Dentro de un frondoso bosque se ha colocado un circo, la venta de boletos estalló en popularidad a primera hora de su lanzamiento. Circo con temática terrorífica, sensación entre los jóvenes que sin esperar ya todos tenían entre sus manos un pase pa...
No había intentado escribir en primera persona, sin embargo me hice fan de cierta escritora que lo hace y es increíble.
Colocaré un banner para identificar de quién es el capítulo.
"(1)" Serán aclarados al final de cada capítulo.
✧☆∵Disfruten.∵✧☆
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— ¡¿Ahora cómo carajos se supone que me largue si no estan preparadas mis cosas?! —
Azotando una maleta deshecha con ropa esparcida por el suelo Stella se acercaba irritada frente a mi.
— No soy yo el que debe preparar esas cosas, ¿Acaso no tienes manos? —
No era su sirviente pero claramente lo parecía, tomé un poco de café cuando sentí su mano llegar a mi mejilla en un certero golpe, pues equivocado estaba, yo sí era su sirviente. La taza de café rodó por el suelo; habernos casado no significaba haber amado a la mujer que ahora gritaba al cielo cuanto me odiaba.
— Ya detente, Via podría escucharte—
— Ya es mayor, sabe entender lo ¡jodido! que es su padre—
Suspiré sobando mi mejilla, levanté mi trasero de la silla donde estaba dispuesto a tomar un desayuno y recogí prenda a prenda del suelo, doblando para después guardarla en la maleta que yacía tirada en el suelo. Bajo la victoriosa sonrisa de mi esposa acomodé sus pertenencias frente a ella.
— Puedes irte, ya tienes tus cosas—
No levanté la vista del suelo, ella solía irse los fines de semana a casa de su hermano sin ninguna otra intención más que dejar de ver mi cara paseando a su alrededor. Soltó una risita antes de tomar la maleta y salir levantando el dedo medio a mi dirección.
— Jodido pajarraco —
Dijo al fin como su gran despedida antes de cerrar las puertas tras de si. Pasé una mano por mis plumas intentando acomodarlas, me dirigí a la habitación de Via con pasos lentos, siendo estos dos días los únicos donde podría pasar tiempo con mi amada hija sin gritos ni abusos de por medio.
Toqué la puerta en espera de una reacción desde dentro, cosa que no sucedió, volví a tocar y mencionar el nombre de mi hija, de nuevo, sin respuesta. Tal vez sea un tipo de invasión a la privacidad, sin embargo, saber que ella estaba bien era más importante así que abrí la puerta.
— ¿Via? —
Me asomé lentamente, al notar el bulto bajo las sábanas de su cama me acerqué y sentándome en la esquina invoque un dulce pequeño, extendí mi brazo mostrando el pequeño dulce.
