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— Kenshi, por amor a Dios, no irás así a ningún lado. —le riñó su madre, mirándole con el ceño fruncido.

— Pero si estoy bie–

Un estornudo le interrumpió, como si su propio cuerpo quisiera demostrar que no estaba bien en lo absoluto. Su madre le dio una dura mirada mientras lo instaba a regresar a la cama, y al pelinegro no le quedó otra opción más que obedecer en silencio.

— Sé que tenías cosas que hacer hoy cariño, pero es imposible que te deje ir en este estado. —el tono de su madre se suavizó mientras acariciaba su cabello.

Kenshi se mantuvo sin decir ni una palabra, sabía que su madre tenía razón, en ese estado no habría logrado ni siquiera cruzar la puerta de su hogar.

Apenas ayer estaba sintiéndose de maravilla así que le sorprendió enormemente cuando al despertar se encontró a sí mismo bañado en un sudor frío que hacía que su cabello se le pegara al rostro y a la nuca, además de eso tenía fiebre y no podía parar de estornudar.

— Seguro solo es un resfriado común, —opinó la mujer— con un poco de descanso y medicina estarás perfecto para mañana.

— Gracias, má. —murmuró con una ligera sonrisa.

La mujer dejó un beso en la sien del pelinegro antes de dejar la habitación avisándole que estaría de vuelta pronto con té y unas pastillas a lo que él simplemente asintió sin fuerza. Se cubrió hasta el cuello con las frazadas de su cama y débilmente tomó su teléfono para enviar un par de mensajes a Kuai Liang y cancelar sus planes de la tarde-noche. Ya le había avisado antes que estaba enfermo pero erróneamente había pensado que ya estaría mejor en la noche como para salir con él, ahora sabía que su madre jamás lo permitiría.

Su sorpresa fue grande al leer no solo los mensajes de su amigo ojiazul sino otro par de Johnny.

Kuai loser.
Espero te mejores pronto, gran bobo.
Por cierto, Johnny me preguntó por ti y le dije que estabas resfriado.
¿Está mal? ¿Crees que tal vez no debí decirle?
Ay Kenshi, lo siento mucho.

Tú.
No te preocupes Kuai, está bien.
No hay problema, de todos modos debía decírselo.

Con el corazón latiéndole extrañamente contra las costillas se decidió a abrir los mensajes de Johnny.

Johnny Cage.
Hey, Kuai Liang me dijo que estabas enfermo.
Espero no te moleste pero prácticamente le obligué a darme tu dirección.
Estaré allá en 20.

Tú.
Oye, agradezco tu preocupación pero no es necesario que vengas hasta acá, Johnny.
Prometo que esto no atrasará el proyecto.
¿Johnny?

Sus ojos se abrieron en sobremanera, no sabía si creer que realmente el castaño estaba en camino hacia su hogar. Se obligó a sí mismo a pensar que no era cierto, de todos modos... ¿no tendría Johnny mejores cosas que hacer que ir a verlo enfermo?

Con eso en mente se relajó sobre su cama, cerrando los ojos adoloridos debido a la fiebre, esperaba tomar una pequeña siesta y que al despertar su salud ya estuviera mejor. Se convenció a sí mismo de que no había manera de que Johnny realmente estuviera interesado en verle tirado sobre su cama sudando y estornudando.

Pero como siempre, Kenshi no podía estar más equivocado.

— ¡Kenshi, tienes una visita! —gritó Kazuha desde la planta baja.

No contestó, tenía la boba creencia de que si fingía estar dormido su "visita" se iría sin más. Se equivocó, de nuevo.

Unos pasos ligeros se escucharon fuera de su habitación seguidos de un suave toque en su puerta, no sería tan descarado como para seguir fingiendo que estaba dormido así que soltó un suspiro y se armó de valor para contestar.

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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