STEVEN y GREG

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Advertencia.

Contenido sensible.

Leer bajo discreción

Se había sentido muy bien escuchar esas palabras de su padre, aunque sabía que no lo decía de verdad. No importa, a Steven no le importa si su padre realmente lo ama o no, si realmente le corresponde, ni siquiera le importa si tiene su consentimiento para hacer esto. Él solo quiere tenerlo como lo tiene ahora.

Greg está ahí quietecito, solo obedeciendo y dejando que Steven haga lo que quiera.

– Ponte en cuatro – ordena, Greg obedece.

Steven se deleita con la hermosa vista, un culo gordo listo para ser profanado, normal para un joven de su edad excitarse con algo así.

Pero el resto de jóvenes de su edad no suelen exitarse cuando ese trasero que tienen en frente es el de su propio padre.

Steven no tiene ganas de ser amable hoy, por lo que no lo prepara, en su lugar se introduce en Greg tan rápido que él pobre hombre grita y trata de alejarse en un intento desesperado, Pero Steven es más fuerte.

–¡Espera! ¡No lo hagas así! – súplica Greg.

Steven le responde con una risa burlona, le encanta hacerle esto a su padre, rebajarlo a nada más que un animal chillando y suplicando por algo que nunca terminará, porque no importa lo mucho que Greg suplique, Steven jamás se detendrá.

Ahora comienza a moverse erráticamente y sin piedad mientras su padre llora, y para él es música para sus oídos, escuchar como le pide una y otra vez que se detenga, que lo haga más lento, oh dios, puede sentir que ha desgarrado el recto.

Lo ha desgarrado de nuevo.

Y ahora la sangre de Greg moja su pene y se escurre por las piernas del hombre, pero esto no hará que Steven disminuya, al contrario. Ahora usa sus poderes y su pene ha crecido el doble de tamaño, rompiendo tejido y músculos a este pobre hombre.

– ¡Steven! ¡Ya! – Llora, está llorando tanto que ya le falta el aire.

Pero Steven por supuesto que no le hará caso, todo lo opuesto, es como si las súplicas de Greg lo alentaran a superarse todavía más. Ahora ha hecho su pene el triple de grande y ha usado su habilidad cambia forma para hacerlo más divertido, con un pene con picos puntiagudos y afilados.

– ¡No! – grita Greg, tan estridente que siente que su garganta también se ha roto – ¡Ya! ¡Ya!

Apenas y puede mantenerse sobre sus brazos y rodillas, se siente tan débil que está a nada de colapsar sobre la cama, puede sentir como su intimidad ha sido destruída una vez más, como ya ha pasado muchas otras veces. Pero no importa cuántas veces hayan sido, siempre duele.

– ¡Por favor! ¡Por favor ya! – sigue llorando.

Y aunque sabe que es inútil llorar le a este monstruo que tiene por hijo, es un reflejo inevitable para él, como si se aferrara a la esperanza que Steven pare, que vuelva su dulce y tierno hijo Steven al que tanto ama, y que este horrible monstruo que lo atormenta se vaya.

– ¡Dime quién es tu dueño! ¡Dímelo!– Exige Steven.

Greg no puede responder, pues se está ahogando con sus propias lágrimas y saliva, no es poco decir que se desmayará en cualquier momento. A Steven no le gusta que su padre no le conteste así que lo mueve bruscamente de arriba a abajo, haciendo que a Greg le duela el cuello por el movimiento.

–¡¿QUIÉN ES TU DUEÑO?!–

– ¡Tú!– suelta, y en esa palabra se le va todo el aire.

Se deja caer de cara contra el colchón, no puede sentir sus extremidades inferiores, solo siente que Steven está rompiendo su piel y tejidos internos, muy doloroso Pero ya ni fuerzas para llorar tiene.

Steven continúa bombeando al hombre que le dió la vida, siente como su padre ahora es peso muerto, así que se agacha y pega su pecho a la espalda de Greg, quedando su boca en su oreja.

– ¿Puedes sentirlo? ¿Sientes mi pene?–

Greg tiene sus ojos cerrados, Pero escucha perfectamente las palabras de su hijo.

– ¿Puedes sentir el pene que está dentro tuyo? ¿De quién es ese pene?–

Greg no quiere contestar. Steven aprieta violentamente uno de sus pechos, sacándole otro grito de dolor.

–¡¿De quién es el pene que tienes dentro?!–

–¡Tuyo!– chilla.

– ¡¿Y quién soy yo?!–

–¡Mi hijo!–

–¡¿Quién te está rompiendo?!–

–¡Mi hijo!–

Steven ríe y muerde su oreja, ahora su mano va al pene de su padre, no está erecto, Pero no le importa y lo acaricia igual.

– Repitelo – exige.

Greg no tiene fuerzas ya, pero sabe que si no obedece Steven lo empeorará todo aún más, no quiere decir esas palabras, no puede... Pero debe hacerlo o todo será peor.

– ¡Mi hijo me está follando! ¡El pene de mi hijo me está rompiendo!–

Seteven sonríe y Greg hunde su cara en la sabana del colchón, ya no hay nada más que hacer o decir, no puede defenderse, no puede pedir ayuda, está totalmente solo a merced de un monstruo.

Steven se viene dentro de él unos minutos después, y observa con deleite si semen mezclado con la sangre que grita de las heridas de su padre, está totalmente roto.

Pero ese no es problema, pasa su lengua por toda su obra de arte, Greg se estremece por el dolor y la incomodidad, pero se siente aliviado cuando lentamente el dolor va disminuyendo.

Steven lo ha sanado, Pero continúa dando lenguetazos un poco más, le encanta lamer ese culo.

Cuando ha quedado satisfecho, se pone los pantalones y se va, prometiendo que volverá en un par de minutos con un rico café y rosquillas para compartir. Greg se queda desnudo y atónito en la cama, sin mover ni un solo músculo, teme que le duela si lo hace.

Le aterra saber que Steven volverá, y le deprime porque no debería sentirse aterrado de estar con su hijo.

Continúa llorando, ha llorado tanto que siente que se ha secado, Pero las lágrimas siguen y seguirán saliendo.



¿Por qué? ¿Por qué tiene que ser así?

¿Qué puede hacer para dejar de sufrir?




¿Qué puede hacer para dejar de sufrir?

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Continuará...










Más de un mes sin actualizar jajajajaja
Pero volví.

Aquí les vengo a destrozar el alma, de nada.

Nos vemos!

A LA FUERZA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora