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sábado. hacía un día precioso, el sol relucía y se respiraba aire puro. taesan terminó de hacer un trabajo de clases y salió al porche.

la verdad es que al pelinegro le han estado retumbando muchas cosas en la cabeza. la primera era que qué pensaría heeseung sobre él, si alguna vez lo vio como algo más que su vecino de al lado. al fin y al cabo taesan era un chico agraciado a la vista de todo el mundo, tal vez para heeseung también. la segunda era por qué no podían retrasar los trabajos de química unas semanas más ya que ese tema lo estaba superando, y la tercera... ¿por qué aceptó ese trato con jaehyun?

ah sí, para efectuar el punto uno.

estos días el pelicastaño fue muy atento con taesan, tanto dentro como fuera de clases. cualquier cosa que necesitaba, cualquier muestra de cariño que pudiera darle, lo que sea, si había ocasión lo hacía. y a taesan, en el fondo, le estaba empezando a gustar esa sensación de tener a alguien ahí para ti. supuso que eso es lo que se sentía el tener pareja, o era lo que jaehyun pretendía con ese trato, por lo menos.

taesan se sentó en el porche y sacó su libro de su bolsillo. le relajaba ponerse a leer y más en ese ambiente, aquello era una de sus mayores serotoninas.

en minutos le llegó un mensaje.


jaehyun
qué lees? 👀


taesan leyó el mensaje pero no se molestó en responder, simplemente volvió a bloquear el móvil y siguió leyendo.

poco después escuchó un portazo en la puerta del vecino y por inercia miró hacia allá. era jaehyun, cómo no. el pelinegro rodó los ojos y siguió leyendo, pero no más de un minuto después escuchó a alguien carraspear.

– coge tus cosas, vamos a hacer algo.

– ¿perdón?

– somos novios, ¿recuerdas? coge tus cosas– jaehyun sonrió.

– ughh, eres insoportable– dijo refunfuñando y entró a la casa por sus cosas. se acabó la sesión de lectura.

jaehyun por mientras fue hasta su coche y le abrió la puerta a taesan para que entrara.

– sé hacerlo solo, eh.

jaehyun rodó los ojos y entró al coche.

– ¿dónde vamos?

– es una sorpresa– dijo sonriendo, pero al girarse para mirarlo frunció el ceño– uhmm, taesan.

– ¿qué pasa?

– el cinturón.

– ah, sí, es verdad– se inclinó para ponérselo– ¿eres un obsesivo de esos que quiere todo meticuloso en el coche?

– no, lo que no quiero es que tengamos un accidente y te pase algo.

– muy tierno de tu parte– rió.

deal | ddingdongzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora