2.

113 13 2
                                    

~

Caminabas a pasos tranquilos por de Nekoma, como ya te era costumbre desde hace un tiempo, te dirigias al gimnasio de Volley masculino, para buscar a Kenma y arrastrarlo a la cafetería para que comiera algo.

Aunque normalmente solo comía una porción de lo que le dabas, por lo menos estaba allí para ti y podrías hablar con él, aunque lo que recibías de respuestas eran si, no, y algunos tal vez.

Y no es que fueras una antisocial que pasaba desapercibida por las demás personas, simplemente te gustaba la compañía de Kenma, cuando estabas con él te daban unas vibras tranquilas y relajadas.

A diferencia, la mayoría de tus amigos son más gritones y desordenados, por lo que un poco de tranquilidad en medio de una tormenta no era tan malo.

— Kenma! – le gritas en cuanto lo vez salir del gimnasio con su Jersey rojo – ¡Vamos a comer! – informas con una de tus sonrisas típicas, alegres y llenas de energía.

— ehhh pero- – ni siquiera a terminado la oración cuando tú ya lo estás arrastrando hasta la cafetería.

Mientras caminaban en silencio debido a que Kenma empezó a jugar, puedes observar el hilo en tu muñeca empezar a brillar levemente.

Cuando el destello se vuelve más fuerte que incluso Kenma puede notarlo levemente, es cuando sonríes y empiezas a mirar de un lado a otro.

Siempre era lo mismo, cada vez que venías al área de las canchas el hilo rojo en tu muñeca brillaba y empezaba a moverse para darse a notar como resultado de que tu alma gemela esté cerca.

Pero siempre, en cada una de las ocasiones en las que has venido a buscar a Kenma al gimnasio no había nadie cerca o nadie parecía notar el hilo rojo que vagaba sin encontrar su otro extremo.

Incluso llegaste a pensar que Kenma era tu alma gemela, ya que por error tu hilo se enredo entre sus dedos, por lo que pensaste que era él. Pero rápidamente notaste que solo era el hilo que se había enredado.

¿Cuando te encontraré? ¿Si quiera te importa encontrarme y conocerme?

Piensas algo desanimada a la vez que te sientas en una de las mesas de la cafetería con Kenma sentado al frente de ti.

— quita esa cara – te dice Kenma que aunque se ve concentrado en su juego, a estado pendiente de ti, desde que dejaste de intentar sacarle conversación.

— uhhhhh? ¿Que cara? No puedo cambiarla es la única que tengo – respondes haciendo un puchero.

— sabes lo que quise decir – rodó los ojos para volver a prestar atención a su juego.

— …

_ …

— …

— No me vas a decir que te tiene así? – pregunto mirándote de reojo aunque seguía jugando.

— para que? Si no me escuchas – sueltas un bufido y te cruzas de brazos.

Kenma al ver tu actitud, se encoge de hombros y sigue jugando, que conste que te pregunto que te pasaba y te iba a escuchar, allá tú qué no aprovechaste la oportunidad de una entre 10 que te ofreció por primera vez.

— Kenma-saaaaaaaaan! – te quejas estirando te hasta su asiento y tomando sus hombros para luego jamaquearlo de un lado a otro desesperada.

— espe-...¡Espera! ....¡Voy a per....der.....! – se ambos quedaron callados cuando en la pantalla apareció el Game Over.

— dime...dime qué ese no era el jefe final – sueltas lentamente a Kenma quién tenía la cabeza baja por los que sus cabellos no permitían ver su expresión, que estabas segura que no estaba nada contenta.

— era el jefe final... Ahora tendré que empezar de nuevo – hablo en voz baja levantándose tambaleante de la mesa y agarrando su PC para empezar a caminar.

— Kenma... Kenma-san – volviste a llamar caminando a su lado, pero él seguía sin responder caminando a la salida de la cafetería.

Empiezas a seguirlo estando unos pasos atrás de él.

— Kenma...kenmita... Kenmita de mi corazón, pudín, hazme caso, bebé, cariño, corazón de piña – le dijiste todos los apodos lindos que se te vinieron a la mente solo para que te prestará atención.

Cosa que funcionó ya que El de mechas giro a verte, con el rostro rojo como un tomate, después de todo, estaban en un lugar público y varios estudiantes te habían escuchado por lo que ahora se estaban burlando.

— No digas esas cosas en publico! – te reprocho, con el rostro rojo, intentando esconderse entre su Jersey.

— entonces en privado si puedo?

— ____ ____! – te llamo por tu nombre completo mientras su rostro estaba rojo y parecía que de sus orejas salía humo.

— está bien está bien, no te pongas así – respondes riendo suavemente, pero luego te pones sería y giras a ver a los chicos que se estaban riendo – a ver idiotas ¿No tienen más nada que hacer? ¡Largo antes de que los golpee! – los chicos conocían que no eras tan tranquila y varias veces habías ido a detención por peleas, así que se fueron.

— oye oya~ parece que alguien tiene a una protectora – sonrió Tetsuro apareció de la nada, logrando sobreexaltar a los dos.

— ¡Kuroo/Kuroo-senpai! – gritaron los dos con una mano en el pecho por el repentino susto.

— deberían ver sus cara kakksjaja – de ríe de ustedes mientras se agarra el estómago.

— no te brules! – te quejas con las mejillas rojizas de la vergüenza.

— está bien está bien, de que hablaban? – pregunta caminando a la par de ustedes.

Notas que el hilo rojo empieza a brillar opacamente y a medida que van caminando se va volviendo más rojizo, hasta estar de un tono brillante.

Tu alma gemela estaba demasiado cerca.

Pero había muchas personas... 

¿Será....Kuroo?

Lo miras de reojo, y él al notar tú mirada solo te sonríe de lado y te guiña un ojo antes de seguir hablando con Kenma.

Ese gesto hizo que tú corazón saltará en tu pecho y empezará a latir más rápido de lo normal.

Bueno, Kuroo siempre ha sido guapo, es amable e inteligente, así que el hecho de pensar que fuera tu alma gemela te hacía sentir cosquillas o las tan llamadas mariposas en el estómago.

Aunque no podías preguntarle.

Demasiado tímida cada vez que se acerca o te mira por más de dos minutos, como para ser capaz de preguntarle si es tu alma gemela.

Deberías preguntarle.

Si tan solo, esa mirada, no te causará....

Un extraño sentimiento en el pecho.




🪡


Nuestro Hilo Rojo [Kuroo Tetsuro y Tú] -Yandere- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora