Capitulo 5

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A la hora de la salida fuimos para la playa.
Vimos a mi tío, del qual junto a él estaba un chico moreno, con músculos, hawaiano, y con ojos azules; mi cara 😳😳😳.
¿Sabéis cuando dicen en las películas "amor a primera vista"?, pues eso es lo que me pasó a mi.
Lo Primero que hicimos fue practicar, el chico era muy divertido, aunque se veía que estaba bastante por mí. No quería pasarme mucho, ya que eso de a primera vista me parece algo muy falso y sobretodo que solo te entra por los ojos y eso no esta bien. Simplemente ha veces hacíamos cruzar nuestras miradas, otras veces me decía por mi nombre de un modo que no lo hacía con las otras chicas. Claramente ellas estaban muy celosas pero lo entendían.

A Paola, no le gustaba nada ese instructor; decía que era un prepotente y un chulo, también que como le daba miedo el mar, todo lo relacionado a él la ponía istérica y enferma.

Las primeras horas las pasé realmente aburridas, aunque había otras cosas para poder distraerme, tenía ganas de surfear en el mar como Dios manda.
Así que cuando le dediqué a mi queridísimo tío una mirada de aburrida que si no nos metíamos al agua me iría al departamento a pie y solita;😒😒😒😴😴😴
Empezó a darle señales al chico diciendo que ya estábamos más que preparados para surfear.
-¡Muy bien, ahora toca la parte más divertida!

Me metí yo primera; el agua estaba templada un poco más fría de lo que me esperaba pero estaba tan clistalina...

Sin embargo, aunque tenía unas ganas enormes de surfear. Antes quise ver un poco la zona.
Cuando todos mis amigos estubieron en el agua, salí y cogí mis gafas para empezar a bucear. "Simplemente quería ver lo bonito que eran los peces, corales y demás. Sabía que el mar era un mundo diferente y especial, el único sitio donde los humanos no han inspeccionado lo suficiente como para saber las especies o las cosas extrañas que hay allí al fondo.

Siempre me han gustado las sirenas; me parecen seres mágicos, con esas colas de cualquier color y esa belleza inigualable..."

Me embovaba con mis pensamientos tanto que no me había dado cuenta de que en la arena brillava alguna cosa que sobresalía.
Al ver su reflejo molesto en mis ojos, me entró la curiosidad aunque sabía que igual era algo sin importancia; como un tenedor, un plástico... Pero igualmente buceé muy hondo, ya que había alcanzado un sitio en el qual ningún gigante tocaría, ni con puntillas.
Pero al menos había luz del Sol que reflejaba la arena aún blanca. No había ningún pez, o eso creía hasta llegar a tierra donde aguardaban pequeños pececitos, eran feos y pequeños, sin color. Algunos tenían dos pelitos en la boca. Eran diferentes entre si pero todos tenían un objetivo igual: BUSCAR COMIDA.

Enseguida tube ganas de tener oxigeno en los pulmones y en que desapareciera esa presión en mi cabeza por lo hondo que estaba todo, así que subí otra vez para coger oxígeno de nuevo y saber de una vez que era eso tan misterioso, enterrado en la blanca arena del mundo mágico.

Jamás entres en las aguas de HawaiiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora