Capítulo 4

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Makarov estaba sentado en su oficina mientras soltaba un fuerte suspiro. Le dio un trago a la cerveza que tenía en su escritorio antes de soltar otro pesado suspiro. Estos años han sido complicados para Fairy Tail. Makarov miró la foto que había en su escritorio. En la foto estaban todos los miembros de Fairy Tail, a quienes consideraba sus hijos. Estaban alrededor de Erza y de Naruto, quienes en sus brazos tenían a un dormido Yuuta recién nacido. Sonrió con nostalgia. Esos eran momentos en los que el gremio se encontraba unido... como una familia

"Ustedes lo sabían... lo sabían y aun así la dejaron..." La sonrisa de Makarov se desvaneció al momento de que las últimas palabras que escuchó de Naruto antes de irse llegaran a su mente. Aún recuerda cómo lo vieron caminar hacia el gremio, lastimado tanto física como emocionalmente. Recuerda el llanto de Mirajane, recuerda a Cana atragantarse con su bebida al verlo y, sobre todo, recuerda los gritos de todos que pedían la expulsión de Erza del gremio

"¡Maestro Makarov, expúlsala!" — gritó Natsu, con lágrimas en los ojos y los puños cerrados

"¡No puede quedarse aquí después de lo que hizo!" — vociferó Gray, con la voz quebrada de ira

El viejo maestro apretó los puños sobre el escritorio, recordando la angustia y la confusión en los rostros de sus hijos del gremio. Lo quería hacer, lo iba a hacer... pero simplemente no pudo. No pudo hacerlo. Sentía que algo no estaba bien, que ella no haría algo así por voluntad propia. Él seguía creyendo eso, lo creyó tanto que a la larga se terminó convenciendo de que realmente debía ser eso

"Erza..." — murmuró para sí mismo, con la voz cargada de tristeza — "¿Qué fue lo que realmente ocurrió?"

La habitación se sentía pesada, llena de sombras del pasado y de decisiones difíciles. Makarov se levantó de su silla y se acercó a la ventana. Afuera, el sol brillaba, pero dentro de su corazón, la tormenta seguía rugiendo

"Naruto..." — suspiró — "Lo siento tanto, hijo. Ojalá pudiera haber hecho más"

Cerró los ojos, dejando que las lágrimas no derramadas se acumularan detrás de sus párpados. La carga de liderazgo y la responsabilidad de mantener unida a su familia lo abrumaban

"No puedo perder la esperanza..." — "se dijo, con una determinación renovada" — "Encontraré la verdad, y traeré a todos de vuelta. Fairy Tail es una familia. Y no dejaré que se desintegre"

Makarov volvió a sentarse, tomando otro trago de su cerveza. La amargura del líquido combinaba perfectamente con el sabor de sus recuerdos y sus arrepentimientos. Pero también le dio fuerza. Fuerza para seguir adelante, para encontrar respuestas, y para mantener viva la llama de la esperanza en su corazón

"Por vosotros, mis hijos... lucharé hasta el final"

Con esa promesa, se dispuso a planear su próximo movimiento. Había mucho que hacer, y no podía permitirse el lujo de rendirse. No mientras Fairy Tail aún tuviera una oportunidad de ser la familia que siempre había sido

La oficina de Makarov, aunque silenciosa, estaba llena de la determinación y el amor de un maestro dispuesto a hacer lo que fuera necesario por sus hijos

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Naruto caminaba a paso lento por la estación de trenes de Clover, observando a varios miembros de Eisenwald noqueados a lo largo del andén. El olor a quemado impregnaba el aire, y Naruto no pudo evitar murmurar para sí mismo:

"Esto fue obra de Natsu..." — dijo, reconociendo el característico rastro de su viejo amigo

Mientras avanzaba, el pensamiento de que Fairy Tail estaba allí, muy probablemente para detener a Erigor, cruzó su mente. Mantuvo el silencio, sumido en sus pensamientos, evaluando sus próximos pasos. Continuó caminando, pasando junto a un tren estacionado, y de repente, un recuerdo afloró en su mente: Yuuta, su pequeño, solía entusiasmarse con los trenes. Una sonrisa amarga se dibujó en su rostro

Del odio al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora