Briallan Potter y el camino hacia la libertad

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Fue un día después de la visita cuando les llegó la noticia de la muerte de Arthur Weasley. Sirius y Remus se habían ido para ir a consolar a Molly. Briallan se había unido a ellos por un corto tiempo antes de que Ron decidiera culparla por la muerte de Arthur. En lugar de quedarse e intentar razonar con el chico pelirrojo, había ofrecido sus condolencias a los gemelos y a Ginny antes de despedirse. Candy Pop lo había seguido, aunque estaba bastante claro que apenas logró contenerse para no matar al chico pelirrojo. La única razón por la que no lo hizo fue porque ella le pidió que no lo hiciera, ya que la familia Weasley ya tenía suficiente dolor en ese momento. Cuando regresó a la casa, fue a su habitación y se acurrucó en el asiento de la ventana llorando en silencio. A pesar de que ella no había estado cerca de él, Arthur Weasley era alguien a quien admiraba, aunque solo fuera por su lealtad a su familia.

Candy Pop la había levantado y la había sostenido en su regazo sin decir una palabra. Aunque no dijo nada, Briallan estaba agradecida por el consuelo que le ofrecía. Cuando Sirius y Remus regresaron, ella salió de su habitación y Sirius le ofreció un vaso de whisky de fuego. Remus protestó un poco antes de permitirlo. Brindaron por Arthur Weasley y su vida tal como la conocían. El whisky de fuego le quemaba un poco la garganta, pero le dejaba un calor reconfortante en el pecho. Se fue a la cama después de ese vaso y Candy Pop la abrazó de nuevo sin decir una palabra.

Briallan descubrió para qué servían los caballos cuando Sirius decidió llevar a Remus y a ella a dar un paseo en trineo por la nieve. Era agradable incluso si la temperatura era demasiado fría, incluso con mantas pesadas y amuletos cálidos. El chocolate caliente y las historias de sus padres después fueron aún más agradables. Cuando se retiró a pasar la noche, había reído y llorado más de lo que lo había hecho en mucho tiempo. Tarareando mientras se preparaba para ir a la cama, escuchó a Candy Pop preguntar: "¿Que tengas un día divertido?"

"Sí, fue una maravilla", caminó hacia el baño para cepillarse los dientes, "Sirius y Remus me contaron mucho sobre mis padres. Es casi como si realmente los hubiera conocido", se cepilló los dientes antes de continuar: "Fuimos a dar un paseo en trineo, que es algo que nunca había hecho antes. Fue agradable incluso si hacía demasiado frío", asomó la cabeza fuera del baño, "¿Cómo estuvo tu día?"

"Fue agradable", Candy Pop estaba una vez más descansando en su cama, "visité Candy Cane y el reino de mí por primera vez desde que fui sellada".

—¿Cómo? Briallan no recordaba haber hablado de su reino antes, aparte del hecho de que compartía uno con su hermana: "¿Cómo es tu reino?"

Briallan salió del baño hacia el tocador donde comenzó a cepillarse el cabello. Candy Pop se sentó un poco, "El reino es un bosque aparentemente interminable que rodea un inmenso castillo que se parece mucho a Hogwarts, solo que mucho más grande. La piedra del castillo es de un rosa violáceo oscuro con algunos otros colores. Es donde guardamos la mayoría de nuestros tesoros, trofeos de nuestras muertes, nuestros libros y muchas otras cosas que recogemos. La mayoría solo ve la sala del trono, podrás verlo todo cuando vayamos allí".

"¿Cuándo iremos a tu reino?" Briallan lo miró confundido.

"Para evitar que los mágicos te encuentren, vamos a ir al reino de Candy Cane y yo durante unas semanas", explicó Candy Pop, "También es el lugar más seguro para esconderte de él hasta que se calme, ya que nadie puede entrar en el reino sin el permiso de Candy Cane y yo. La magia que llena nuestro reino interrumpirá todos y cada uno de los hechizos, excepto los básicos que le dicen a la gente que estás vivo", Candy Pop la miró con el ceño fruncido, "¿No quieres ir al reino?"

Briallan negó con la cabeza, "Lo hago, pero por favor dímelo la próxima vez antes de tomar decisiones como esa".

"Lo intentaré", dijo Candy Pop mientras Briallan terminaba de cepillarse el cabello y fue a buscar su ropa de dormir.