Alianza inesperada

capitulo 14

El inmaterio

La Disformidad es incognoscible para las mentes de las criaturas que pueblan el plano Material. Es una dimensión de imposibilidades. Mares interminables de emociones rodaron y chocaron. Los términos mortales más cercanos que podían llegar a describir el reino maldito de los Dioses Oscuros se quedaron infinitamente cortos. Conceptos que son la base del Plano Material; el tiempo, el espacio y la forma son cosas que existen por capricho de cualquier entidad que esté en "control" de ese "segmento" del infinito Immaterium.

Las Entidades Disformes más grandes son lo que los mortales denominan Dioses Oscuros: Khorne, Slaanesh, Tzeentch y Nurgle. Estas terribles sensaciones quedaron encerradas en un juego eterno. Sus "ejércitos" marcharon sin cesar unos contra otros luchando por una victoria absoluta que nunca llegaría. En el caso de que uno de los Grandes Seres Disformes lograra la victoria final, el Immaterium se calmaría, se estancaría y moriría. El caos dejaría de existir. Por lo tanto, incluso cuando los Demonios de los Dioses marcharan entre sí, lucharían contra sus parientes en el ejército de uno de los otros Dioses.

El caos en esencia es una paradoja.

Entonces, la reunión de Khorne, Slaanesh y Tzeentch fue una reunión de poder inusual y horrible. Su "proximidad" generó Tormentas Disformes en toda la Galaxia. En algunos lugares, la realidad hervía y se retorcía. Los Dioses Oscuros no se dieron cuenta. Los asuntos del Materium rara vez atraen su temible atención, como tampoco los humanos prestan atención a la hierba destruida en sus guerras.

Tzeentch; el Dios de la hechicería, las conspiraciones maquiavélicas y las mutaciones "habló primero". El Cambiador de Caminos atravesó la Disformidad y trajo los dones psíquicos latentes de tres mil esclavos en uno de los barrios marginales de la Colmena de los Portadores de la Palabra. Este acto sirvió para 'saludar' a sus hermanos. Luego hizo que estos psíquicos curaran a varios miles de esclavos enfermos. Su descontento con Nurgle quedó claro. En otro mundo, derribó una presa y permitió la inundación de varios kilómetros.

Khorne se enfureció como sólo podía hacerlo el Señor de la Batalla, el Asesinato y el Derramamiento de Sangre. Provocó que una banda de sus Berserkers atacara a un grupo de Nurglites que momentos antes habían estado luchando junto a ellos. En lo profundo de las selvas de otro mundo, inspiró una sed de sangre antinatural en una tribu de sapientes primitivos. Guió su ira para atacar la gran choza de su mayor. A través del derramamiento de sangre, Khorne expresó su deseo de atacar la mansión de Nurgle y eliminar la amenaza del Diluvio de Nurgle. Que el mundo pronto se vería envuelto en una guerra de exterminio lanzada desde esa aldea que duraría trescientos años no entraba en la mente insondable del Dios del Caos.

Slaanesh, seductor como sólo un inmortal puede hablar en tonos melosos. Susurró al oído de sus seguidores. La sorpresa de los seguidores de Nurgle fue tangible cuando las fuerzas de Slaanesh se unieron repentinamente al asalto encabezado por sus antiguos aliados de Khornate. Así manifestó Slaanesh su aprobación tácita de la alianza.

Tzeentch buscó consolidar aún más la posición de Slaanesh en la alianza mostrándole al Dios del Caos más joven, el potencial del Diluvio de Nurgle. Tzeentch eligió a uno de los campeones favoritos y le quitó la capacidad de sentir incluso las experiencias más básicas. Slaanesh gritó horrorizado al darse cuenta. El Príncipe Oscuro del Exceso rápidamente restableció los sentidos de su campeón y contrarrestó las maquinaciones del Arquitecto del Destino. Slaanesh sobrecargó los sentidos de uno de los magos de Tzeentch y volvió loca a la anciana.

Khorne tomó su temible espada y rugió. Su poderoso golpe provocó que la actividad tectónica de un mundo se acelerara y redujera el mundo a una cáscara muerta. Los dos dioses en disputa se sintieron intimidados por el arrebato del Señor de las Calaveras y pidieron una tregua. Tzeentch y Slaanesh juraron en silencio lograr una pequeña venganza el uno contra el otro después de que terminara la amenaza del Diluvio de Nurgle.