OCHO

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Los rayos de sol se filtraban entre las livianas y blanquecinas cortinas, el piso de madera rechinó ante el primer paso de Jungeun, Jinsoul alzó la mirada y sonrió como si fuera la primera vez que sus ojos se encontraban.

- Hola - Murmuró Jinsoul mientras acomodaba los pinceles con una sonrisa tonta en el rostro

- Hey, ¿Qué tal? - Preguntó la menor entrando a la sala

El lugar era bastante pequeño, se podía sentir el calor humano, por lo que era bastante cálido.

Jinsoul dejó los pinceles a un lado para correr a los brazos de Jungeun como si fuera la última vez;
quizás lo era.

- ¿Cómo estás?, te extrañé - Murmuró con una sonrisa melancólica - Hoy es nuestra última sesión -

Hoy era la última sesión para que Jinsoul terminara la pintura.

- Sí... - Murmuró Jungeun con una mueca en el rostro

Jinsoul prefirió no decir nada, quizás el destino las juntaría nuevamente, sin embargo, notaba a Jungeun extraña, no estaba como de costumbre, sin embargo, omitió.

- Acomódate ahí - Dió la orden mientras apuntaba al tapete que estaba el centro - Sí, justo ahí -

Jungeun ya no tenía vergüenza alguna, ya había estado a completa merced de Jinsoul, y podría estarlo mil veces más.

Jungeun se sacó la vestimenta y la dejó en un rincón, junto al caballete. Se acomodó en el tapete y esperó a que Jinsoul le indicara que hacer.

- Tu mano... - Caminó hacia Jungeun, y posó sus finos dedos alrededor de su muñeca, acomodándola a un costado - Perfecto -

Volvió a su lugar y mojó los pinceles sintéticos, para luego abrir los acrílicos y dejarlos a un lado.

Las horas pasaban y Jinsoul seguía pintando, sin embargo, estaba dando los retoques finales.

Estaba orgullosa de su trabajo.

- Listo, terminé -

Paint Me - LipsoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora