*CAPÍTULO 5*

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¡hola!. Lo siento por lo corto que fue el capítulo anterior, espero que éste capítulo lo compense. Espero sea de su agrado.

Capítulo dedicado a mlaura 1997

¡Que lo disfruten!.

Yo ya acepté que por ser una idiota, torpe, descuidada y miles de cosas mas, caeré por las putas escaleras, mínimo, si tengo suerte, me fracturare unos cuantos muchos huesos si no muero por muchos traumatismos o moriré sin dolor y rápidamente desnucandeme, como sea, tendré una muerte estúpida al igual que mi mierda vida.

Tuve los ojos cerrados esperando lo inevitable, hasta que sentí unos brazos fuertes y determinados alrededor de mi cintura, sujetandome a centímetros de caer por las escaleras, quien sea que me sujetó, aún no he visto su rostro, pues por que mi larga cabellera calló sobre mi rostro como una cortina negra, solo pude ver unas bien trabajadas piernas de hombre, en unos jeans negros y pies con calzados de marca..

- Oye...está bien señorita, le duele algo- oí la voz mas suave y tranquilizadora del mundo. Alcé mi vista para ver al caballero que salvo a la damisela en peligro y acomodé mi cabello.

Ahí estaban, unos ojos del mas hermoso de los verdes acompañados de unas cejas gruesas pero no unidas en la frente y por último para resaltar sus ojos usa unas modernas ¡¡gafas!!, que le quedan espectaculares, juro que ahora creo en la existencia de los ángeles.

Tanto me perdí en sus ojos, que tardé en responder, quedando así como una tonta adolescente piropeada por primera vez.

- Si, estoy bien joven, gracias.

- ¿Segura?...¿no se lastimo?- Dios que vergüenza, no podía mirar ni cerca de su hermoso rostro, asi que miré al suelo.

Me estremecí al sentir sus cálidas pero fuertes manos en mis hombros, y pues... yo me dejé manejar, quedando sentada en un escalón, con su mirada examinadora asegurarse de no estar lastimada.

- Deberías tener mas cuidado, no puedes estar distraida por las escaleras...- que vergüenza y me puse roja como un tomate, es mas, el tomate se queda pequeño al lado mio.

- Lo...lo siento...- yo y mi maldita costumbre de disculparme por cada cosa.

- ¿Por que?...por resbalar, fue un accidente, le pasa a cualquiera, tienes suerte que estuviera cerca- me regaló su perfecta sonrisa, ¡Dios! me equivoqué, no es un ángel, es un Dios griego. Es una sonrisa capaz de transmitir calidez, debería considerarla como un don, pocos tienen la dicha de tener una como la de él, por mi parte me ruboricé mas.

- ¿Esta segura? por que puedo llamar una ambulancia o puedo llevarte en mi auto a un hospital- Ok...pasó de ser caballeroso a raro. No fue para tanto, gracias éste sexy hombre, pero no por eso confiaré ciegamente en él. Sigue siendo un desconocido.

- Ah...no, gracias joven, pero estoy bien, de verdad.- Por alguna razón quise salir lo más rápido posible de esta situación. Este hombre al igual que Guillermo me intimida, pero por su belleza.

¡Dios!, me mira...me mira y me mira. ¡¿Que?!,ya se que no soy una belleza y monumento de mujer, y de igual forma me mira, pero la manera en la que lo hace, me desconcierta aun mas.

- Ah...pues en ese caso, te invitaría un café..- y mira su caro reloj de muñeca, y dijo para sus adentros-...pero estoy corto de tiempo...- lo interrumpe su teléfono- lo siento, un minuto- y me da la espalda- hola... ah...si ya estoy en camino...

¿Que me pasa? Soy una fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora