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El tricolor se sentía desubicado en ese atuendo tan formal, definitivamente España le debía la vida por permitirse usar esa ropa tan formal para ese baile, ¿Y todo para qué? ¿Celebrar a otra hija de la familia Imperial Rusa? Que pesadez para el mexicano estar ahí.

- México, endereza la espalda por favor, ¿Qué le hiciste al moño, joder? – Dijo España, quien lo acompañaba como su padre, mientras se acercaba a acomodare el traje. Hacia bastante frio, mas de lo que el pobre tricolor podía aguantar.

- España, hace frio, me duelen los pies y esta no es mi estilo de ropa, no soy de la realeza.

- ¿Cómo? México tus reyes están aquí, no seas maleducado, ¿Haz visto como viene Maximiliano? Deberías estarlo acompañando para que te presenten a los Romanov.

México, rendido ante lo dicho por España, no le quedo de otra que ir a buscar a sus reyes, pero maldita sea, ese lugar era gigante, ¿Cómo encontraría a Maximiliano? ¿Por qué incluso tenia que estar en ese lugar donde claramente no quería estar? Solo porque le caía bien su monarca, lo seguía a todos lados, al menos; había cuidado sabiamente a su gente y país, así que estaba feliz de eso, después de tanto tiempo de luchas constantes de poder.

¿Quién diría que su felicidad se acabaría tan rápido?

Cruzando la esquina por el pasillo escucho una voz familiar... ¿Acaso ella era... Carlota?

Miro por una de las habitaciones, y pudo observar cuidadosamente del otro lado, quedando atónico y paralizado en ese momento.

Maximiliano en el suelo, cubierto de sangre junto a una Carlota desconcertada y llorando desconsoladamente con su vestido lleno de sangre de su marido. Una vez que volvió a sus cinco sentidos, abrió la puerta sin importarle la fuerza o el escándalo que provocaría a los otros invitados.

- Max... Maximiliano... levántate por favor, reacciona, tenemos que ir a México... - El rostro pálido, la falta de pulso e incluso los ojos de miedo que reflejaba aquel cadáver dejo marcado al mexicano en ese momento; entrando mas en la desesperación- AYUDA... MAXIMILIANO... DESPIERTA... ¡CARLOTA! Busca a España, RAPIDO. – Los gritos del mexicano, lograron sacar a la chica de su trance, concentrándose en ir al salón principal, alertando la tragedia.

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- Después de ahí, me dio un bloqueo emocional, no recordaba nada; solo recordé que Imperio Ruso, tu abuelo, vino a asistir ayuda e intentaron encontrar al responsable de la muerte de mi rey.

- ¿Y la reina Charlotte no recordaba el rostro de esta persona?

- Recuerda que llevaba una mascara roja, pero por muchos años, pensamos que el que había matado a mi rey eran aquellos extremistas que no querían que mi país fuera gobernado por monarcas, y por ello, volví a tener problemas con mi país y sus luchas de poder. Ahí no supe mas de la familia rusa... hasta... - De la nada, una señora se acerco a la mesa, sosteniendo un frasco con varias flores.

- ¡Oh! Deme una – Dijo el mexicano mientras tomaba una rosa roja de aquellas y extendiéndosela al ruso.

- No la aceptare. - Con una expresión de asco, el ruso se cruzo de brazos y se recargo en su asiento. - Prosigue con la historia.

- Me gustaría volver a nuestra cita, Rusia, pero tengo cosas que hacer. Mañana puedo contarte más detalles, ¿Te parece? – Dijo el mexicano mientras se volvía a poner su abrigo. - Te llevo a tu casa.

- Puedo caminar.

- Pff, como quieras, nos vemos, guapo. – Dijo el mexicano, lanzándole un beso al aire mientras reía internamente por la mueca en el rostro del mayor de los Soviéticos mientras se alejaba de camino a su casa.

Miro la rosa un momento, vigilando alrededor, y su plato de comida casi lleno.

- ¿Puedo llevármelo? – Dijo el ruso al señor Felipe, que venía acercándose para preguntarle al chico si todo estaba bien. Este asintió y tomo la comida, la puso en una pequeña caja de alimentos y se llevo la rosa de ahí. La aceptaba porque estaba frio, y seguramente la rosa moriría si la dejaba ahí.

Emprendió viaje a su casa, con guardia alta para evitar ser visto con esa flor en mano, lo que no sabía, es que, a distancia, estaba el Mexicano vigilando al tricolor llegar sano y salvo a casa, para después ir rumbo a su casa, con una sonrisa pequeña en su rostro. Gran paso para México, la verdad.




ESTO ES PA LOS QUE MANTUVIERON LA FE ALTAAAAAAAAAAA. Me tuve que volver a leer todo para recordar donde habia dejado esta mamada.

HOMOFOBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora