Makarov maldijo entre dientes, sus ojos fijos en Siegrain mientras la tensión en la sala alcanzaba un punto crítico. La reunión acababa de terminar, y el maestro de Fairy Tail estaba al borde de la desesperación. Se había convocado una sesión para discutir el futuro de Erza Scarlet después de sus recientes acciones, y Makarov había estado firme en su decisión. Pero en lugar de la justicia que buscaba, se encontró con una negativa rotunda de los magos santos
“¿Cómo es posible?” - Makarov rugió, la frustración haciendo que su voz temblara - “¡Exigí que se le aplicara el castigo correspondiente! ¡El exilio, el sellado de su magia, la prisión por intento de homicidio! ¿Y ustedes qué hacen? ¡Lo rechazan todo!”
Siegrain, con su expresión imperturbable, permaneció en silencio durante unos segundos. La tensión entre ellos era palpable, como una cuerda a punto de romperse
Finalmente, Siegrain habló, su tono calmado y firme - “El nombre de Erza Scarlet pesa mucho en este continente, Makarov”
Makarov frunció el ceño, confuso y furioso - “¿Y qué? ¿Qué significa eso en términos de justicia?”
Siegrain lo miró con una mezcla de tristeza y resignación - “Erza tiene un peso político y social muy fuerte. No podemos permitirnos clasificarla como una maga oscura y encerrarla. Ella es una figura de gran influencia, y hay muchos que la admiran y la siguen. Si se la etiquetara como maga oscura, no hay duda de que muchos de esos seguidores se alzarían en su nombre”
El rostro de Makarov se endureció al escuchar el nombre de Naruto Namikaze. El recuerdo del hombre que había sido un pilar fundamental para Fairy Tail y la relación con Erza solo aumentaba su furia - “¿Así que todo se reduce a que ella es famosa y que tiene seguidores?” - Makarov apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos - “¡Qué patético! ¿Es esto lo que los magos santos valoran ahora? La fama y el poder sobre la justicia y la moralidad?”
Siegrain hizo un gesto de desdén, pasando lentamente al lado de Makarov mientras hablaba - “Es la realidad, Makarov. No se trata solo de justicia; se trata de política y equilibrio. Erza tiene el poder de desencadenar una crisis si su situación no se maneja con cuidado”
“¿Y qué hago yo ahora?” - Makarov preguntó, la impotencia clara en su voz. “¿Qué puedo hacer si ni siquiera puedo garantizar la seguridad y el bienestar de mi propio gremio?”
Siegrain se detuvo un momento y miró a Makarov con una mezcla de comprensión y dureza - “Déjala seguir con su trabajo como maga. Ignora su presencia y enfócate en lo que puedes controlar. A veces, el mayor acto de justicia es mantener la calma y adaptarse a las circunstancias”
Con esas palabras, Siegrain se dio media vuelta y se dirigió hacia la salida. Makarov, lleno de enojo y decepción, se quedó solo en la sala, la cabeza gacha y los ojos llenos de frustración. La amargura de la derrota le pesaba en el pecho, y la impotencia de no poder actuar lo consumía por dentro
Con un último suspiro, Makarov se dejó caer en su silla, el peso de la decisión cargando sobre él como una losa. Miró la foto en su escritorio una vez más, esa imagen de tiempos mejores con Erza, Naruto y Yuuta, y se preguntó si alguna vez volverían a ser como antes
La habitación quedó en silencio, con solo el sonido de los pensamientos de Makarov llenando el espacio mientras trataba de encontrar una manera de seguir adelante. Sabía que la batalla no había terminado, y aunque sus manos estaban atadas por las decisiones de otros, su corazón seguía ardiente con el deseo de proteger a su familia, cueste lo que cueste
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Erza estaba mal, emocionalmente agotada. La pelirroja abrió los ojos, los cuales brillaron por un breve instante en un color rojo intenso antes de volver a su tono oscuro habitual. Bostezó suavemente mientras se sentaba en su cama, sintiendo el peso de los días que habían pasado desde el enfrentamiento con Erigor. A pesar de que todo en el gremio parecía haber vuelto a la normalidad, ella sabía que nada había cambiado en realidad. Los miembros de Fairy Tail, aquellos que alguna vez fueron su familia, ahora la miraban con desdén y odio. Y ella, atrapada en una vida solitaria, no encontraba consuelo