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Todo lo que había a su alrededor eran árboles. Árboles que se alzaban hacia el cielo, enormes y aterradores. Todo a su alrededor era oscuro y solitario.

Yuuji escaneó sus alrededores, sintiendo el frío del lugar filtrarse en él. Las sombras proyectadas por los imponentes árboles le inquietaban. El silencio era absoluto, sólo roto por el crujir de las ramas secas y el zumbido de los insectos nocturnos.

Sintió una extraña sensación de familiaridad, como si hubiera estado allí antes. Pero no podía recordar nada. Sus ojos dorados se posaron en cada rincón, buscando alguna señal de vida, pero solo encontró más oscuridad. El joven respiró hondo, tratando de calmarse, pero algo en el aire lo hizo sentir incómodo.

El niño trató de sacudirse la extraña sensación que lo invadió cuando escuchó el susurro de las hojas y el chasquido de las ramas. No podía decir de dónde venían los sonidos, pero parecían acercarse. Con el corazón bombeando con fuerza, aceleró el paso, zigzagueando entre los troncos de los árboles lo más rápido que pudo.

El viento silbaba a su lado y las hojas crujían bajo sus pies mientras corría hacia las profundidades del bosque. Su mente se aceleró, preguntándose qué podría estar acechándolo. No se atrevió a mirar atrás por miedo a lo que pudiera ver.

Por mucho que intentara seguir corriendo, era sólo cuestión de tiempo antes de que algo o alguien lo alcanzara.

De repente, sintió una mano en su hombro y otra agarrando su brazo. Un grito de sorpresa se le escapó cuando fue sacudido violentamente y arrojado al duro suelo. Se encontró en completa oscuridad, consciente sólo de las sensaciones que recorrían su cuerpo... Y unas manos poderosas lo agarraron aún más fuerte.

Aturdido, pero lleno de miedo, el joven luchó. Gritando, jadeando y pataleando, haciendo todo lo que podía para poder liberarse.

Yuuji se despertó sobresaltado, su corazón latía rápidamente en su pecho. Miró a su alrededor, desorientado, y se tomó un momento para darse cuenta de que había estado soñando.

Respiró hondo, intentando deshacerse de los restos de la pesadilla. El bosque oscuro todavía permanecía en su mente, haciéndolo sentir incómodo. Pero sabía que había sido sólo un sueño, nada más.

Recostado en la cama, a su lado, la criatura se movió. Envolvió su brazo alrededor del niño, acercándolo. Yuuji sonrió al encontrarse con aquella fría mirada celeste mirándole fijamente. El niño suspiró y volvió a acurrucarse contra el fuerte y grande cuerpo del "hombre", olvidándose momentáneamente de la pesadilla que había tenido.

"Lo siento..." El niño susurró, mientras sus dos pequeñas manos acariciaban el bello rostro del "hombre". "¿Te asusté?"

La criatura sintió las manos del niño en su rostro. Sintió sus dedos trazando sus rasgos, explorándolos. Y le gustaba. Sentir aquellas pequeñas manos aferrándose a él, aquella dulce sensación simplemente le encantaba. Le encantaba sentir que el niño lo necesitaba.

No respondió verbalmente. Por supuesto que no podría. Pero no era necesario. El suave apretón de su brazo alrededor del chico fue suficiente. Le estaba diciendo que estaba bien, que no lo había asustado.

Y luego, lentamente, se acercó al rostro del niño. Se inclinó hacia abajo hasta que sus labios estuvieron suspendidos justo por encima de la parte superior de la cabeza del chico.

Yuuji soltó una risita, demostrando lo mucho que le gustaba la cercanía del "hombre", y volviendo a tomar entre sus pequeñas manos el rostro ajeno, se acercó y se atrevió a dejar pequeños besos sobre los labios helados de la criatura.

"Tuve un sueño extraño..." El menor susurró, cerrando sus ojos suavemente. "Estaba en medio de un bosque, solo... Y algo me perseguía."

La criatura sintió los labios del chico presionando los suyos. Sintió la suavidad de esos besos, la humedad de ellos. Sintió el cálido aliento del niño mezclándose con el aire frío. Pero no lo alejó. No hizo ningún movimiento para detenerlo.

𝐸𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑜𝑠𝑐𝑢𝑟𝑜 | 𝐆𝐨𝐘𝐮𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora