Capitulo 2

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Al día siguiente

Me desperté temprano, como siempre, y me encontré en la cocina desayunando algo ligero mientras esperaba que Charlotte terminara de cambiarse para salir. Habíamos decidido pasar el día juntas, ir de compras y relajarnos un poco antes del ajetreo que me esperaba al día siguiente con la pasarela. Sabía que Charlotte estaba un poco nerviosa por el evento, aunque nunca lo admitiera abiertamente, así que una distracción era justo lo que necesitaba.

—Vámonos, Adira —Me dijo Charlotte desde el pasillo, asomando la cabeza por la puerta del baño. Su tono sonó impaciente, como siempre que quería que las cosas se movieran rápido.

—¿No vas a comer? —Le pregunté, sorprendida al verla tan arreglada para salir tan temprano. Ella estaba luciendo un vestido negro corto de tirantes que dejaba entrever su impecable figura, con una pequeña abertura en el muslo que acentuaba la sensualidad de su postura. Me sorprendió un poco que eligiera un look tan elegante para ir de compras, pero luego pensé que, para Charlotte, incluso el día más casual era una pasarela en sí misma.

—No, después como algo —Respondió sin mirar atrás, mientras pasaba por mi lado, revisándose en el espejo del pasillo—. Pero vámonos ya que nos espera el centro comercial.

Me quedé un momento quieta, observándola. Había algo en su actitud que me parecía apresurado, como si estuviera tratando de escapar de algo. La seguí con la mirada mientras se ponía sus tacones altos con una facilidad envidiable. Finalmente, me levanté de la mesa y la alcancé, pero pude notar que no pudo evitar preguntarme:

—¿No piensas cambiarte? ¿Vas a salir así? —Me cuestiono, aunque ya sabía que no me cambiaría.

Charlotte me miró con una expresión que solo ella sabía cómo hacer: una mezcla de diversión y fastidio, como si me hubiera hecho la pregunta más absurda del mundo.

—Sí, quiero ir cómoda —Respondí sin pensarlo demasiado, aunque sabía que a ella no le gustaba cuando no me ponía algo más "a la moda". Pero, sinceramente, ese día solo quería algo simple.

Sin más, bajamos al estacionamiento. El lugar era amplio, lujoso, y Charlotte tenía uno de esos autos que siempre parecían brillar más bajo el sol. Me subí al asiento del copiloto y, mientras ella arrancaba el motor, me sorprendió con una noticia inesperada.

—Invité a Alexandra. —Dijo casualmente, mientras ajustaba el volante.

—¿Le dijiste que estaba aquí? —Pregunté, aunque sabía la respuesta.

—No, me imaginé que querías sorprenderla como a mí. —Sonrió, mirando al frente, sin mucha emoción.

Me quedé callada por un momento. No sabía qué pensar. Alexandra había sido una de mis amigas más cercanas durante nuestra época universitaria, pero hacía tiempo que no sabíamos nada de ella. Desde que se casó, nuestras conversaciones se volvieron esporádicas y desconectadas. En realidad, hacía meses que no sabía nada de su vida.

—¿Se casó? —Pregunté, sin poder ocultar mi sorpresa. Mi voz sonó un poco más alta de lo que quería, pero era imposible no mostrar mi desconcierto.

—Sí, me lo dijo hace un mes. Pero no sé con quién ni cuándo exactamente, porque no contesta mucho los mensajes. —Charlotte dejó escapar un suspiro, como si fuera un tema que no le agradaba.

—¿Cómo no me dijiste nada? —Inquirí, realmente sorprendida. Estaba convencida de que, si algo importante pasaba en la vida de cualquiera de las tres, lo sabríamos al instante. Pero me había perdido algo grande en su vida.

Charlotte encogió los hombros y no dijo más, como si ya estuviera cansada de ese tema.

El resto del viaje fue en silencio, aunque mi mente seguía dando vueltas a lo que acababa de escuchar. Alexandra casada... ¿Por qué no me lo había contado? Era como si hubiera dejado de ser la misma.

Entre Sombras Y PlaceresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora