XXI.

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Jimin era insaciable.

Hicimos el amor tres veces más esa noche antes de quedarnos dormidas al amanecer en un lío enredado. La pierna izquierda de Jimin estaba encima de mi cuerpo de una manera posesiva.

Ese brillo desconocido en sus ojos se había desvanecido, y llegué a pensar que la vieja Jimin había vuelto, y esa era la parte más extraña de la noche.

Empecé a preguntarme si lo había imaginado.
Mi cerebro no la había conjurado susurrando
"Minjeong" con su voz profunda que todavía me producía un hormigueo y un montón de mariposas volaron en mi estómago mientras seguía rebobinando ese momento en mi cabeza como una cinta.

Hubo un breve golpe en la puerta y antes de que pudiera contestar, Penélope entró en la habitación.

Me avergonzaba estar desnuda y, sinceramente, me incomodaba un poco el haber sido ascendida de empleada a también dueña de esta casa.

Sra. Yoo Minjeong.

El nombre suena bien.

Ni siquiera levantó la vista cuando metió el desayuno, hizo una reverencia y salió de la habitación. Supuse que esa era la rutina desde que Jimin dormía aquí sola. Ahora que iba a compartir la habitación, nada iba a cambiar.

Tuve que despertarla y obligarla a ir al baño porque prefería quedarse desnuda y en la cama que seguir con las actividades del día.

Después de su baño, se sentó en la cama mientras yo estaba entre sus piernas y peinaba los mechones de su espeso cabello húmedo. Aunque ahora era su esposa, mis deberes seguían siendo los mismos.
No dejaría que nadie más hiciera esto porque amaba cada segundo.

Me miró con atención, sus ojos brillaban a la luz del sol que entraba por la ventana.

Había algo tan íntimo en el momento, en el cómodo silencio de la compañía.

La mano de Jimin se deslizó lentamente dentro de mi bata y tomó un pecho en su mano.

Me reí. - ¿Puedes parar? Estoy tratando de concentrarme en tu cabello.

Pero ella no estaba escuchando, rodeó mi pezón y con un tirón posesivo en mi cintura, cubrió su boca húmeda y caliente sobre él. El peine se me escapó de la mano y mis dedos volvieron a estar donde había estado su peine, haciendo un desastre con todos los enredos que acababa de quitar.

- Jimin... -

Lamió y succionó como si se muriera si no lo hacía, y la humedad comenzó a acumularse entre mis piernas.
Tomé su rostro y su boca se encontró con la mía en un beso que me chupaba el alma.

Nos quedamos sin aliento unos minutos más tarde y mirándonos fijamente la una a la otra.

- ¿Qué te pasó anoche? -

- ¿Qué pasó? - Ella repitió.

Me mordí el labio.

¿Debería preguntarle o debería dejarlo pasar?

- Me llamaste Minjeong - le dije.

- ¿Lo hice? - me preguntó, con el ceño fruncido en confusión.

Observé sus expresiones para ver si estaba siendo honesta o mintiendo y solo pude ver sinceridad.

Blind Mind (Winrina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora