un omega a cui piace

23 2 0
                                    

El precioso omega uva, quien había terminado por atrapar al joven alfa, hallábase en el gran dilema de una primera cita. Con la gran valentía que un día sirvió al ejército, Seokjin invitó a salir a Kim Namjoon. Pero a su vez, los inconvenientes del oficio hicieron que llegara más tarde de lo previsto, lo cual era una muy grande angustia para el adulto pelinegro, y aunque tuvo una disyuntiva interna de unos segundos, su ética profesional era más fuerte que él mismo, una vida dependía de su actuar. La intervención de urgencia salió bien. A su vez, todo radica en la subjetividad del tiempo, que, con esperanza de poder aplicar la teoría de la relatividad conservaba la oportunidad de ganarle un poco de ventaja si se apresuraba.

Aproximadamente con sus dos horas de retraso, lo único que esperaba el joven omega era alguna señal. Cualquier excusa, pretexto o disculpa; una justificación válida, que sea lo suficientemente buena para el hecho de tan larga espera. Y él sabía que estaba en todo el derecho de marcharse, simplemente abandonar todo e irse a su casa. Ese día era frío, la banca del parque pareciera estar congelada, hasta pensaba que se había quedado pegado a ella.

Como contrapartida por ambas partes, la buena voluntad del omega por esperar aún sin muchas posibilidades, y, la gran tenacidad de un alfa que hizo todo lo posible por llegar. Indeliberadamente, finalmente se encontraron. Kim Seokjin, con su corazón agitado y una errática respiración, se vio con un extraño sentimiento invadiéndolo, tal vez culpa o gratitud. Porque al llegar al sitio de partida que daría inicio a la salida, su omega uva hallábase sentado en la banca del parque, con las mejillas rojas y vio salir un vaho cuando este le vio llegar, un suspiro que demostraba su alivio al ver al mayor.

—Llegaste tarde —le dijo el menor, intentando no sonreír demasiado por la presencia contraria—.

—¿No estás enojado? —El menor negó y eso no tranquilizó del todo al alfa—. ¿Por qué?

Namjoon sonrió como buenamente pudo, no estaba feliz precisamente, pero de verdad tenía ilusión con ese alfa.

—Quería escuchar de ti… la historia de porque llegaste tarde —comenzó a explicar el omega—. Así que espero sea razonable.

Y  vaya que el pelinegro quería tener un cargo de consciencia con respecto a su falta cometida, pero no se halló capaz, porque la salud de una persona prendió de su disponibilidad en el quirófano. Por ende esa fue su exculpación que le narró al lindo omega uva, que para su suerte le escuchó atentamente. Para ese entonces, los dos ya se encontraban sentados en la banca donde el omega esperó con anterioridad.

—... La mujer llegó con más complicaciones de lo esperado, por ello, tuvimos que intervenir de emergencia  —terminó de contar el alfa—.

—Me alegro por la mujer —Oh, espera, se escuchó mal de su parte decir eso—. O sea, me refiero a que me alegro que la mujer se esté recuperando, no a que ella haya tenido más malestares de lo previsto.

El mayor rió, a su vista, Namjoon era muy guapo, especialmente si se avergonzaba de esa forma.

—Probablemente —comentó el alfa, obteniendo la mirada del menor—, no será la primera ni la última vez que suceda. —Dijo con pesar, no queriendo causar más suspiros en el omega—.

El pelimorado se acercó un poco al alfa y acomodo su cabeza en el hombro del mayor. Kim Namjoon, con la intención de disimular su comodidad ante el perfume natural del alfa, tal vez frotó su nariz en la ropa del mayor. ¡Caray! Seokjin se pigmentó tanto de las orejas y cuello que por primera vez en el día agradeció estar en invierno.

«Bello, omega es demasiado hermoso…»

Estaba de acuerdo con su lobo, el lindo omega uva era demasiado cautivante.

—Seokjin —llamó—, solo pido que avises cuando esas cosas sucedan, me conformo con un mensaje.

—Lo arruine ¿Verdad? —Namjoon negó.—

—No sé los planes que tenías para hoy, pero esto no está mal… al menos yo estoy cómodo y estamos hablando. El punto de nuestra cita era conocernos, podemos hacerlo aquí ¿No te gusta?

—Me gusta. —Afirmó—. Es lindo… estar así contigo.

Oh.

Irreflexivamente, envueltos en su propia esfera, los dos aromas llenaron por completo a ambos lobos; jerez, almendra, chocolate y pistachos, se volvieron la fusión favorita de los lobeznos.

Forza della cartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora