*CAPÍTULO 4*

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Hola, que éste capítulo es más corto de lo habitual, y espero comprensión, sólo público cuando tengo tiempo.

Capítulo dedicado a Yenifer Sanabria, mi re ami, jajaja.

Les deseo una placentera lectura.


El resto de la tarde transcurrió dentro del rango de lo normal, acomodando en la agenda de Guillermo sus futuras actividades: reuniones, videoconferencia, cenas con importantes ejecutivos, fiestas de las alta sociedad en donde frecuenta la gente estirada, mujeres envueltas en joyas con tanto resplandor que lo ciega a uno momentáneamente, y si no bastara, van con animales muertos, cubriendo sus cuerpos llenos de crujías o silicona. Pero como sea, a Guillermo le gusta acudir a esos tipos de eventos, con gente igual de arrogante que él, pero más por llamar la atención y en especial de mujeres, ya sean libres o comprometidas.

Gracias a Dios no me toco ir a uno de esas fiestas, máximo las organicé, además nunca encajaría, sería como Guillermo tratando de movilizarse en metro o bus, la simple idea me causa gracia.

Y asi, pasó normal, ahora ya son las cinco y cincuenta, dejo todo en orden antes de irme, Guillermo por su lado, nunca descansa, seguro es el precio a pagar por el poder y la fortuna que posee.

Me dirijo a los ascensores y presiono el botón para abrir las puertas...pero nada, repito la acción una vez mas...dos... tres...cuatro...y nada, lo hago por quinta vez ya convencida, y me lo confirma, el ascensor está descompuesto. Genial

De nuevo voy a mi escritorio tomo el teléfono y marco 01.

- Recepción...

- Hola Mary, soy Yadíra...

- Ahhh Yadíra...como éstas y ¿en que ayudo?

-Bien.. solo quería confirmar que el ascensor no funciona o ¿sólo con éste piso?...

- ¿En serio?, no lo se...solo por que ahora me lo dices me entero... espera un segundo iré a ver....

La escucho maldecir, y me causa gracia, y de esa manera decirme lo que ya sabia.

- Sip, el maldito ascensor se averió... tenemos que comunicarlo...

- Ni te preocupes Mary, yo me encargo... y gracias.

- De nada Yadíra.

Ahora yo tengo que comunicarle a Guillermo, genial, quedarme más tiempo de lo correspondido. ¡¡¡Yupiiii...!!!.

Toco la puerta y me contesta con voz de hartazgo.

- Pasa...- entro, abro la boca para hablar...

- Que se supone que sigues haciendo aquí, tengo entendido que debías marcharte hace veinte minutos- observando en unos de sus ridículamente caros relojes.

- Es que...vine a informarle....

- Espere... que dijo, es que no la escuché por que habla muy bajo, mire si tiene algo que decir, dilo fuerte Yadíra por que tengo muchas cosas que hacer... Hable- y lo dijo autoritariamente.

Por mi parte, me sonrojo, pero no puedo evitarlo. Hice una respiración profunda para tranquilizarme, es que es imposible con esa mirada expectante hacia mi.

- Es que quería informarle que el ascensor no funciona...- alzando la voz, lo suficiente para oírme, y no tanto para considerarme una igualada ya que no quiero problemas.

- ¿Y?...quiere que vaya y arrugue mi traje para arreglar el maldito ascensor... si no lo has notado Yadíra soy su jefe, por ende dueño de todo, no soy uno de mantenimientos...- y lo dijo con exasperación, se nota el estrés en su rostro, que para su jodida suerte no lo hace menos hermoso.

- Lo siento Señor... yo...sol..

- Sabes Yadíra estoy cansado, y aun lleno de trabajo, así que tendré que quedarme hasta mas tarde de lo habitual.... y...tu vienes a molestarme por una estupidez que me vale verga. Y si no lo sabes tampoco, hay cosas que existieron antes de los ascensores, que son las chotas es-ca-le-ras. Las conoces ¿no?...tu cuerpo me dice que no.

Lo último dijo haciendo una observación detallada de todo mi cuerpo, con una sonrisa burlesca. Acción que hizo como de costumbre ruborizarme, también me hizo sentir incómoda. Sólo desvíe la mirada de él.

- Ahora hasme el favor de marcharte... AHORA YADÍRA

Lo miro de forma extraña, esas dos ultimas palabra me provocaron un escalofrío, que me dio a entender que por mi supervivencia, tengo que obedecerlo.

- Si Señor, perdón por la molestia, no volverá a pasar... yo me ocuparé lo del ascensor. Permiso

Salí apresuradamente, como todas las veces y de nuevo a mi escritorio para comunicarme con los de mantenimiento.

Fue difícil hallar el teléfono de la compañía encargada de la labor, tuve que revólver todas las carpetas y volver a ordenarlas.

Exactamente terminé de ordenar todo a las seis y cuarenta, siendo mi horario de salida las seis en punto. Y lo peor no fue eso, ni la reprimenda de Guillermo, si no los malditos quince pisos que tendré que bajar por las escaleras, ¡QUINCE PISOS! .

De verdad tenia razón, fue un día diferente y de los malos. Bueno no, lo bueno es que ya sólo me falta detalles del trabajo que me dio tan solo ayer y estoy un poquito más relajada.

Estoy bajando por las escaleras, apenas voy por el piso diez y ya soy consciente de mi pésimo estado físico, me pone a pensar en que de verdad necesito hacer ejercicio.

Estoy en el piso siete, y mi odio por las escaleras va teniendo fundamento. Mejor saco mis auriculares, si, por que a este paso llegaré al piso uno en media hora.

Mientras buscaba en mi bolso iba bajando, MIERDA, no los encuentro; y para sumarme mas problemas, mi antes prolijo rodete ahora está como si hubiera tenido una pelea de vox, busco con la pasiencia ya por lo suelos. Al querer bajar al siguiente escalón me resbalo, ¡como es posible con mis zapatos de abuela!, TORPE, TORPE, TORPE. Cierro los ojos para aunque sea no ver la caída horrible que se adelanta.

¿Que me pasa? Soy una fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora