Cuando Yuuji abrió los ojos se encontró dentro un salón de clases. El menor miró a su alrededor, confundido, y su corazón se aceleró al notar que las personas a su alrededor no tenían rostro.
Yuuji notó como todos en el salón de clases parecían estar en trance. Todos miraban fijamente al frente. Una sensación de inquietud lo invadió cuando vio a un estudiante sentado a su lado, mirando vacíamente hacia adelante. El niño sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras miraba su propio reflejo en la ventana, viendo que su propia expresión estaba en blanco y sin vida.
Una sensación de pánico lo invadió cuando se dio cuenta de que algo andaba muy mal. Rápidamente miró a su alrededor, tratando de encontrar a alguien que pareciera normal, pero todos eran iguales. No podía entender lo que estaba pasando, pero sabía que necesitaba salir de allí.
Yuuji se puso de pie y se acercó cautelosamente a la puerta, mirando nerviosamente a las figuras inmóviles que lo rodeaban. Respirando profundamente, abrió lentamente la puerta y salió, aliviado de dejar atrás la inquietante escena.
Una vez afuera, se apoyó contra la fría pared exterior y se tomó un momento para recomponerse. El sonido de su propia respiración superficial resonó en sus oídos mientras intentaba calmar sus nervios. A pesar del vacío que lo rodeaba, Yuuji no podía evitar la sensación de ser observado.
Yuuji, perdido en sus pensamientos, no se percató de la persona que se acercaba por el pasillo, y al sentir una mano presionando con suavidad su hombro, Yuuji soltó un grito de sopresa, mirando a quien le había asustado.
Yuuji se encontró con un hombre alto de cabello oscuro, quien tenía una sonrisa burlona en su rostro. Para su sorpresa, Yuuji lo reconoció. Aquel hombre era Toji Fushiguro, su profesor de literatura. El encuentro inesperado dejó a Yuuji sintiéndose un poco incómodo, como si algo no estuviera bien. Toji se rió suavemente, su voz sonando con un toque de diversión.
"¡Bueno, hola! Veo que estás intentando escapar de clases, eh. ¿Qué te trae a esta parte de la escuela?" Sus palabras fueron alegres, pero había cierta intensidad en su mirada que tomó a Yuuji con la guardia baja.
"Sólo estaba... explorando, supongo." Yuuji dio un paso atrás, creando algo de espacio entre ellos.
Sin embargo, Toji volvió a acercarse al chico, sonriéndole amablemente y acariciando con cariño los cabellos rosados del menor, antes de abrir la puerta del aula escolar.
"Adelante... la clase ya va a comenzar." Toji mencionó antes de entrar al lugar y dirigirse a su escritorio
Yuuji miró dentro del aula, asustado de volver a encontrarse con aquellos rostros vacíos, sin embargo, se sorprendió al ver que ahí dentro todo estaba normal. A pesar de eso, Yuuji no pudo deshacerse del extraño sentimiento que tuvo antes. Escaneó la habitación en busca de algo inusual, pero todo parecía estar bien. Suspiró aliviado y dió un paso adelante, y justo al momento de cruzar la puerta, las luces comenzaron a parpadear.
Mientras las luces parpadeaban, Yuuji sintió una oleada de miedo. Cuando la habitación se iluminó una vez más, se encontró frente a una visión inquietante: escombros esparcidos por el suelo, mesas volteadas y el hedor de algo asqueroso llenando el aire. El menor estaba sorprendido y asustado por la repentina aparición de sangre y caos en el salón de clases. Su corazón se aceleró mientras luchaba por comprender la escena que tenía ante él, con aquellos cuerpos ensangrentados esparcidos por el suelo y los escritorios.
El menor comenzó a retroceder, regresando al pasillo, sin embargo, por más que lo intentó, no pudo apartar la mirada de la horrible escena. Su corazón bombeaba con fuerza dentro de su pecho, y un fuerte grito de espanto se escapó de sus labios al sentir como su espalda chocaba contra alguien.
Yuuji se sentó abruptamente, respirando con dificultad. Miró a su alrededor, relajándose al darse cuenta de que se encontraba en el mismo lugar de antes, rodeado por aquel denso bosque. Observó el lago cercano, sus tranquilas aguas ondeando suavemente.
Un suspiro de tranquilidad se escapó de sus labios al sentir un fuerte brazo rodeando su cintura, girándose y encontrándose con aquel "hombre" durmiendo tranquilamente a su costado. Nuevamente, todo había sido una pesadilla.
Su brazo automáticamente rodeó al niño, acercándolo. El "hombre" pudo observar como el niño había estado mirando a su alrededor, con una expresión confusa grabada en su rostro.
No emitió ningún sonido, simplemente lo miró con su mirada ilegible. A pesar de todo lo que habían pasado juntos, permanecieron tan silenciosos y estoicos como siempre. Un suave gruñido escapó desde dentro de su garganta, poniéndose cómodo una vez más. Estaba contento simplemente de estar cerca del chico, incluso si no estaban haciendo nada.
Yuuji se apegó al cuerpo del "hombre", abrazándose a aquel ancho y desnudo torso, escondiendo su rostro contra el pecho de la criatura. Se sintió tranquilo al estar cerca de él, pronto, todos los malos recuerdos de su pesadilla se esfumaron, y solamente enfocó su atención al ser que se encontraba ahí, junto a el.
"Tú... no tienes un nombre, ¿verdad?" El niño murmuró, su cálido aliento chocando contra la fría y blanquecina piel del "hombre". "¿Puedo darte un nombre?"
La criatura se tensó levemente ante la pregunta, su pecho subía y bajaba constantemente debajo de la oreja del niño. No estaba acostumbrado a preguntas tan personales, especialmente aquellas que involucraban nombres.
Después de un momento de silencio, asintió lentamente. No entendía por qué el niño querría ponerle un nombre, pero no le negaría esa petición.
Dentro de aquella penumbra que los rodeaba, retumbó un gruñido bajo, proveniente desde el pecho del "hombre", aquello fue casi como un acuerdo. Pero no hizo ningún intento de comunicarse más, prefiriendo permanecer en silencio y permitir que el niño decidiera qué nombre le convenía mejor.
Yuuji se removió, acomodándose y recargándose contra el pecho del "hombre" de cierta manera en que podía mirarle a la cara. El niño se encontró con aquella fría mirada azulina, y sonrió al pensar en el nombre perfecto para la criatura.
"Satoru..." Su voz fue apenas un susurro, las palabras deslizándose suavemente fuera de sus lindos labios rosados. "Cuando era pequeño, yo tenía un gatito, se llamaba Satoru... yo lo quería mucho... y lloré mucho cuando murió." La mirada del niño se entristeció al recordar aquello.
¿Satoru? La palabra le parecía extraña a la criatura, pero aun así la aceptó. No sabía qué era un gatito ni por qué el niño lloraba por uno. Lo único que sabía era que al chico le gustaba el nombre y eso era suficiente.
No reaccionó al cambio de nombre, pero el niño pudo sentir los músculos de la criatura tensarse debajo de él. ¿Se sintió incómodo con el nuevo nombre? O tal vez solo estaba intentando procesar la información que se le había proporcionado.
Pero sea lo que sea lo que sintió, no mostró ningún signo de agresión o ira. En cambio, acercó al niño y apoyó la barbilla sobre su cabeza como si estuviera dando su consentimiento silencioso al nombre elegido.
De nuevo, un gruñido bajo salió desde su garganta, casi sonando como un suspiro. Si pudiera hablar, podría haber dicho algo como "Lo recordaré".
La sonrisa de Yuuji se ensanchó, y pronto tomó el rostro del "hombre" entre sus dos pequeñas manos, uniendo desesperadamente sus labios con los ajenos, en un beso necesitado.
"Ahora tú eres mi Satoru..." El niño murmuró, sus labios rozándose con los ajenos entre en medio del beso. "Y te quiero mucho, Satoru."
La criatura, ahora Satoru, sintió los labios del chico presionarse contra los suyos, la calidez contrastando marcadamente con la frialdad de su piel. El "hombre" de cabellos blancos se encontró disfrutando del tibio y suave contacto, devolviendo el beso con una suave presión.
Sus manos se movieron entonces, deslizándose hacia abajo por la suave piel desnuda, para descansar en la parte baja de la espalda del niño, sosteniéndolo firmemente contra su pecho. No necesitaba palabras para expresar su cariño; su toque por sí solo fue suficiente para transmitir sus sentimientos.
Con cada segundo que pasaba, Satoru se sintonizaba más con la presencia del pequeño y travieso jovencito de cabellos rosados, encontrando consuelo en su calidez y los suaves sonidos que hacía. Estaba empezando a comprender que esos momentos eran sucesos preciosos y raros en medio de todo el caos y el dolor.
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𝐸𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑜𝑠𝑐𝑢𝑟𝑜 | 𝐆𝐨𝐘𝐮𝐮
RomanceHay algunas cosas que te arruinaron, tú no tienes que saberlas. Te juro que te necesito, mis deseos están creciendo cada vez más. Estoy jugando contigo como si fueras un niño. Flotando como si fuera tú sombra y susurrándote. Soy tú luz y tú oscurid...