Redes sociales: el control que ejercen sobre ti

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(o La paradoja del terrario digital)

Somos seres sociales por naturaleza. Eso es indiscutible. Pero la tecnología, que tanto ha cambiado nuestra forma de relacionarnos con el mundo, ha llevado esto a límites desquiciantes e insospechados hace apenas una década. Por supuesto, hablo de las redes sociales: el control que ejercen sobre ti (o La paradoja del terrario digital).

Determinadas como redes por la capacidad de crear conexiones entre personas en progresión aritmética, hoy en día habría quien pudiera interpretar este sustantivo (red) en el sentido de «algo diseñado para atraparte». ¿No lo crees?

Y es que, como siempre, el ser humano es contradictorio. En una cultura como la nuestra, cada vez se da más valor al individualismo, y la intimidad es un bien preciado y un derecho que estaríamos dispuestos a defender. Si tuviéramos a un extraño siguiéndonos 24 horas al día, pendiente de nuestros movimientos, nos resultaría, como mínimo, siniestro. Pero sin embargo no dudamos en verter información de nuestra actividad diaria en un sitio en el que está expuesta a cientos de miles de personas, muchas de ellas ajenas a nosotros, por mucho que configuremos los niveles de privacidad de nuestras cuentas. Y no digo ya «amigos» de «amigos» digitales (la tecnología se ha encargado de dar un cariz superficial, casi frívolo, al término), sino a empresas que pagan por conocer nuestra actividad diaria para hacer estudios de mercado, ver si somos candidatos óptimos para un trabajo, o agencias de inteligencia que quieren «velar por nuestro bienestar».

Pero esto parece no importarnos o, al menos, parecemos no ser conscientes de ello.

Es lo que llamo la paradoja del terrario digital.

¿PQC?, te preguntarás, revindicando un españolismo. Te lo explico.

La paradoja del terrario digital

Un terrario es un recipiente de cristal, como una jaula pero de paredes lisas y transparentes, de forma que puedes ver desde todos los ángulos al animal que está dentro. Las nuevas tecnologías han conseguido convertir tu hogar y tu vida en un terrario digital, pues da igual que te ocultes tras muros de ladrillo , todo el mundo puede observar lo que haces.

«Sí, bueno, eso será si yo les dejo», pensarás tú con aire de autosuficiencia.

Pues mucho me temo que, a estas alturas de la película, el control de tu intimidad ya no está en tu mano.

Por supuesto que estoy exagerando un poco.

Redes sociales: el control que ejercen sobre ti

Si te quedas en casa, y te metes en tu cuarto, todavía podrás ponerte la bata vieja de tu abuela y verter cera caliente sobre tus pezones mientras cantas la canción de Barrio Sésamo, y nadie conocerá tu escabroso secreto. Pero en el momento en que sales por la puerta de tu casa y quedas con tus amigos, ¿te has dado cuenta de que la probabilidad de que alguno tome una foto con el móvil y la suba a alguna red social es bastante alta?

La gente podrá seguir tus movimientos aunque no quieras, salvo que obligues a tus amigos a prometerte que no tomarán fotos de vuestro encuentro para subirlas a las redes sociales, aunque esto quizás te hará quedar como un asocial o huraño, y puede que, con el tiempo, te condene al ostracismo.

Pero, ¿qué pasa si vas a una fiesta multitudinaria repleta de desconocidos? ¿Te has dado cuenta de que entonces escapa totalmente a tu control? Puedes aparecer de fondo sin quererlo en una foto de un desconocido que a lo mejor conoce a un amigo de Facebook de un amigo de Facebook de otro amigo que al final te conoce a ti.

Gotcha!

Por supuesto, la mayoría de las veces no pasará nada, como mucho dará lugar a algún pequeño malentendido y poco más, porque las personas de a pie, por lo general, tenemos poco que esconder, pero a mí no deja de inquietarme la idea.

¿Qué opinas tú? Házmelo saber en el hilo de comentarios, y aumenta aún más la paradoja del terrario digital siguiendo esta instrucción: comparte esto en las redes sociales. Sí, ciertamente los seres humanos somos contradictorios.

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