Cuatro

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No estaba equivocado, Hyunjin había venido especialmente para llevarme a follar... y no sé si está acostumbrado a hacerlo con jovencitos, o solo le pasa conmigo, pero, no es algo que quiera averiguar, si le gusta que le mamen bien la polla y que le entreguen el culito, aquí estoy yo para aprovechar la oportunidad.

Ni siquiera terminamos nuestras cervezas, cuando ambos ya estamos de pie, listos para salir del restaurant. Su departamento no estaba muy lejos, pero aun así subimos a su auto y ninguno de los dos, habla, hasta que llegamos al estacionamiento subterráneo de su edificio y él, detiene el auto.

—Llevabas muchos días sin venir. —Me dice, posando su mano sobre mi rodilla.
— Supongo que ya no tienes un motivo.

—Exámenes que presentar —respondo nervioso
— Eso es todo —su mano aprieta mi rodilla
— pero si tuviera una excusa...

—Oh, créeme que la tendrás. —Se quita el cinturón de seguridad y se acerca más hacia mi lado, para desenganchar el mío
— Voy a hacerte disfrutar —me susurra cerca del oído, mientras su mano va subiendo lentamente por mi muslo. Siento que mi corazón late a toda prisa, mientras su mano sigue subiendo por mi entrepierna. Un nada discreto jadeo se escapa de mi boca y él sonríe, apretando su mano contra mi paquete. Rápidamente baja mi cremallera y en el acto mi polla se levanta muy erguida, saludándolo.
—En plan comando ¿eh? Me gusta. —Dice y yo gimo cuando baja por completo mi pantalón

— Eso facilita las cosas. —señala y cuando me doy cuenta, ya tiene sus labios alrededor de mi polla necesitada.

Chupa, lame, aprieta, mientras yo gimo y me estremezco por la gran satisfacción que siento. Su boca hace maravillas en mi polla, me hace sentir pleno, feliz. Me sigue chupando y a la vez me masturba, haciendo suaves movimientos con su mano, sin perder el ritmo. Me chupa los huevos, se los traga, y me mira hacia un lado, con cara de pervertido sediento de sexo, y yo vuelo, me transporto a otro planeta, sigo gimiendo y estremeciéndome, cuando sus dedos se introducen en mi culo, sigue chupando desesperadamente y siento que estoy a punto de estallar. Finalmente lo hago, me corro con fuerza, gimiendo fuerte y apretando duro mi esfínter alrededor de sus dedos. Acabo en su boca y mi semen no se desperdicia porque se traga todo, hasta la última gota del líquido viscoso.

—Ahhh —es lo único que puedo pronunciar.

Todo termina aparentemente, pero abandona mi polla y después de relamerse los labios, captura mi boca y me besa con furia, con pasión, con fuego ardiendo en su interior.

—Ahora quiero disfrutar de ese culito. —Desliza hacia arriba mi pantalón.
¿Te parece si esta vez lo hacemos en la cama de mi habitación? —Muevo la cabeza, aceptando su propuesta, y salimos del auto, dirigiéndonos hacía el ascensor. Él me observa en silencio, yo tampoco estoy hablando, el ascensor está llegando y en cuanto se detiene y las puertas se abren, mis ojos se vuelven como platos y mi rostro se sonroja hasta quemarme, cuando veo que Minho está dentro con un muchacho mucho más joven que yo, cualquiera pensaría que es su hijo, porque no aparenta más de dieciocho, pero no, no lo es, porque tiene la lengua metida en su garganta. No es que pensara que solo follaba conmigo, y hacía meses que no sabía nada de él, pero era con él justamente con quien Hyunjin me descubrió aquella vez, y ahora Minho me estaba viendo llegar al edificio del amigo de mi padre, y de seguro que sabía el por qué.
— Adelante Jeongin, —me dice Hyunjin, poniendo su mano en mi cintura y guiándome para entrar.

—Hola —le digo a Minho que se ha quedado mirándome mientras sale del ascensor, y él me contesta con un "hola", también.

—Resulta ser que es mi vecino y si no vinieras conmigo y él no estuviera acompañado, de seguro hubiera pensado que venías a buscarlo. Pero que se joda y se quede con las ganas, porque este culito es mío, y no volverá a ser de nadie más. — dice, dejándome más que sorprendido mientras agarra mi trasero. Llegamos a su piso, y en todo el tiempo que estuvimos dentro del ascensor, Hyunjin no dejó de manosearme por todos lados, mi ropa es un desastre, mis labios duelen por los mordiscos que me dejó, y mi polla ruega ser liberada, al igual que la de él. Entre besos y trompicones, llegamos a la puerta de su departamento, abre rápidamente, enciende la luz y cierra la puerta detrás de mí, abalanzándose de inmediato sobre mi cuerpo. Me gira contra la puerta, levantando mis manos sobre mi cabeza comenzando a desnudarme sin perder ni un solo segundo, mientras muerde mi cuello y el lóbulo de mi oreja sin dejar de susurrarme lo bueno que estoy.
— Quiero follarte Jeongin, necesito hacerlo, voy a follarte toda la noche —dice desabrochando los botones de mi camisa, suelta mis manos y poco a poco me despoja de la ropa, me muerde los hombros, chupa mi cuello y sigue diciendo lo mucho que le gusto— ¡Ohhh que bueno estás, joder! Me pones muy cachondo, pero no hay prisa, quiero disfrutarte —frota mi abdomen y pecho, con sus grandes manos y aprieta mis tetillas— Mierda Jeongin, como me encantas.

Su voz gruesa y profunda llega a cada rincón de mi cuerpo, especialmente a mi polla haciendo que se empalme más, y siento que en cualquier momento va a estallar. Me estremezco con cada beso, con cada mordisco, con cada roce de sus manos sobre mi torso desnudo. Cada vez que besa mi cuello, mi trasero se empina restregándose contra su erección, quiero voltearme y tocarlo, quiero hacer todo lo que él hace conmigo, hacer que sienta la indescriptible sensación que estoy sintiendo, pero no me lo permite, es mucho más alto, mucho más musculoso, mucho más fuerte y yo me siento pequeño bajo su cuerpo, aunque eso puede ser una ventaja en este momento, porque a través de la ropa, puedo sentir lo hinchada que se encuentra su polla, y cuanto más me froto, más se excita él, y por supuesto yo, pero poco a poco me va guiando hasta la sala, nos alejamos de la entrada y me pone frente al gran espejo, donde me había follado la vez anterior. Mi cara esta roja, claro, con la tremenda calentura que me cargo; mi cuello tiene algunas manchas violáceas y eso me excita, me ha marcado por todos lados; las orejas me arden y están tan rojas como mi cara y mis pezones están duros e hinchados.

Hyunjin me mira en el espejo y disfruta ver cómo me estremezco cada que muerde mi cuello. Me tiene gimiendo y retorciéndome de gusto, pero no me permite usar las manos cuando intento capturar su cremallera, en cambio, él afloja mi cinturón mientras chupa y muerde mi hombro.

El amigo de mi padre ❤️‍🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora