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«Agente Encubierto»

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«Agente Encubierto»

Detective de policía: Kim Baeyung, 23 años. Es un joven alto de unos 1.79 mts, cabello rubio, ojos negros, que muy fácilmente se pueden confundir con marrón oscuro y su muy característico color de piel semejante a la canela. Es un detective muy reconocido entre sus compañeros por ser uno de los mejores Agentes encubiertos; su desempeño e inteligencia nata lo ha llevado a desenvolverse a tal punto. Que, en poco tiempo de haber entrado a la fuerza, ya tenía un rango superior. Su trabajo es infiltrase en los peores lugares, y hacer de todo para atrapar a su objetivo.

¡Sí! Hacer de todo: y cuando digo "Todo" es todo lo que este a su alcance para completar su misión. Aun si incluye otra vestimenta que no es el traje de oficial.

—¡Sí! Eso, menea el culo zorra —grito el viejo de 54 años. Para Bae era lo más asqueroso que había tenido que hacer.

Asqueroso y vergonzoso.

Un viejo rabo verde como ese, que secuestra personas y las obliga a trabajar como prostitutas: era el ser más repugnante que podría existir, al cabo de producirle náuseas, de solo sentir como lo manoseaba.

—¿Así te gusta? —dijo tratando de sonar coqueto.

Baeyung se encontraba infiltrado en el bar-club "La Medieval" como teibolera. Estaba tras la pista de una poderosa mafia; la familia Yoon era muy conocida por su contrabando con drogas y demás sustancias adictivas.

—Sí, así —expreso el hombre ya pasado de tragos.

Él estaba impartiéndole un baile privado al señor "asqueroso rabo verde, el apodo le venía de maravilla, porque obligar y secuestrar a niñas para tener sexo con él, no podría considerarse otra cosa" llamado Sr. Lee. Que no era nadie más que uno de los socios de dicha mafia. El viejo les intercambiaba mujeres por droga, las cuales después vendía en su local. Es un negocio cerrado. Él les proporcionaba el local para la venta y distribución de la droga y, a cambio, se quedaba con los intereses.

Bae suspiro pesado mirando a los tres guardaespaldas que yacían de pie en la puerta; los cuales custodiaban al señor Lee. Tenía que pensar en algo para que se quedasen a solas.

No podría actuar con ellos ahí, porque una pelea definitivamente no era buena idea. Sería suicidio, eran tres mastodontes; estaban el gorila, el búfalo y el pingüino: sí, porque uno era bajito. Aunque parecía ser el líder de ellos.

Con ligeros movimientos de caderas camino hasta Lee y sentándose en su regazo le hablo al oído.

—¿Qué te parecería un baile más... privado? —dijo arrastrando la "s" coqueto.

—Eres un poco traviesa, zorrita —habló mientras acariciaba su muslo.

—Yo puedo ser lo que tú quieras —amago un beso—, pero tenemos audiencia, así que no se puede.

Blood, Sweat & Tears © [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora