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Harry de alguna manera está agradecido. Siempre creció en una familia ejemplar y amorosa, no se preocupó del dinero hasta que empezó a verlo en sus problemas de matemáticas de la escuela y gracias a Dios fue sólo ahí. Con el tiempo fue tomando consciencia de las cosas y de la calidad de vida que manejaba, no eran ricos, pero vivían bastante bien, tan bien como para tener una casa grande, tener su propio cuarto, un espacio de televisión, su madre tenía una linda cocina, su papá tenía su oficina, su hermana, Gemma tenía ese candelabro en su habitación que tanto quería y se la dieron un día después de que sacó un 10 perfecto en física.

No eran de tener choferes ni alguien que les ayudara con la limpieza del hogar, pero tal vez si en algún momento lo necesitaban, no habría un problema muy grande por conseguirlo.

Su escuela siempre fue la misma. Su padre había estudiado ahí y les dio lo mismo a sus hijos, era una buena escuela, británica, bilingüe, católica...

La religión no era un problema, la escuela sin duda era religiosa, había misas y eventos, Harry tuvo su bautizo, primera comunión y confirmación, cuando fue el momento, sin embargo, su familia no era una loca de la religión, su escuela tampoco era tan exigente, era más que nada una escena que deseaban continuar y Harry, de alguna manera, lo agradece.

A veces, por las noches, piensa que, si hubiera estado en cualquier otra escuela, tal vez no la hubiera pasado tan bien.

Que su escuela fuera tan amigable y con esa imagen de familia amorosa católica, lo hicieron pasar toda su etapa formativa de forma amena, tuvo algunos inconvenientes como cuando un niño le dijo que sus cachetes eran enormes, tenía 7 años, y estaba formado en la fila de la cafetería, no pasó a mayores, el niño no volvió a decirlo, pero tampoco se disculpó. Harry no se lo dijo a nadie, peor tiene que admitir que desde entonces hace de todo para que sus cachetes se vean más pequeños y cree que lo ha conseguido un poco.

Harry tiene amigos, hasta podría considerarse alguien popular por sus buenas calificaciones y ser el abanderado de su grado cada año, todos eran amables con Harry y lo agradecía, probablemente el único que le ponía bajo presión era el mismo.

Tal vez tuvo algunas libertades gracias al ambiente en el que estaba, pero siempre se reprimió el mismo, incluso cuando no le gustaba el fútbol para nada, llegó a decir que, sí le gustaba para quedar bien, lo hizo desde muy pequeño, el mentir un poco para no verse diferente.

Harry sabe que si hubiera hablado en el momento con su familia, no hubieran tenido problema, lo supo cuando su hermana entró a un club de lectura aparte de la escuela, Harry sabe que si él hubiera pedido entrar a algo así, ellos hubieran dicho que si. Simplemente le daba vergüenza, pasó cuando tenía 7 años y seguía pasando ahora que estaba por cumplir los 15.

Harry no fue muy fan de jugar con autos o la pelota, la mayoría del tiempo se la pasaba en el jardín de su casa, revolcándose en el pasto, o por lo menos así lo veía su madre, la cual se enojaba un poco al ver las manchas de pasto y raspones en su pequeño hijo, el cual se la pasaba intentando hacer volteretas y paradas de mano, recuerda cuando para navidad pidió un trampolín y una vez que estuvo instalado en su patio, las caídas en el pasto desaparecieron por un tiempo mientras aprendía a hacerlo en la seguridad del trampolín y después cuando se sentía listo, hacerlo en el pasto, probablemente debió de estar obsesionado con Disney y Cars, pero en cambio se vio todas las películas que tenía que ver con gimnasia, incluso cuando era obvio que iban dirigidas a chicas, le parecía ridículo que no hubiera ni una película de un gimnasta hombre, eso le pesó por mucho tiempo, hasta creyó que a los chicos no se les permitía hacer gimnasia; sin embargo, se llevó una sorpresa cuando fueron las olimpiadas y mientras comían, pasó el cuadro de gimnasia. Tenía 10 años cuando vio al primer gimnasta hombre, para ese entonces no era nuevo en la familia, su madre entendió los raspones en su pequeño hijo, su padre descubrió las nulas ganas del pequeño por ver partidos de fútbol o jugar con la pelota, y su hermana miró con una sonrisa la perfecta postura que tenía su hermanito, incluso ella envidiaba como podía estar derecho todo el día de forma inconsciente.

✩ my boy pirouettes ✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora