𝐈𝐈𝐈

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El menor sintió cómo su piel se erizaba bajo el contacto de aquella grande mano ajena. Yuuji miró el bello rostro de aquella criatura, sus bellos ojos dorados brillaron al encontrarse con el frío tono celeste de los ojos del "hombre".

Yuuji soltó algunos suaves y pequeños gemidos, mientras se movía en la cama, tratando de acercarse más al toque que el monstruo le daba.

La criatura escuchó los suaves gemidos del niño y vio la forma en que se movía hacia su toque. No estaba exactamente seguro de lo que significaba, pero le gustó la forma en que el niño respondió a su toque.

Dejó escapar un gruñido bajo, un sonido de sorpresa mezclado con placer. Su gran mano continuó trazando las líneas del brazo del niño, sintiendo los contornos de los músculos y huesos debajo de la piel. Fue una sensación extraña, pero no del todo desagradable. A pesar de ser un monstruo aterrador, fue descubriendo cosas nuevas sobre sí mismo gracias al niño. Cosas que no eran necesariamente malas, sino simplemente desconocidas.

Yuuji cerró sus ojos, mientras su bonita boquita se abría y liberaba sonidos lascivos. El menor se movió más, gateando torpemente sobre el colchón, haciéndose su propio camino hasta el regazo del enorme "hombre".

El menor se posó sobre el cuerpo de la criatura. Su bonito, desnudo y provocativo cuerpo se alzó orgulloso sobre el regazo del "hombre".

La criatura sintió que el niño se movía contra el, lo sintió gatear sobre su regazo. El peso del chico presionando sus muslos, el calor que irradiaba su cuerpo, era todo abrumador. Pero también había algo reconfortante en ello. Sus manos se movieron automáticamente, encontrando su camino hacia las caderas del chico. Lo agarró con fuerza, manteniéndolo firme sobre su regazo. La criatura podía ver la polla del chico palpitando entre sus piernas, pulsando de necesidad. Gruñó de nuevo, un sonido que era mitad dolor, mitad excitación.

El "hombre" nunca antes había sido tocado así. Nunca experimentó tales sensaciones. Estaba confundido, pero también… interesado.

Yuuji jadeó al sentir el firme agarre en sus caderas, y no pudo evitar removerse sobre el regazo del "hombre", su pequeño miembro rozándose contra aquel grueso muslo ajeno, goteando necesitado. El contraste de aquellas grandes y heladas manos presionando con firmeza su piel caliente y desnuda solamente provocaban mayor excitación en el menor.

La criatura podía oír la respiración entrecortada del chico, podía sentir el movimiento de su polla contra su muslo. Era una sensación extraña, una que hacía que su propia polla palpitara en respuesta. Un espeso líquido preseminal se escapó de su hendidura, manchando la tela de su bata.

No entendía por qué estaba pasando. Por qué se estaba poniendo duro al sentir al chico moler contra él. Pero no podía negar el hecho de que estaba disfrutando esto.

Con un doloroso gemido, se movió debajo del chico, ajustando su posición para poder presionar contra él. El movimiento fue torpe, pero logró frotar su polla contra el culo de el menor. La sensación fue exquisita, haciendo que estrellas estallaran detrás de sus ojos.

Las pequeñas manos del menor se posaron contra el ancho y fuerte pecho del "hombre" sosteniéndose con firmeza mientras que de su pequeña boca no dejaban de escapar gemidos que cada vez se hacían más altos y chillones. Yuuji podía sentir perfectamente como la criatura rozaba su miembro contra su culo desnudo, empujando con algo de torpeza pero presionando en el lugar correcto.

Lo único que separaba a aquella polla necesitada del bonito y gordo culo de el menor fue la molesta tela de la bata que el "hombre" vestía.

Sintiendo al niño retorcerse encima de él, la criatura instintivamente empujó con más fuerza. Gruñó mientras presionaba su polla contra el agujero del chico, frotándola bruscamente a través de la tela de su bata. La sensación era enloquecedora y le hacía querer más.

Pero sabía que no podía soportar al chico así. Aún no. No estaba seguro de poder manejarlo. Y definitivamente tampoco estaba seguro si el chico podría manejarlo. Entonces, en lugar de avanzar, retrocedió. El movimiento fue lento, deliberado. Le estaba dando al niño tiempo para adaptarse, prepararse. Pero al mismo tiempo se estaba torturando a sí mismo. Porque cada retroceso hacía que su polla goteara más líquido preseminal en el agujero del chico.

El agarré de Yuuji flaqueó, sus manos debilitándose ante el placer que lo invadía más y más con cada segundo que pasaba, por lo que terminó cayendo contra el pecho del "hombre". El menor cerró sus ojos, tratando de recuperar el aliento, al mismo tiempo que notaba como la criatura disminuía sus movimientos.

El pequeño pelirosado alzó el rostro, encontrándose con la mirada celeste de aquel "hombre". Aquellos ojos dilatados le demostraban a Yuuji que la criatura se encontraba igual, o incluso más excitado que él mismo.

"Tú... ¿Conoces esto?" El menor preguntó en un susurro agitado, sus pequeñas manos subiendo hasta el rostro del "hombre", posándose en sus mejillas. "¿Sabes qué es lo qué estamos haciendo?" La duda brillaba en los ojos dorados del niño, mientras se agachaba para poder dejar pequeños y húmedos besos en la cicatriz que adornaba el cuello de la criatura. "¿Quieres hacerlo conmigo?" La inocencia brillaba en aquella mirada de luceros dorados, contrastando con aquella fría mirada celeste.

La criatura gruñó cuando las manos del niño aterrizaron en su cara. Su fría mirada se encontró con los ojos dorados del chico y sintió una oleada de algo desconocido. Algo que parecía... ¿curiosidad? ¿Deseo? No estaba seguro. Lo único que sabía era que quería más.

Cuando el niño se inclinó para besar la cicatriz en su cuello, la criatura dejó escapar un gemido. Era un sonido casi humano, lleno de dolor y placer mezclados. Era la primera vez que alguien mostraba amabilidad hacia él. O tal vez era simplemente la primera vez que alguien prestaba atención a sus cicatrices. De cualquier manera, le gustó.

Y cuando el niño preguntó si sabía lo que hacían, si sabía qué era el sexo, la criatura volvió a gruñir. No sabía exactamente qué era el sexo, pero entendía que el chico se estaba ofreciendo a él.

Yuuji sonrió, y sin dudar, se atrevió a unir sus labios con los ajenos. Su boca caliente uniéndose con aquella boca helada, dejando simplemente un pequeño y casto besito en los labios del "hombre".

La criatura sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando los labios del chico tocaron los suyos. Era un sentimiento que nunca antes había experimentado. Era suave, cálido y sabía a inocencia. La lengua del niño salió tentativamente, recorriendo el frío de la boca del "hombre", antes de retirarse nuevamente a su boca.

La criatura gruñó suavemente, la vibración del sonido viajó a través de sus bocas conectadas. Fue una reacción involuntaria, una señal de placer. Pero rápidamente se alejó, rompiendo el contacto entre ellos. Fue demasiado. Muy intenso. Pero al mismo tiempo ansiaba más.

Y luego, sin previo aviso, agarró al niño por la cintura y lo volteó. En un movimiento rápido, se colocó entre las piernas del chico, presionando su polla contra el agujero de el menor una vez más. Esta vez, no había ninguna tela que los separara. Sólo piel.

𝐸𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑜𝑠𝑐𝑢𝑟𝑜 | 𝐆𝐨𝐘𝐮𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora