1. Primera casualidad

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Hice este proyecto por y para mi hermana DaraSwan 

Hoy es su cumpleaños y este es mi regalo para ella. Iba a ser un oneshot y se convirtió en una historia corta. 

Te quiero, tú estabas en mi destino y siempre agraderecé a las fuerzas invisibles que te hayan traído a mi lado un 19 de junio de 1997. Estoy orgullosa de ti y eres lo mejor que me ha pasado nunca.

Como siempre te digo, gracias por ser mi mejor regalo. 

🦉🕯️🍀🌊

Wooyoung siempre se levanta por el lado derecho de la cama. Es una estupidez, porque así está más lejos de la puerta, pero siempre tiene que poner el pie derecho en el suelo una vez se despierta.

Hoy no es diferente. Salta de entre las sábanas como si nunca hubiera dormido. No pone el despertador porque siempre se despierta cinco minutos antes de las siete. Sus amigos envidian su reloj interno y que tenga los ciclos circadianos tan estabilizados. Wooyoung dice que son los duendes los que le susurran todas las mañanas para que se levante.

Mientras el agua del hervidor se calienta, coloca una pequeña taza de leche en el altar improvisado lleno de flores, retratos antiguos, velas a medio derretir y ceniza de incienso.

Tiene que limpiar, por cierto.

—Gracias y buenos días —dice. Nadie contesta.

Hablar con los espíritus y los duendes se siente como tener un gato; te despierta, te mantiene acompañado y te hace sentir a salvo. Eso es, Wooyoung tiene un gato. Uno invisible y mágico que sus amigos aseguran que no existe, pero no dejará de encender velas e incienso y poner la tacita de leche en altar. Un día se olvidó de hacerlo y a la mañana siguiente se despertó a las 11.

Wooyoung es terriblemente supersticioso. Por eso sale de su casa con el pie derecho primero. Se da la vuelta e inclina la cabeza con respeto. Acaricia el papel rojo con letras chinas colgado de la puerta y pide a los espíritus, a los duendes de su casa, a las fuerzas del universo y a todas las entidades que conoce que hoy sea un buen día.

Y sólo entonces, con una sonrisa y el corazón cálido, se va a trabajar.

🦉🕯️🍀🌊

Lleva en el bolsillo un monedero con una colección de amuletos: una Jamsa, una cruz de Caravaca, un colgante del ying-yang, un elefantito de madera, un pedazo de cuarzo, tres minúsculos cocos y hasta un trébol de cuatro hojas que encontró en un parque y se ocupó de plastificar. En su billetera hay una estampa de san Judas Tadeo y otra de Ganesha. En su cuello cuelga una cadena de plata con un búho muy pequeñito que solo se quita para dormir.

Yeosang dice que es ecléctico. Hoonjoong dice que está zumbado.

A Wooyoung le importa una mierda porque esas cosas ni siquiera pesan y, además, cuando frota el pájaro se siente más tranquilo, más conectado con la tierra, con la naturaleza, consigo mismo.

En su cubículo del trabajo tiene algunas otras supercherías y no se olvida de agradecer también a los duendes que habitan en la oficina, a veces les pone un poco de zumo en la cocina en un vaso. La señora de la limpieza entra en cólera cada vez que tiene que limpiarlo.

Pero eso da igual, Wooyoung está agradecido por todos los favores de las fuerzas extracorpóreas. Y es lo suficientemente generoso como para darles las gracias también por la buena fortuna de Yeosang, Hoongjoong e incluso la de la infame señora de la limpieza que lo odia.

PIEZAS DEL DESTINO | WooSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora