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No me esperaba que él apareciera... Tengo miedo... Siento mis piernas temblar.

Mi mamá está dormida, mi padre no está, si grito él podría...

—No, no voy a hacerlo, no voy a matarte, ¿podrías relajarte un poco? —Dice con algo de fastidio, suspira y entra a la habitación.

—¿Cómo sabes dónde vivo? —No le quito la mirada de encima, busco en silencio y sin moverme mucho el cutter de mi escritorio.

—Los vigilo, a ti, a Carlos, a Gloria, a Leonor, a Ricardo, a todos. Me gusta saber dónde están mis amigos. —Dice mientras explora mi habitación con la mirada y da pasos lentos.

Sus pasos son silenciosos, no escucho como sus botines con algo de tacón golpean la loza de mi habitación. Mantiene las manos detrás de su espalda, se acerca a mi cama y mira la foto que tengo sobre el buró. 

—¿Quién es? ¿Es Luis? —Pregunta y me mira con curiosidad, me hace saltar en mi asiento.

—Si... —es lo único que sale de mi boca.

—¿Me seguirás viendo con miedo mientras buscas algo con que defenderte? ¿O me dirás algo más? —Sonríe con malicia y burla.

—¿Que quieres? 

—Vale, me tienes miedo, llamas a tu psiquiatra por lo sucedido, ¿acaso no soportas un poco de sangre? Carlos al menos no ha llamado a nadie y actúa con normalidad, ¿acaso tienes miedo a algo? 

—S-sabes leer mentes, ¿por qué no lo adivinas? —dejo de buscar el cutter, me quedo lo más quieta que puedo pero de verdad quiero correr.

—Si no piensas en el trauma no lo puedo ver, son limitaciones de mi parte humana. Solo puedo ver lo que pasa en tu mente en el momento exacto en el que te quiero leer la mente, así funciona. —Explica sentándose en la cama, cruza sus tobillos y me mira con curiosidad. —Quiero hacer un acuerdo contigo.

—¿Conmigo? ¿P-para qué? ¿Sobre qué? —Tengo el miedo a flor de piel, estoy segura que en cualquier momento no me voy a poder mantener calmada y echaré a correr... por favor, Dios, no permitas que me lastime...

—Calma, nada de sangre, solo quiero platicar contigo. Es aburrido solo hablar con Julieth y con Ricardo, siempre es la misma conversación, mismos debates, mismos dramas, tu me gustas, eres el ser humano que me causa más interés en este pueblo de ficción. —Hace un ademán de fastidio con la mano, sonríe y puedo ver sus colmillos afilados.

—¿S-solo p-platicar? —No sé si lo dice en serio, no lo creo—. ¿Que ganas tu con esto?

—Conocer mejor a mi nueva amiga, ¿no querías ser mi amiga? ¿Lo que me decías en facebook era mentira? 

No era mentira. Cada vez que hablábamos y bromeábamos por mensajes era algo muy bonito, me gustaba poder hacer más amigos, pero ahora no estoy segura de ser amiga de un ¿vampiro?

—No, no era mentira, —sigo mirándolo con miedo, mi respiración se acelera poco a poco mientras él camina alrededor de mi habitación.

—Entonces seamos amigos así, te contaré de mi y tú de ti, será interesante hablar con una mortal. Hace casi noventa años sin que yo hable con una humana que no me odie o que me tenga miedo, aunque claro, —suelta un resoplido de burla—, tu me tienes miedo, pero pronto ya no.

Nos miramos a los ojos, escucho los pasos de mi madre en el piso de abajo, no se ha dado cuenta de que hablo con él, eso me calma, de verdad me calma...

—Acepto, solo, por favor... No lastimes a nadie de mi familia, eso incluye...

—A la familia de Charlie, claro, no voy a lastimar a nadie, lo prometo.

Me levanto y cierro la puerta de mi habitación, pongo el seguro de la perilla con las manos temblorosas, vuelvo a mi escritorio y miro a Adam mientras me siento.

—Bien, vamos a conocernos más, mi querida Marina.

VINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora