Capitulo 15

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Pesadilla?

-oye koemi,estas demasiado callada pasa algo?

-no es nada daichi...solo disfruto,nunca habja tenido amigos como ustedes...

-bueno basta de esos pensamientos koe! Ahora edtas con nosotros y tendras de las mejores experiencias!

—¡Eso es verdad! —exclamó Nishinoya, alzando su malvavisco asado en señal de brindis—. A partir de ahora, cada día será una nueva aventura.

Sonreí, sintiéndome verdaderamente afortunada por estar rodeada de personas tan increíbles.

—¡Oigan, oigan! ¿Qué tal si contamos historias de terror? —sugirió Tanaka, con una sonrisa traviesa.

—¿Historias de terror? ¿Aquí? —preguntó Hinata, visiblemente emocionado—. ¡Estoy dentro!

—Perfecto. Apaguen las linternas y acerquémonos al fuego —dijo Tanaka, con un tono dramático.

Todos obedecimos, creando un círculo más estrecho alrededor de la fogata. La luz parpadeante del fuego proyectaba sombras que bailaban en nuestros rostros, añadiendo un toque misterioso a la atmósfera.

—¿Quién empieza? —preguntó Daichi, mirando a sus amigos.

—Yo tengo una historia —dijo Tsukishima, con una sonrisa enigmática. Todos nos volvimos hacia él, curiosos.

—Muy bien, Tsukishima, sorpréndenos —dijo Sugawara, abrazándome con más fuerza.

Tsukishima comenzó a relatar una historia escalofriante sobre una antigua mansión abandonada en las afueras de la ciudad, donde se decía que los espíritus de sus antiguos habitantes aún vagaban. La voz baja y monótona de Tsukishima añadió un toque siniestro, haciendo que todos nos estremeciéramos a pesar del calor de la fogata.

—Y fue entonces cuando el joven, al encender su linterna, se dio cuenta de que no estaba solo... —concluyó Tsukishima, dejando la última frase en el aire.

Un silencio sepulcral cayó sobre el grupo. De repente, Nishinoya soltó un grito agudo, causando que Hinata saltara del susto y cayera de espaldas en la arena.

—¡Noya, no hagas eso! —gritó Hinata, recuperándose mientras los demás estallaban en carcajadas.

—Lo siento, lo siento, no pude resistirlo —dijo Nishinoya, riendo tan fuerte que le costaba respirar.

—Buena historia, Tsukishima —dijo Asahi, sonriendo—. Realmente nos pusiste los pelos de punta.

El ambiente se relajó nuevamente, y las conversaciones volvieron a fluir de manera natural. Sugawara me miró, susurrándome al oído.

—¿Te asustaste? —preguntó con una sonrisa.

—Un poco, pero no te preocupes, contigo me siento segura —respondí, apretando su mano.

La noche continuó con más risas, juegos y canciones alrededor de la fogata. Observé a mis amigos, sintiéndome agradecida por cada uno de ellos y por la oportunidad de compartir esos momentos tan especiales.

Finalmente, el cansancio empezó a hacer mella y uno a uno fueron despidiéndose y regresando a sus cabañas. Sugawara me acompañó de regreso a la mía, deteniéndose en la puerta.

—Buenas noches, Koemi —dijo, inclinándose para darme un beso suave en los labios.

—Buenas noches, Suga. Gracias por todo —respondí, sonriendo.

Sugawara me miró con ternura antes de darse la vuelta y dirigirse a su propia cabaña. Entré y me recosté en mi cama, sintiendo que esa había sido una de las noches más felices de mi vida.

Conocerte fue lo más bello (haikyuu )sugawara y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora