1: Los Cuatro Héroes Cardenales, creo.

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"¡Lo logramos!"

Ese fue el grito de triunfo de varios hombres y mujeres, vestidos con túnicas, en una habitación. Eran en definitiva magos.

Las paredes eran de ladrillos de marmol, el suelo contenía marcas que se juntaban en ciertos puntos. Qué formaban un gran círculo con ciertos patrones. Un círculo mágico.

Además que, lejos del círculo, había cuatro objetos rotos: catalizadores.

Dentro del círculo, estaban cuatro personas. Un chico de cabello negro y conjunto deportivo, tenía un rostro femenino; una chica rubia con los pantalones cortos más cortos que verás en tu vida; un joven adulto de cabello negro y con rostro de no saber que sucedía; y, por último, un joven con un keikogi y un hakame de cabellos blancos.

Lo llamativo de ellos eran los objetos que sostenían. Una espada, una lanza, un escudo y un arco; en ese orden.

"¿Dónde estamos?" Esas fueron las palabras dichas por el portador de la espada. Eso fue lo que pensaron las otras tres personas en el círculo.

Lo que no esperaban era que los cargaban la túnicas se arrodillaran al unisono.

"¡Oh Héroes! ¡Por favor salven nuestro mundo!" Esa fue la respuesta dicha por el, aparente, mago principal.

"¡¿Qué!?" 3/4.

"¿Eh?" 1/4.

"Hay muchas complicaciones en esta situación, pero para ofrecer una respuesta simple a su pregunta, acabamos de completar una ceremonia antigua y los invocamos a ustedes: los cuatro Héroes." Otro de los, aparentemente, magos respondió.

"¿Invocados?" El Escudero hablo de forma lenta y confundida. Fue respondido poco después.

"Nuestro mundo está al borde de la destrucción. Héroes, por favor préstennos su fuerza." Dijo el mago principal inclinándose hacia ellos.

"Bueno, no hay nada de malo en-" El Escudero no vio nada malo, por más preguntas que tuviera sobre la situación. El Espadachín y La Lancera le ganaron en velocidad.

"No lo creo."

"Si, yo tampoco. Pero podemos regresar a nuestro mundo, ¿no? Hablaremos de sus problemas luego de eso."

Ellos parecían muy dispuestos a ayudar, con un par de demandas por supuesto. Hasta ahora El Arquero no hablo.

"¿No sientes culpa de traer personas a su mundo sin su permiso?" El Espadachín apunto su espada contra los magos.

"Me pregunto cuánto han considerado nuestra opinión en esto." Ella movio su lanza hasta sus hombros entrelazando sus brazos con el arma. Luego arrogantemente añadio. "Dependiendo de cómo avance la conversación, tengan en cuenta que podríamos terminar siendo enemigos de su mundo."

Allí fue cuando El Arquero se movió. Dos flechas salieron disparadas a los pies del Espadachín y la Lancera. Fue solo un centimetro faltante para dañarlos, pero los puso en alerta.

"Creo que no entienden en la situación en la que nos encontramos." La forma en la que hablaba constrastaba con la facilidad con la que pudo perforar los pies de sus acompañantes. "Estamos en un mundo extraño con posible secuestro. Y somos cuatro contra catorce, obviamente perderemos. Además, con la facilidad con la que nos invocaron, pueden matarnos y convocar a alguién más servicial si quieren."

"Si, es mejor que no ofendamos a nadie." El Escudero por fin pudo hablar; luego dio su opinión del asunto. Después de todo estaba asustado.

El Arquero no tenía carcaj y de su arco se manifestaron sus flechas con facilidad, como si ya estuvieran en sus manos. Eso daba miedo... a pesar de ser genial.

El Registro del Héroe del ArcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora