IV

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Al día siguiente, Lev estaba dispuesto a decirle a Yaku que había conectado los cables y que sabía como se sentía, pero para su desgracia no pudo encontrarlo en su clase a primera hora. Ni a segunda. Ni en toda la mañana. Estaba disgustado, tendría que esperar hasta mañana, ya que esta tarde no había entrenamiento. De repente, vió a lo lejos a Yaku junto a Kuroo sentado en un banco, y salió disparado hacia él.

—¡Yaku-san! He estado buscándole toda la mañana para hablarle, pero no le he encontrado. ¿Podemos hablar ahora?

—Lev, ya te dije que...

—Claro que podéis hablar, yo ya me iba —Kuroo se levantó y murmuró hacia Yaku—. Qué calladito te lo tenías, Yakkun —luego divisó a Kenma y se fue con él.

—¿Qué quieres, Lev? Ya te dije que no quería repetir esto —terminó la frase que había sido interrumpida por Kuroo antes.

—Estuve pensando mucho en lo que me dijo ayer, Yaku-san —Yaku le miró confundido—. En que me quería —desvió la mirada en cuanto lo escuchó—. Y gracias a Kuroo-san y Kenma-san me he dado cuenta de que también le quiero, porque me gusta más cuando Yaku-san me acaricia el pelo, cuando me dice que lo he hecho bien en la práctica...

—Lev...

—Cuando... le besé —Morisuke se sonrojó—. Me sentí mejor, me sentí limpio. Solo usted puede hacer que me sienta así, Yaku-san.

—Suficiente, Lev. Tus palabras han sido muy bonitas, pero no llevan a ninguna parte.

—¿Eh?

—Este año me graduo, ¿sabes lo que significa eso?

—¿No?

—Me voy a la universidad, Lev, eso significa.

—No veo el problema, Yaku-san.

—El problema es que apenas vamos a vernos. Tu seguirás aquí y yo me iré a saber donde. No tiene sentido empezar una relación si en apenas meses nos vamos a distanciar, porque se va a fastidiar todo.

—¿Por qué no lo intentamos?

—Lev... yo...

—¡Quiero que sea mi pareja, Yaku-san! ¡Y que lo sea para siempre! ¡Le quiero! —gritó, y la gente de alrededor se quedaron mirándolos, incluídos algunos del equipo.

Yaku se quedó en silencio. Siempre había sido su sueño, y nunca lo había visto como algo que pudiera hacerse realidad. Ahora esa posibilidad estaba ante él, podía hacerse realidad si él estaba dispuesto, pero... ¿Realmente era una buena idea salir con Lev? Ayer ni siquiera sabía lo que era un beso. Antes de ayer ni siquiera era consciente de que lo que habían hecho no era limpiarse los labios, sino que se habían enrollado en el sofá.

—Está bien, intentémoslo. Espero que no nos arrepentamos de esto.

—¡Bien! ¡Gracias, Yaku-san, me haré cargo de que no se arrepienta!

—Pero tengo una condición. Deja de hablarme de usted... me haces sentir viejo. Pero no pares de llamarme Yaku-san.

—Lo intentaré, Yaku-san —sonrió—. ¿Puedo?

—¿Puedes qué?

—Limpiarle los labios —Yaku rió—. Perdón, limpiarte... esto va a ser difícil.

—No pasa nada, te acostumbrarás. Y sí, Lev, puedes besarme.

—Eso... besarte.

Ambos sonrieron y unieron sus labios en un lindo beso mientras había clavadas varias miradas en ellos. Pero eso era lo de menos, porque ese momento era solo de Lev Haiba y de Yaku Morisuke, las dos personas con los labios más limpios del mundo.

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Pues hasta aquí llega esta mini historia LevYaku. No es la gran cosa y me hubiera gustado plasmar esta idea de otra manera, pero creo que no está mal del todo.

Muchas gracias por el apoyo que he tenido desde que empecé, no parecerá mucho pero para mí lo es <3

¡Nos leemos!

Limpieza de labios [LevYaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora