Jamás entres en las aguas de Hawaii

Capitulo 4

Una capa dorada radiante cubría el mar, la espuma blanca que salpicaba nuestros pies, el aroma a sal y el viento fresco.
Lo recuerdo perfectamente, ese sentimiento de libertar en solo cerrar los ojos, en dejar la cabeza para imaginar todo tipo de fantasías marinas.
Nunca habíamos visto semejante transparencia en las aguas, se veían los peces revoloteando y jugando entre ellos, mezclando así una barrera multicolor preciosa.

Ésa playa era diferente de las demás que habíamos visto, no sabíamos porque pero nos transmitía algo único y nuevo; una sensación nueva y refrescante que se metía en tu vientre y no se iba nunca.

Cuando por fin abrimos los ojos, vimos una casita. Nos dirigimos hacia ella porque según mi madre allí es donde vivía mi tío.

Recuerdo que era muy grande, y había mucha gente dentro; tanto hawaianos como extranjeros.

¡Era un bar!, Todos nos partimos de risa, ya que nos habíamos imaginado de que allí vivía mi tío pero en realidad es donde trabajaba.
-¿Pero no se supone que aquí vive tu tío?-dice mi amigo, Juan, entre risas.
-Se supone que sí, a ver vamos a inspeccionar un poco.
Yo empecé por la cocina; donde se olían distintos aromas de miles de platós que salían por la puerta. No parecía que mi presencia fuera llamativa, es más ni me miraban.
Me aburrí tanto en aquellos momentos que decidí preguntar a alguien.
-Perdona, ¿sabes donde está mi tío, Albert?
-¿Tu eres su sobrina?- le pregunté a una chica bajita y morenita, bastante resultona por sus ojos verdes hipnotizadores.
-Sí- en aquel entonces me sentí orgullosa de tener alguien en la familia un poco famoso en ese entorno tan diferente al mío.
-¡Te estaba esperando!- una voz ronca atravesó toda la cocina haciendo callar al personal.
Me giré y allí estaba; un señor de unos 40 y tantos años, moreno y muy guapo. Tenía bastante buena figura (supongo de surfear), llevaba una camiseta azul claro con dibujitos de palmeras y esas cosas que salen en las pelis, ese era mi tío; un señor relajado, simpático, casado con la mujer más dulce del mundo (mi tía), y padre de unos niños encantadores.
-¡Hola tío!
-Vaya que grande estás y que guapa- me abrazó como si hubieran pasado 20 años.
-No exageres...
-Es verdad, ¿tienes novio?
-Claro que no, des del año pasado que he estado estudiando como una loca. Gracias a eso ahora estoy aquí, porque me han dado una beca.
-¡Qué bien!, ¿Has venido con alguien?
-Sí, con dos chicas, dos chicos y mi extraterrestre.
-No le llames así, a tu hermano jajaja- su risa era peculiar, bastante ruidosa pero a la vez silenciosa, es raro ¿verdad?
-Se lo tiene bien merecido, aunque también haya obtenido una beca. En realidad casi pierde la beca, ¿sabes?, por una décima pero gracias a su profesor pudo ganarla.
-Como están los tiempos de mal, si no fuera por su profesor...
-Sí realmente está muy mal, por cierto todos mis amigos quieren aprender a surfear un poco, ¿nos podías ayudar?
-I tanto que puedo, pero antes ¿queréis comer algo?, es que aún tengo que trabajar. Además tengo a un ayudante y viene más tarde, creo que de aquí a una hora.
-En realidad acabamos de desayunar pero supongo que no nos vendría mal algo fresco tanto como para comer como para beber.
-Excelente, pues sentaos donde os apetezca, y alguien o yo mismo pasará delante.
-Vale, adiós tío.
-Adiós preciosa.
Me fui a buscarlos fuera y me encontré que ya estaban sentados, cuando me vieron me hicieron una señal y me encaminé para allí.
-Oye, ¿no estabais buscando a mi tío?
-Al principio sí- responde Marc (mi hermano)- pero después vimos que tardabas demasiado así que nos imaginamos que ya lo habrías encontrado tu solita, además hace un calor que te mueres.
-Ya... ya... calor ehh, ¡pero si hay aire acondicionado idiota!
-¿Sí? Yo no lo había notado- recuerdo que nos reímos mucho sentados, cosa que después de unas pocas horas todo acabaría siendo la peor pesadilla para todos.

¿QUÉ HABRÁ EN LAS AGUAS DE HAWAII?