abrieron por completo y su sangre se heló.

- Yo soy Satoru - dijo aquel hombre, quitando su capucha y venda negra de sus ojos, revelando no solo su cabello blanco como la nieve, sino también sus ojos azules como el cielo o el agua - y tu, estas aquí como un reemplazo de Suguru, de MI Suguru - aclaró rápidamente.

Suguru sentía que eso tenía que ser una broma, quería creer que Satoru lo estaba buscando.

Solo esperaba que así fuera.



~ Parte Uno: Reemplazo, fin. ~

Buenas uu este es un au que se me ocurrió mientras oía a Kikuo jsjajs.

No soy la única que lo estaba haciendo, junto a -Goj0-Sator7 estábamos adaptando la idea, pero resulta que le bajaron la historia :(

Sin más, espero disfruten de esta locura que se me ocurrió jsjsjsjs besitos en la frente uu

~[Ámame, ámame, ámame]~ [Satosugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora