Capítulo 3

30 7 46
                                    

Conduzco hacia la casa de mi tía con Sirius acompañandome. No quiero ir solo a ese lugar y supuse que sería una buena idea sacar a mi amigo y compartir tiempo con él.

-Llegamos -murmuro.

Apago el auto. Me bajo y le coloco la correa a Sirius.

-Me alegra que hayas venido. -Dice mi tia y se impulsa para darme un abrazo.

Palmeo su espalda incómodo.

Ella se aleja y mira a mi amigo.

-Veo que trajiste a un amigo. -acaricia a Sirius-. Es muy bonito.

Asiento.

-Vamos adentro -dice mi tia.

Caminamos y llegamos a la sala de estar. Es pequeña, si la comparo con la mía, pero aun así es bonita.
Tiene un sillón gris claro en forma de L, una alfombra peludita de un tono mas pálido, una mesita circular con una vela aromática, en la pared cuelgan tres cuadros decorativos, el televisor también cuelga en la pared opuesta a los cuadros, la luz del sol ilumina el lugar pasando por las cortinas blancas que decoran el ventanal y por último y como toque final plantas de lavanda.

-Siéntate donde quieras.

Me siento en el sofá y Sirius se acomoda en la alfombra.

-¿Quieres algo de tomar?

-No gracias, estoy bien así. -Contesto de manera cordial.

-Una vez más, me alegra que hayas venido.

-No tenía otra opción.

-James...

-Dime lo que me vas a decir, para terminar con esto. -E irme rápido de este lugar, pienso pero no lo digo.

Mi tía suspira pesadamente.

El ambiente está tenso, o eso pienso.

-Lo que tengo que hablar, es sobre tu padre.

Al escuchar esa palabra me tenso en mi lugar, me causa un lío de sentimientos y la mayoría melancólicos. No me gusta que vean que eso me afecta más de lo que me gustaría y que noten mi sensibilidad.

Intento que mi rostro no refleje como me siento por dentro.

-¿Y que tienes que decirme? -Digo seco.

Mi tia se levanta y busca algo en una pequeña mesita y al regresar trae un sobre blanco y se sienta algo cerca de mi.

-El antes de morir, me dió esto y me dijo que te lo entregara.

Ella extiende el sobre hacia mi y lo recibo sin comprender lo que pasa.

-Ese fue el ultimo deseo de tu padre.

-¿Por que me lo das hasta ahora? -la miro, me encuentro con sus ojos cafes brillantes y una sonrisa casi en forma de una mueca, su cabello corto pintado de color rubio aunque no tan claro.

Es verdad lo que Dan un día me dijo, el color de mis ojos son casi parecidos a los de mi tia. Aunque también mis ojos son lo de mi padre.

-No creas que se ma había olvidado -hace una pausa-. Pensé que sería mejor darte un tiempo para asimilar todo y esperé que te encontraras mejor.

-¿Y porqué tanta la urgencia?

Noto que está inquieta, ya que no deja de tocar sus manos con manicura perfecta.

-Olivia....

-Léelo y entenderás todo.

¿Entender?

MeskaliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora