Miraba atentamente la casa de la hechicera Lucía, era bastante normal para ser sincero, era grande, el color que más destacaba en la casa era anaranjado desgastado, varias plantas adornaban los alrededores de la casa, era linda, no lo podía negar, sin embargo no era nada espectacular lo cual me pareció aburrido, no era lo que esperaba.
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-Howl, te soy sincera, esperaba ver otra cosa, no es extravagante como tu castillo, pensé que iba a ser más interesante, que aburrido-. T/n era una de esas chicas que decía lo que pensaba, linda pero demasiado sincera.
-Si la hechicera Lucía te ecuchara ya te hubiera convertido en una cabra-. Ella soltó una suave risa.
Su sonrisa era realmente bella, caminamos hacia la puerta, ella se paró en frente de la misma, estaba a punto de tocar pero se quedó estática, parecía nerviosa, tome su mano y ella me miro.
-Si me convierte en una cabra seré la cabra más bonita de este planeta-. Habló con una sonrisa.
Tocó la puerta, no hubo respuesta, en un abrir y cerrar de ojos ya estabamos dentro de la casa, era más grande por dentro que por fuera, tenía una decoración rústica, la madera oscura destacaba y las paredes pintadas de color amarillo opaco hacían resaltar el lugar, mire a T/n la crual estaba sentada a mi lado, los dos teníamos una taza de té en las manos.
-Howl ¿cuando entramos?-. La mire, estaba sorprendida o eso note en sus ojos.
Estábamos sentados en un sofá, de la nada una mujer se hizo presente, los mechones castaños oscuros de su pelo la hacían resaltar debido a que sus ojos eran amarillos cual miel y su piel blanca tintada con algunos tonos carmesí no se quedaba atrás, era una belleza sin lugar a dudas, ella se acercó con una sonrisa y nos miro un segundo.
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-Que bellas visitas tenemos aquí hoy, la gran modista, diseñadora y costurera T/n-. Se acercó a T/n, la miro con atención. -Y el mago Howl, vaya ¿a qué debo el honor?-. Se sentó en un sofá aparte, nos miro cruzando las piernas con una sonrisa.
