Love me again ༊ kookv

. *. 02: Canadá

Canadá

[Un mes después]

Aún lloraba, cada noche veía la luna y se preguntaba si esa era la decisión correcta.

No podía estar enojado, ambos habían dejado claros sus caminos, porque mientras él pertenecía a la manada, JungKook quería buscar más allá de sus orígenes. Lo último que supo fue que el alfa había logrado entrar a la universidad y que viviría en las residencias para estudiantes.

—Respira profundo.

TaeHyung regresó a la realidad.

Tomó aire con profundidad y luego lo dejó salir lentamente.

—¿Y bien?

—Estás perfecto, TaeHyung. —respondió la mujer con una ligera sonrisa. —Tanto tú como tu lobo lo están. Al menos físicamente.

Se alejó y dejó su estetoscopio en su lugar.

—Te daré unas hiervas que pondrás a hervir para hacerte un té. Los asuntos del corazón son los más difíciles de curar, omega. —dijo hacia el chico. —JungKook dejó la manada hace poco, es normal que tu lobo y tú se sientan débiles, incluso si no estaban enlazados... tenían una conexión.

TaeHyung lo sabía, pero también sabía distinguir entre el dolor en su corazón y lo que le pasaba.

—Tengo algo, Zuri. —respondió. —Lo siento, mi omega lo sabe también. Por favor, ayúdame.

La mujer asintió.

—De acuerdo, solo para tu tranquilidad. Ven y acuéstate aquí. —indicó. —Si sientes dolor, avísame.

—Gracias.

Zuri puso las palmas de sus manos sobre el vientre de TaeHyung y tomó una respiración profunda antes de comenzar a sentir todo lo que el omega sentía. En su manada había muchas leyendas, muchos mitos y también muchas cosas sorprendentemente creíbles.

—No puede ser...

—¿Qué?

La mayor se separó y fue por su equipo para conectarlo y comenzar a hacer los procedimientos necesarios.

—TaeHyung.

—¿Sí?

—Eso que siente tu omega es una conexión. Al contrario de lo que creía, no viene directamente de JungKook, sino de tu cachorro —suspiró. —Estás en cinta, omega.

TaeHyung quedó mudo, eso era lo último que le faltaba para terminar con todo.

¿En cinta?

Solo tenía dieciocho años y JungKook se había ido.

—Cinco semanas. —dictó la mujer

El rubio miró la pequeña pantalla y luego soltó su primera lágrima. Ahora lo recordaba, había olvidado tomar su cápsula el día del cumpleaños de JungKook. Ni siquiera había pensado en eso con todo lo que pasó.