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Cerré mi valija azul en cuanto terminé de guardar todo lo que necesitaría en esa semana y la cargué en mi hombro, para después salir de mi habitación, cerrando mi puerta a mis espaldas

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Cerré mi valija azul en cuanto terminé de guardar todo lo que necesitaría en esa semana y la cargué en mi hombro, para después salir de mi habitación, cerrando mi puerta a mis espaldas. Bajé las escaleras y me despedí de mi madre, quien parecía un poco triste. Yo sabía que fingía solo para no hacerme sentir mal, pero yo sabía lo feliz que se encontraba por estar sola en casa porque podría relajarse un poco y hacer sus cosas.

Al salir de mi hogar, cerré la puerta con mis llaves y me encaminé a la casa de Jimin, estando en la misma ubicación que siempre, así que no me tardé nada en llegar.

En cuanto lo hice, me paré en la entrada, sintiéndome extrañamente nerviosa aunque ya hubiese estado aquí muchísimas veces y por muchísimos años. Respiré varias veces, relamí mis labios jugueteando un poco con el piercing que tenía en el inferior y toqué el timbre, esperando una respuesta.

Pero nada.

Jugueteé una vez más con mi piercing, viendo la puerta y busqué entre mis llaves la que tenía de su casa. Ella me la había dado porque como dijo ella y sus padres, este era mi hogar. Al encontrarla, abrí la puerta e ingresé al hogar, apunto de llamarla, pero ya estaba ahí.

Con lágrimas en sus ojos y su celular en mano.

Fruncí el ceño, cerré la puerta tirando mis cosas al suelo y me acerqué a ella, observando cómo ella limpiaba sus lagrimas y dejaba de lado su celular, lanzándolo al sillón.

—¿Qué pasó? ¿Por qué lloras?— cuestioné, claramente preocupada. Pero ella rió como si estuviese feliz como siempre.

—No estaba llorando, bostecé tan fuerte que me brotaron las lágrimas— se abanicó con sus propias manos mientras asentía, creyendo ella misma en su mentira.

—¿Fue Taemin?

Y detuvo todo movimiento para solo desviar su mirada a un lado alterno de la casa.

—No.

—Mientes.

—No estoy mintiendo.

—¿Qué dijo?

—Nada... No fue nada...

Suspiré pesadamente y fui a tomar mis cosas, quedándome callada y sin insistirle más, pues sabía que si lo hacía me seguiría mintiendo.

Subí las escaleras y fui a su habitación, dejando mi valija sobre la silla de su escritorio para después voltear a ver mi reflejo en el espejo de su tocador, molesta.

Y más molesta me puse al ver una vez más todas las fotos que tenía ella con su estúpido novio, sonriendo en las imágenes como si fuesen la pareja más feliz cuando no era así.

—Hoy no saldremos, hay que ponernos la pijama— dijo ella entrando a la habitación y cerrando la puerta, en silencio.

Aún con un silencio algo incómodo en el ambiente, abrí el cierre de mi valija y saqué mi pijama que consistía en una blusa básica de tirantes gris y un pantalón chándal negro. Ambas nos sentamos en cada lado de su grande cama, dándonos la espalda y cambiándonos en el mismo lugar sin pena alguna, aunque no hayamos visto el cuerpo de la otra.

𝗌𝗅𝖾𝖾𝗉𝗈𝗏𝖾𝗋 ─ 𝗷𝗷𝗸 + 𝗽𝗷𝗺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora