Supongo que tuve que acostumbrarme a mirarte desde lejos.
Porque, seamos sinceros, nunca te fijarías en mí y si llegas a hacerlo serías un completo imbécil.
Me frustra no poder quitarte los ojos de encima.
Odio esto, te odio a tí.
Odio que el corazón me lata tan rápido, odio cuando conversas conmigo y haces tus estúpidas preguntas, odio que tu voz me guste más que escuchar mi música favorita y detesto pensarte todas las noches.
Me dan ganas de vomitar.
El solo hecho de sentir que me atraes me enfada, no quiero sentir nada por tí porque eso significaría tener que distaciarme en determinado momento, eso significaría un rechazo de tu parte, significaría volver a ver como alguien me deja de lado solo por haber confundido todo.
Quizás si no me hubiera inscrito en esta escuela hubiera evitado conocerte, y no tuviera que estar escribiendo un diario para desahogarme de todas las malditas mariposas que se me forman en el estómago.
Que asco.
No quiero volver a sentir esto.
Pero cuando me sonríes no puedo evitarlo y me enoja.
Te detesto tanto.
Por tu culpa no puedo dormir, no puedo concentrarme en las materias, gracias a tí no puedo estar solo en los recesos.
Y lo odio, pero lo amo al mismo tiempo.
Me encanta qué te preocupes, que no me dejes solo, que me hagas compañía, me gusta sentir que aunque no merezca estar a tu lado tu te encargas de recordarme que por muy tonto que fuera seguirás preguntándome estupideces, seguiras durmiendote en clases y seguiras devolviendome los insultos que te lance.
Maldita sea.
Odio ver de lejos como hay chicas que te sonríen y te coquetean aunque ni cuenta te des.
Odio verte en los entrenamientos con las mejillas enrojecidas.
Odio ver tus ojos que reflejan un mar intenso.
Y sobre todo odio no odiarte.
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Punto De Quiebre
Teen FictionBen solo tiene dos cosas en mente. Tener un promedio perfecto y entrar a Hardvard, es en lo único que piensa. Nunca le ha dado tanta importancia a las relaciones amistosas, pero ahora más que nunca la soledad y el vacío le están cobrando caro. El e...