Maldición.
Kenshi había despertado de madrugada, de nuevo, viendo un techo que le era desconocido aún. Desde que se habían mudado no había dormido bien ni una noche, con suerte lograba dormir un par de horas como mucho y durante el día parecía un muerto en vida. Kazuha solía bromear diciéndole que parecía un zombie asiático de alguna mala película de los ochentas, y él no la contradecía porque en el fondo estaba de acuerdo.
El proceso de adaptación no fue especialmente difícil para los demás miembros de la familia Takahashi, sus padres lograron hacerse muy queridos en el barrio donde vivían en poco tiempo y su madre no había tardado más que un par de semanas en conseguir un empleo bastante decente, por su parte Kazuha estaba trabajando el doble de duro en repasar todo lo que había aprendido en Japón antes de empezar el semestre en la nueva academia. Mientras que él aún estaba batallando para hacerse a la idea de que esa sería su nueva vida, aún no sentía como suya su propia habitación ni se sentía parte del hogar que ahora su familia se estaba esforzando en formar; para él era como quedarse en un hotel. No se sentía real todavía, no se sentía definitivo.
Hasta que la realidad le golpeó un día cualquiera mientras tomaba el desayuno con su familia y su padre le arrojó un montoncito de folletos con distintos colores. Al tomarlos se dio cuenta que se trataba de información para distintas universidades, Kenshi alzó la mirada hacia su padre, interrogante, mientras éste solo se encogía de hombros al decir:
— Me pareció que te podía interesar.
Todos siguieron con su comida como si nada, nadie habló más del tema, pero su mente no podía dejar de repetir que quizás había llegado su hora de forzarse a hacer algo y acostumbrarse a su nueva vida. Él no quería hacerlo, por supuesto, prefería hacer un berrinche eterno encerrándose en su habitación de por vida mientras esperaba que mágicamente una cantidad absurda de dinero llegara a él y pudiera tomar un avión de vuelta a Japón.
Sabía que nada de eso pasaría, incluso si escapara a Japón era muy probable que su madre lo arrastrara de vuelta y le pellizcara las orejas hasta hacerlo llorar.
Rodó los ojos en su interior mientras trataba de concentrarse en comer, ya luego se preocuparía por todo el tema de la universidad.
🪨
Soleado, muy muy soleado. Así estaba el día justo cuando debía salir para ir a un tonto recorrido guiado por el campus de una de las universidades a las que quería postular, mucha gente solía disfrutar de los días soleados y los relacionaban con cosas buenas y felices pero Kenshi no sabía que carajos había de bueno en sudar y tener todo el cuerpo pegajoso, además su cabello siempre se volvía un desastre cuando sudaba mucho y eso lo ponía de mal humor.
— Joder, ya quita esa cara. —le dijo Kazuha al pasar por su lado golpeándole las costillas con el codo— Cualquiera pensaría que estás por irte a la guerra, llorón.
— ¿Por qué mejor no te largas y me dejas en paz? —bufó el mayor.
— Lo haría si no estuvieras parado bloqueando la entrada desde hace media hora.
Tenía razón, llevaba ahí mucho tiempo debatiendo entre si debería salir o no. Estaba aterrado pero no le diría eso a Kazuha jamás o ella se burlaría de él por el resto de su vida.
— Eres tan molesta. —murmuró Kenshi justo antes de abrir la puerta y salir.
Tuvo que detenerse para acostumbrar sus ojos a la fuerte luz del sol y en un par de segundos estuvo más que listo para seguir su camino. Estaba algo nervioso ya que jamás había salido solo tan lejos, sus padres se habían ofrecido a llevarlo pero él había rechazado la oferta ya que quería estar solo durante el camino, así podría pensar mejor.
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mission kenshi ; johnshi
RomanceKenshi había vivido alejado de los colores mucho tiempo, y ahora que los había descubierto no estaba muy seguro de qué hacer. o donde Kenshi es nuevo en un país que no conoce y Johnny es un amable tonto. #4 en johnshi !! <3