Viviendo con el secreto de mi vida (1)

capitulo 35

Mi mundo diferente se derrumbó cuando lo vi.   No podía creer que ella lo estuviera viendo.

—¿Que?   ¡Aera me mentiste! — Me levanto rápido pero prefiero agarrarme de la muñeca.

—¡Rebecca no es lo que crees!   Aera  lo hizo secuestrar, no te mentiré.  

Alejandro y Diego se acercan a toda velocidad a nuestra mesa y me tomo un ratito para analizar a Diego, tiene una pequeña nota que dejó que sea reciente.

—¿Rebecca?—la abrazo

—¿Dónde diablos estabas?

—Sofía me secuestró y Aera también estaba con su nieta adoptiva, ¿no te hizo nada?

—No..

— Te voy a contar todo—Corrí hacia Aera.

 Nos sentamos en el café y conectamos contando toda la historia, desde el momento en que secuestraron a Diego hasta ahora.

—Diego— lo llamó—lamentablemente por pensar razones y desconfiar de ti.

Estos seis meses se me olvidó que me parecieron eternos pensando en ti cada segundo de mi vida.  Perdóname, Biancita nunca hizo eso, los amo hijos míos.  —Las lágrimas caían como lluvia sobre mis mejillas.

Se acercó y me abrazó.

—No tienes ni idea como sufí, imaginándote solo con unos gemelos tan maravillosos.   Cada día que pasé lejos de ustedes fue una tortura, los amo mucho más gemelos.

No pasó mucho tiempo para que noche apareciera y fuimos a la cena de ceremonia de quién es la herencia de Collins, de hecho a la de Sofía, eres mi madre muy biológica.

  —¡No, no la quiero! —Alejandro gritó al entrar.

Mi madre aparece en la puerta de la cena de ceremonia de Collins junto a su familia Mendoza.

—¿Tipo?   ¿Diego?   Imagina que no vendrías.
—Mamá abrazó a Diego y le hizo lo mismo a Basil.

—Acabo de llegar de viaje y Rebeca interpretó como Binna me habló de los gemelos, felicidades —Se dirigió a mí, Simone

—Gracias

Tuvimos una cena muy agradable, la primera cena agradable en Collins en meses.

Después de la ceremonia me siento a mirar a los invitados.

A mitad de camino regresé a la mansión de la película siendo tratada con brazos rodeando mi cintura y luego frotando mi vientre.

—¿Cómo estás, este hombrecito?   pregunta Diego, sentándose a mi lado.

—Muy bien ahora que estás aquí.

El timbre sonó

—Yo voy — Gritó Alejandro

Ambos dirigimos nuestra mirada hacia la puerta principal y Brahim entró por ella.

—Ayer fue el mejor día de mi vida, dejé de perras desastre y luego loca... ¿Quién es?

—Brahim, él es Diego

—¿Diego es el maldito que te abandona hija mía?

—Fue sólo un momento de malentendido.

—¿Eso?   dimelo ahora.

Me alegro de haberme tomado el tiempo de contarle a Brahim toda la historia.