Capítulo 14: Asecho

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¡Hola! Disculpen tardar tanto, estoy pasando por muchas cosas qleras de esta cosa turbia llamada vida, por eso se me ha hecho algo difícil encontrar tiempo para sentarme a escribir. Espero que les guste este cap, el siguiente, espero , estará la próxima semana.

Gracias por seguir aquí y por la paciencia.
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LORENZO

Paloma viene dormida con Mariano, enredado en el fular. Este está igual de calmo que su madre. Yo vengo conduciendo ya por más de la mitad del camino, así que calculo que aún faltan unos cuarenta minutos para llegar a la ciudad.

Describir la perfección de todo lo que viví estos días, sería quedarme corto si solo digo que fue maravilloso. Incluso aún siquiera puedo creer que ella despertó en mis brazos, sé que no es la primera vez que dormimos juntos, pero por supuesto que, después de todo lo que pasó anoche, se sintió diferente y emocionante.

Sin lugar a dudas, fue un caótico y perfecto fin de semana. Hasta me entristece saber que ya vamos de regreso a casa. No obstante, el hecho de que Paloma Lagos finalmente haya aceptado ser mi novia y que ahora regresaremos a casa como toda una pareja me pone de muy buen humor.

Cuando finalmente llegamos a la ciudad, Paloma se despierta y me dedica su hermosa sonrisa.

—Justo a tiempo —dice al ver lugares conocidos, cercanos a mi casa—. Iremos primero a tu casa, ¿verdad? Me gustaría tantear antes que Andi no esté ocupada con su novio.

—¿Andrea tiene novio?

—Sí, o eso creo. —Se ríe—. Es un vecino, creo que tienen esa química, Andrea dijo que lo invitaría a quedarse con ella para no estar sola, así que asumo que pasó algo interesante estos tres días.

—Claro, como lo que pasó entre tú y yo. —Mi comentario la hace sonreír pero no se pone nerviosa como lo pensé. Seguro deber ser porque aún no ha despertado bien.

—Sí, supongo que sí. —Bosteza—. Como anoche, aún tengo sueño, así que, cuando lleguemos, espero que me dejes dormir, amé cada segundo, pero también necesito descansar.

El que sí se pone nervioso soy yo. Caray, anoche fue tan intenso que las ganas no se fueron sino hasta la madrugada, y después de quedar exhaustos, Mariano se despertó y entre ambos intentamos hacer que durmiera. Cuando finalmente lo hizo, decidimos dormirnos. Sólo tuvimos un par de horas de sueño, pero he de admitir que valió por completo la pena.

—No te prometo nada —digo para no quedarme callado.

Una vez que meto el carro a la cochera, Paloma es la primera en bajar y meterse a la casa. La sigo cuando recojo nuestras cosas para meterlas y dejarlas en un sofá. Ella regresa, asegurando que Mariano está profundamente dormido.

—Me iba a dormir pero no hemos hecho los itinerarios y no he revisado lo que vamos a hacer mañana en la empresa —comenta y se acerca a su mochila, donde tiene la agenda—. Creo que hay reunión con...

Me acerco a ella y sin aviso la tomo de la cintura desde atrás, lo que la hace quedarse callada y soltar un suspiro.

—No quiero hablar de trabajo todavía, Piraña, ¿y si vamos a dormir un rato más? —Pese a lo que le digo, ambos nos sentamos en el sofá de tres plazas, ella en mis piernas, y nos abrazamos. La intimidad que hemos tenido en estos días se siente como si siempre hubiera estado ahí. La comodidad de estar a su lado me ha resultado tan perfecta que es como si en la vida nos hayamos separado en el pasado. Ser algo ha estado ahí desde preparatoria, aunque por supuesto que son dos contextos distintos.

—Fue un fin de semana maravilloso, Lorenzo, gracias. —Se recarga en mi hombro y toma mi mano—. Aunque me aterra un poco cómo serán las cosas en la oficina ahora que somos novios.

Te debo mi odio©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora