Unos fuertes golpes en mi puerta me despiertan de mi plácido sueño. Miro mi teléfono y son las 3 de la mañana, a que loco se le ocurre llamar a esta hora.
Salem, mi gato, se levanta de su lado de la cama y se sube a mis brazos. Camino con él encima mientras me detengo frente al espejo para ordenar mi cabello antes de abrir la puerta. Casi caigo de espaldas cuando veo a Matvey Kozlov frente a mí, sin corbata y con el cabello despeinado. Parece desesperado, ¿será que lo asaltaron?. De otra forma no concibo la idea de ver a mi jefe en ese estado.
—Hasta que abres—dice entrando a mi apartamento sin invitación, muerdo mi lengua para probar que no sigo soñando y el sabor a la sangre lo comprueba. Miro a mi alrededor y por suerte mi departamento está ordenado. Nunca antes había recibido la visita de Matvey, por lo general respeta la madrugada y las 8 horas de sueño de una persona.
—Son las 3 de la madrugada. ¿Qué haces en mi casa?. Estaba durmiendo— cierro mi puerta y camino a mi cocina donde dejo a mi gato en la encimera para que tome agua — ¿Es que ya terminaste todos los documentos que te envié esta tarde? Necesitas buscarte un pasatiempo o al menos dormir una siesta, ¿Que eres un robot?—
—Quiero que te cases conmigo—
Una carcajada sale del interior de mi garganta. Definitivamente seguía soñando, aunque ni en los más locos me pidió matrimonio, tal vez me pedía un informe de 100 páginas para el final del día o si tenía suerte me daba vacaciones de 2 semanas todas pagadas pero jamás de los jamases se me ocurrió que mi inconsciente soñaría esto.
—No estoy bromeando, es muy enserio Gianna— al oír su voz tensa, dejo de reír y pellizque mi brazo comprobando, nuevamente, que esto era real o tal vez alguno de los dos estaba teniendo un delirio psicótico. ¿De que otra forma el guapo de mi jefe me pediría esto? Quiero decir tuvimos sexo una vez, se que soy buena en eso pero no creo tener un coño mágico que atrape a un sexy millonario.
— ¿Estas borracho o enfermo? — preocupada me acerco para tocar su frente y comprobar su temperatura, pero esquiva mi mano hábilmente y me sostiene de los hombros para que lo mire.
—No, estoy perfectamente bien. Necesito que te cases conmigo Gia— habla claro y mirando mis ojos para que no quepa duda que dice la verdad
—¿Por qué?— susurro con los ojos bien abiertos para no perderme ninguno de sus gestos
—Esa no es la clase de respuesta que se espera cuando se propone matrimonio— arque una ceja con una sonrisa coqueta. Su fuerte perfume me atonta un poco.
—Tendrías otra respuesta si se lo preguntaras a alguien con quien tuvieras una relación y no a tu secretaria fóbica al compromiso, con la que te acostaste una vez. Es raro — él suelta mis hombros y da un largo suspiro, pasando sus manos por su cabello — Volveré a preguntar Matvey. Son las 3 de la mañana y necesito una mejor explicación, si no quieres que te deje aquí solo y vuelva a dormir—
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Acuerdo De Seducción
RomanceGia solo debe casarse con su jefe para que este pueda recibir la totalidad de las empresas y a cambio ella tendrá el capital para fundar su propia empresa. Pero un acuerdo matrimonial no será tan sencillo de sobrellevar cuando la seducción esté pres...