El autobús llegó con un estruendoso chirrido, abriendo sus puertas ante mí. Subí rápidamente, pagando el pasaje con las pocas monedas que tenía en mi mochila mientras buscaba un asiento libre sin mucho éxito; pocos segundos después me resigne y solo mire por la ventana.
A medida que el autobús avanzaba, las calles familiares pasaban ante mis ojos, llenas de gente que comenzaba su día. Sin embargo, mi mente seguía ocupada con el sueño y las palabras de María sobre la isla del tesoro.
El tiempo pasó rápidamente mientras estaba perdido en mis pensamientos, justo cuando el autobús se detuvo frente a la escuela veo a alguien; ¿Pero quién era ese alguien? Con su icónica bicicleta vieja y acercándose a toda velocidad un chico de cabello oscuro y piel canela chocaba con un árbol. Esa inconfundible entrada solo podía ser del único e inigualable Miguel Mendoza.
"¡Y así damas y caballeros...! ¡Otro aterrizaje perfecto!" María quién estaba esperando por ambos en la entrada gritó con una sonrisa burlona en su rostro mientras Miguel se sacudía el polvo.
"Lo hago para mantener la expectativas del público altas, María." Respondió Miguel mientras aparcaba su bicicleta justo en la entrada.
"Claro, así nadie se sorprende cuando logres mantenerte en pie." Dando ella un guiño burlesco.
Fue así como había iniciado el primer día de clases, acercándome a ellos mientras evitaba partirme de risa; viendo la escena que todos los días hacía mi mañana un poco más entretenida.
"Da igual... ¿Listos para otro emocionante día de clases?" Pregunté. mientras trataba de cambiar la conversación a algo más productivo quizás...
"Si por emocionante te refieres a sobrevivir otra reunión del consejo... entonces sí, absolutamente". Respondió Miguel, rodando los ojos mientras ajustaba su mochila.
María no pudo hacer más que soltar una carcajada cuando una nueva presencia se aproximaba a nosotros, pero... ¿De quién era esa presencia?
Caminando rápidamente hacía nosotros y buscando algo en su mochila mientras que con la otra mano sostiene un montón de hilos o lo que parece ser un peluche a medio hacer estaba ella, quien se detuvo justo detrás; la presidenta del consejo estudiantil: Elena Enebro. hacía acto de presencia.
"Buenos días", saludo con su usual cordialidad y energía, aunque su atención seguía en su mochila. ¿Nadie ha visto mis lentes? Los tenía justo aquí...
"¿Otras vez? Creo que deberías de ponerle un GPS a esas cosas." Comento María, aunque no se si lo dice en serio o no.
"Creo que lo voy a considerar" Elena solo dejo una risa medio nerviosa antes de despedirse rápidamente e irse a la sala del consejo.
Así mientras ella se iba, Miguel me dio un golpe suave en el brazo para llamar mi atención. "Apuesto que no se va a dar cuenta que las lleva puestas hasta que alguien se lo diga."
María solo se resignó a asentir, dando el primer paso para entrar. Aguardándonos el caos matutino de siempre como podría esperarse de todos y cada uno de los días, pero al menos lo hace más llevadero.
Tras el reloj señaló el comienzo del primer día de clases. Miguel y yo nos dirigimos a nuestros asientos en el aula, rodeados de otros compañeros que como nosotros estaban emocionados y al mismo tiempo resignados.
La primera hora fue como lo habitual, el profesor dio su charla de introducción y nada muy interesante ocurría en el momento. Intenté concentrarme, pero el cansancio acumulado de no haber podido dormir bien estaba trayendo factura.
Mis ojos se cerraban de a poco antes de que esa tranquilidad se rompiera con el chirrido agudo de un altavoz dando un anuncio.
"Atención, estudiantes. Todos deben dirigirse a la cancha de la escuela para una reunión general, Repito, todos a la cancha inmediatamente."
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La Nueva Isla del Tesoro
Teen Fiction"Roger, un chico taciturno pero soñador, experimenta un giro inesperado en su vida cuando un encuentro casual con su amiga de la infancia, María, desencadena una serie de eventos misteriosos. Después de un sueño surrealista y la revelación de una en...