16. Sin dudas

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Amara

No sé que está haciendo él aquí, pero en cuanto lo veo tratando de consolar a esa otra Amara en su lecho de muerte, y poniendo una expresión de completa tristeza cuando ésta desaparece frente a él, sé que es el Khalid que conozco. No el de otro mundo paralelo o uno que haya imaginado debido a la gravedad de mis heridas, sino él mismo, tan vivo y real.

Simplemente, mi Khalid.

Debió de haber estado cerca cuando el portal se abrió, y más que eso, debió de haberlo cruzado cuando vió que yo también lo hice. Quise acercarme a él en cuanto lo ví ahí, desorientado. Pero eso implicaría tener que contarle la verdad que por tanto tiempo he estado tratando de ocultarle, confesarle que es lo que tanto me aflige y la razón por la que he puesto tantas barreras entre nosotros, cuando solo quería quedarme un poco más a su lado. Pero sé muy bien que eso me llevaría a cometer de nuevo el mismo error que me trajo a aquí. Que nos trajo a todas las Amaras. Y si el peso de está maldición ya es demasiado pesado sobre mis hombros, no me quiero imaginar como sería otra igual, o puede que incluso peor.

Contrario a todo lo que he aprendido estos últimos años, de siempre estar alerta en el campo de batalla, de nunca bajar la guardia y de tener lista mi arma para disparar en cualquier momento, en este instante me quedo ahí, viéndolo atónita mientras pienso en una manera de regresarlo a casa sin que me vea, de que olvide el horror por el que he tenido que pasar durante tanto tiempo, de que continúe su vida sin saber de la crueldad que se oculta entre las sombras.

Pero antes de llegar a una respuesta, una luz brillante acapara todo el lugar. Por un momento, aunque fuese fugaz, me había olvidado del monstruo con el que debía luchar, aquel al que hace tantos años juré lealtad y que ahora amenaza con destruirlo todo por el simple placer de hacerlo. Puede que haya algo más, otros motivos que lo impulsen a causar tanto dolor, a dañar a su gente y esparcir odio a donde quiera que vaya, pero eso no me compete ahora. Esas razones no han sido importantes durante los últimos años y no lo serán ahora. Lo único que importa es que está atacando, y la única forma de sobrevivir es atacar de vuelta.

Corro tan rápido como puedo hasta Khalid, que permanece inmóvil ante esa llamarada de poder. Cuando estoy lo suficientemente cerca, lo tiro al piso y lo arrastro hasta donde la arena forma un hueco que pueda cubrirnos. Los escudos no son mi especialidad. Recuerdo que conocí una Amara a la que se le daban muy bien. En su mundo había algo llamado campos de energía, una tecnología que no había visto antes en otro lado. Tengo que admitir que ella me salvo la vida varias veces, y estoy orgullosa de decir que yo la salve a ella un par de veces también, hasta el año pasado que cumplió sus cien años de servicio y se desvaneció en cenizas.

Quito esos recuerdos nostálgicos de mi mente y me concentro en lo único importante ahora. Envuelvo mis brazos alrededor de Khalid, que aún parece estar en shock, y me preparo para el impacto. Veo como sus ojos me reconocen por unos breves segundos antes de que la oscuridad lo consuma todo, y después, aparece un brillo descomunal capaz de cegarnos si no somos los suficientemente rápidos para cerrar los ojos.

En la oscuridad, lo único que puedo hacer es concentrarme en los sonidos a mi alrededor. Escucho gritos, oigo súplicas, y casi puedo sentir los lamentos y el pánico esparciendose por todos lados. Este es un ataque indiscriminado, tanto para los humanos que el rey del océano tanto odia, como para las criaturas del mar que se pusieron en su contra, y también las que están de su lado, pero no han sido lo suficientemente mortiferos para acabar de una vez con cualquier rastro de vida.

Cuando todo acaba, puedo oler la sangre en el aire y sentir el dolor en cada músculo de mi cuerpo. Abro los ojos y todo es polvo a mi alrededor, al punto de que no podría distinguir si alguna otra Amara se ha vuelto cenizas. Toso, tratando de expulsar las impurezas de mis pulmones, y unos segundos después Khalid hace lo mismo debajo de mí. Me muevo para darle espacio, sintiendo la arena quemada bajo mis manos. Él me mira, y puedo notar en sus ojos una chispa de reconocimiento. Sé que ya se ha cruzado con al menos unas cuantas Amaras, pero está vez siento que me observa a mí como la única Amara que conoce realmente.

Amara #PGP2024 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora