𝐈

392 31 3
                                    

Yuuji caminaba por los sombríos pasillos, sus pasos resonaban contra el viejo piso de madera, el cual rechinaba bajo sus pies.

El menor había despertado en aquel lugar oscuro que parecía ser un viejo edificio abandonado. Lo más raro para Yuuji fue darse cuenta de que aquel edificio parecía ser el lugar que el menor se encontraba visitando recurrentemente en sus pesadillas.

Algunos pasillos parecían ser estrechos y sofocantes, mientras que otros parecían ser más grandes y altos, mostrando un gran espacio. Yuuji estaba por girar en una esquina, cuando de repente un fuerte ruido de algo arrastrándose le hizo detener sus pasos. El menor suspiró, tratando de calmar su miedo, antes de asomar ligeramente su cabeza por la esquina, mirando hacia el pasillo.

Sus ojos se abrieron con sorpresa al visualizar una criatura enorme, la cual llevaba un extraño casco cubriendo su cabeza, pero lo que más le provocó miedo, fue aquella enorme espada que aquel monstruo arrastraba con pesadez, provocando un ruido chirriante al raspar el piso.

Con un fuerte sonido de raspado, la criatura gigante se dio la vuelta y su enorme forma arrojó una sombra siniestra sobre el pasillo. La gran espada ensangrentada se arrastró por el suelo, creando un rastro de ruido que resonó en el desolado edificio. La criatura estaba en silencio excepto por los dolorosos gruñidos que provenían del interior del casco, sonando como si estuviera sufriendo inmensamente. Sus pasos eran pesados, casi como si llevara una carga que pesaba mucho sobre su mente.

El menor observó como la entidad continuó su lenta marcha, avanzando hacia un destino desconocido. El escalofriante silencio solo era roto por el eco de sus movimientos y algún que otro gruñido doloroso. A pesar de su apariencia aterradora, había algo en la forma en como la criatura se movía que hacía al menor preguntarse si era simplemente otro monstruo, o simplemente un alma torturada atrapada en un ciclo interminable de castigo.

El niño negó, girándose sobre sus pies, dispuesto a regresar por el camino por donde había venido.

Yuuji trató de ser cuidadoso al caminar, con temor de hacer ruido y llamar la atención de aquella extraña criatura que había visto. Sin embargo, a mitad de su caminata, sin poder ver realmente bien en medio de la oscuridad del pasillo, el menor terminó tropezando, generando un fuerte ruido al chocar con el suelo. El menor gimió de dolor al haberse golpeado en el rostro, sin embargo, el dolor se le olvidó por completo al escuchar ruidos de fuertes pisadas acercándose por el pasillo.

Al oír el tropiezo del niño, la criatura detuvo su lento avance. Giró su monstruosa forma, mirando hacia la dirección de donde había venido el ruido. La gran espada ensangrentada chocó contra el suelo, haciendo eco en el desolado edificio. La criatura parecía moverse más rápido ahora, sus pesados pasos se hacían más fuertes a medida que se acercaba a la fuente del ruido.

A pesar de su tamaño y el terror que inspiraba, había una extraña sensación de curiosidad en su forma de moverse. No parecía estar persiguiendo al chico por malicia o agresión, sino más bien por… ¿interés? O tal vez, la necesidad de castigar lo que haya causado el ruido.

A medida que se acercaba, la silueta de la criatura se hacía más clara bajo la tenue luz que se filtraba por las ventanas. Su forma era monstruosa, pero había algo inquietantemente humano en ella.

El menor se levantó rápidamente, apoyándose contra las carcomidas y desgastadas paredes. Trató de correr, pero un dolor punzante en su tobillo lo detuvo. El menor gimió y maldijo en voz baja, odiando su maldita mala suerte.

En cuanto los pasos se escucharon más cerca, Yuuji se giró hacia el lugar de donde provenían los ruidos, solamente para encontrarse con la enorme e imponente figura cubriendo el pasillo. El menor chilló, y dió algunos pequeños pasos hacia atrás, controlado por el miedo.

𝐸𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑜𝑠𝑐𝑢𝑟𝑜 | 𝐆𝐨𝐘𝐮𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora