FINALE.

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—Oh Dios, uhg

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—Oh Dios, uhg... —hay dos entradas goteando en Yizhuo, y si eso no suena vulgar, ella no sabe qué más lo hará.

La polla de Aeri está bañada en su propio líquido pre seminal, una capa de brillo la cubre y la hace lucir tan deliciosa, la punta cada vez tiraba más líquido, su mano subía hasta ella para tomar un poco y lubricar su falo, y junto a eso, los dulces quejidos y gemidos de la rubia.

Tragó saliva mientras llevaba su cabeza atrás y suspiraba, bajando la velocidad levemente, dejando a Yizhuo admirar de más la polla, esa polla. Sonrió porque de momentos su vista se dirigía al abdomen descubierto de la mayor, dejándole ver de su pancita, pero después quería lamer lo que se marcaba en ese abdomen, resultado de varios ejercicios.

Se acercó y de una vez, cambió la mano de ella por la suya, riendo por ver el rostro sonrojado de la otra, que sonrió. Sólo tomó la mano de su novia y la llevó a su propio centro, viendo cómo se sorprendía, abría sus ojitos lindos.

Yizhuo sonrió al pensar eso en medio de esa sesión, pero se acercó a besar sus mejillas. Mordió una, riendo.

—¿Cómo es posible que me tengas así de húmeda y luego me hagas reír así? —un beso en su hombro y escuchó a la otra reír, pero al mismo tiempo sintió sus dedos comenzar a frotarse en su clítoris, sacándole dulces suspiros y gemidos que poco a poco salían más de su boca por la frecuencia. Mordió su labio al sentir un dedo entrar en ella mientras su pulgar seguía en su clítoris.

Vio a la pelinegra.

— Por favor, siéntate en mi cara. —sostuvo lo dicho, pero sólo rió, negando.

—Eso será luego, mi amor, por mientras, déjame complacerte —y con eso se refería a que la mayor sacara sus dedos de ella, pero no lo dijo porque joder, no sabía que esos dedos podían hacer eso, llegar a acariciar, llegar a hacerla sentir tan, bien.

Se acercó a besarla mientras masturbaba su polla y tragó saliva, viéndola. Múltiples veces había estado dentro de ella, la había hecho venir como nunca, pero el simple hecho de que deje caer su propio peso, la iba a dejar llegar profundo, igual que la otra vez. Tragó saliva, y la vio de nuevo, notando la preocupación.

—¿Te sientes bien? —su mano apartó un mechón de pelo que caía en su frente, de una forma tierna, y Yizhuo asintió, recordando que Aeri siempre quería escucharla.

—Me siento bien.

"¿De verdad estás pensando en esto cuando estás a segundos de montar a la polla más grande que hemos visto y de hacerla venir en menos de 15 segundos? Focus, Ningning, focus" su Diosa Interior le dio un sape y gruñó, pero la mencionada mordió su labio de nuevo, exhalando.

Poco a poco comenzó a meterlo, suspirando, sacando la gran cantidad de aire de sus pulmones que parecía que esa polla los alcanzaba. Arqueó su espalda, y en un pequeño saltito, logró meterla toda, gimiendo al instante.

La mano de la otra sujetó fuerte su cintura, apretando la piel que parecía amoldarse entre sus dedos, y gimió, dejando caer unas gotas de sudor de forma sexy, haciendo a su novia morder sus labios por eso, por todo. Por cada centímetro de su cuerpo y esos extras, bendición de Dios, hasta su Diosa agradeció, tocando las arpas.

Y ver el rostro de la otra, sonrió.

Se acercó a susurrar.

—¿Alguna vez sentiste algo parecido? —la rubia negó, suspirando, y Yizhuo rió, entrelazando sus brazos en los hombros de su novia, riendo.

Iba a empezar lento.

Empezó a menear su cadera de forma circular, moviendo su cintura mientras Giselle trataba de sostenerla fuerte mientras suspiraba, tragando saliva, y apenas sintió que la otra se desconcentró, comenzó a levantarse y dejarse caer de forma rápida, empezando al instante, ganándose un gemido de la otra.

—Dios, oh Dios, oh Dios. —la escuchó gemir, y rió. Si Dios todo lo ve, que se tape los ojos. Relamió sus labios mientras se acercaba a ella dando pequeños saltitos, viéndola con un puchero.

—¿No me va a tocar, capitán? Me arreglé tanto para usted. —apenas dijo eso la rubia asintió repetidas veces, sorprendida, tratando de quitarle la camisa de botones pero no pudo. Lo último que hizo fue romperla, y sus manos viajaron a esos pechos, donde apretó y comenzó a acariciar los pezones a su gusto, gimiendo.

Yizhuo se acercó más, riendo, y vio cómo la rubia estaba embobada viéndolos saltar en su rostro, hasta tal punto que se atrevió a meter uno en su boca y comenzar a chupar, mordisquear de forma suave mientras su mano iba al otro y lo acariciaba, haciendo a la otra gemir. Pero lo que más le gustaba de la situación, es que la otra se encontraba perdida.

La china la veía inflar sus mejillas mientras aguantaba la respiración, contar del 1 al 30 y lo que más le dio gracia, fue escuchar como numeraba piezas del mecha. Su chica tímida, no tanto, porque luego la sintió completar estocadas mientras sujetaba su trasero y se acercaba a besar su cuello, mordiéndolo, subiendo a besar su mandíbula, apretar más sus pechos, y en una oportunidad, que su mano bajó a acariciar su clítoris.

Ninguna se estaba ayudando a no tener un orgasmo, pero en este caso, la experiencia ganó.

La forma en la que Yizhuo se movía, de un lado a otro, con rapidez pero al mismo tiempo subía y bajaba de una forma sutil, cómo sus caderas propias podían hacerla llegar a ese punto y sobre todo, la forma en la que gemía, cómo estimulaba a la otra lamiendo su oreja, su cuello y cómo la estaba ordeñando.

Fue cuestión de eso para que la nipona dejara de contar hasta 100, terminando en 96, y que dejara de aguantar la respiración, casi dejándola con un rostro rojizo. Fue Yizhuo, y Giselle también fue la culpable.

Su mano jamás se dejó de mover en su clítoris, sus caderas se agitaron y sintió su carga, de su parte favorita.

Gimió de forma más alta mientras la veía, y sonrió nerviosa.

—¿Todavía no terminas? —la otra negó, pero se acercó.

—Porque hoy se trataba de complacerte a ti, amor. —jaló la correa a ella, pero la otra negó, moviendo su cadera, haciendo una estocada.

—¿Qué te parece si hoy es sobre complacernos mutuamente? —y no dejó terminar, porque sus caderas ya estaban follando a una Yizhuo sumamente feliz por sentir de nuevo la polla moverse dentro de ella.

Dios, necesitaría un helado después de eso.

Y sonrió, al pensar que ese helado empezó todo. 

FIN.

¡gracias por leer!

ice cream ★ ningselle G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora