O2.

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— ¿Aún nada?

Giró el rostro hacia su hermana que estaba de pie en la puerta de su habitación y soltó un suave suspiro antes de negar con la cabeza para luego volver su vista a la pantalla de su portátil.

Estaba esperando los resultados de su examen de admisión a la universidad, se suponía que llegaban ese día y Kenshi no se había apartado de la computadora ni un instante, demasiado ansioso por ver si lo había logrado o no. Incluso Kazuha tenía curiosidad al respecto, había visto a su hermano quemarse las pestañas leyendo distintos libros durante la madrugada, estudiando para rendir ese examen, así que había decidido estar ahí para apoyar a Kenshi, independientemente de los resultados. Se arrojó a la cama del joven mirando hacia el techo mientras el dueño de la habitación permanecía en su escritorio.

Una vez más el mayor hizo clic en el ícono de refrescar la página con la esperanza de que finalmente apareciera el correo que ansiaba ver, pero no sirvió de nada. Hizo una mueca triste casi sin darse cuenta.

— Como sea, ¿por qué estás tan empeñado en ir a esa escuela? —habló Kazuha, frunciendo el ceño levemente en confusión. Kenshi se sonrojó al instante cuando la imagen de un rubio alto y atlético se cruzó por su mente— ¿Sí sabes que hay otras escuelas donde puedes cursar Cinematografía, cierto?

— Me gusta su programa de estudio, ofrecen asesorías extra en inglés para alumnos extranjeros. —se excusó encogiendo los hombros— Y el campus es bonito, creo que te gustaría.

La chica soltó una risita a la vez que meneaba la cabeza, aunque Kenshi no la veía.

— Nah, la escuela no es para mí. ¿Acaso no recuerdas lo mal que me iba en la secundaria? No podría sacar una carrera universitaria ni aunque mi vida dependiera de ello.

Kenshi rodó los ojos con diversión, Kazuha era muy dramática.

— Sí podrías hacerlo solo no quieres porque no te gusta estudiar. —la acusó girando en su silla para verla.

La muchacha le dio una mirada de ojitos entrecerrados que pretendía ser amenazadora pero en realidad era un poco adorable.

— ¿Algún problema con eso, nerdo?

Riendo bajito Kenshi alzó las manos en señal de paz.

— En lo absoluto, babosa. Quédate tonta, así podré ser el favorito por más tiempo. —se burló sacándole la lengua de forma infantil.

— Ya cállate. Ahora dame eso. —Kazuha se incorporó para tomar la laptop y colocarla sobre su regazo, lejos de Kenshi— Mierda. Ya llegó. ¿Quieres que lo abra por ti?

Kenshi tenía la mala costumbre de fingir que las cosas le importaban menos de lo que realmente lo hacían, había sido así desde que tenía memoria y en contadas ocasiones demostró que algo le importaba de verdad, y ésta se sumaría a una de esas ocasiones.

Asintió con la cabeza colocando sus manos sobre su rostro, sintiendo como el calor se le aglomeraba en las mejillas y el cuello. Cerró los ojos con fuerza y se preguntaba si realmente quería saber los resultados. ¿Qué haría si no quedaba? ¿Qué haría si sí? ¿Por qué demonios su habitación tenía la ventana abierta si él no recordaba haberla dejado de esa manera? Había tantas incógnitas rondando por su mente que comenzaba a agobiarse a sí mismo, era como si su propia mente quisiera matarlo haciendo miles y miles de escenarios fatídicos para que pensara en todos ellos al mismo tiempo. Colapsaría en cualquier segundo.

— ¡Kenshi! —gritó Kazuha buscando su atención.

El pelinegro volvió en sí parpadeando un par de veces.

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