chapter fourteen

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Farfa volvió a despertar abruptamente, sobresaltado por el golpe inesperado de la mano abierta de su bebé, Luz. Sus ojos se abrieron de par en par mientras fruncía el ceño, sorprendido por la fuerza inusual en el diminuto puño de su hija. La pequeña rió con inocencia, completamente ajena al impacto que había causado en su padre.

Con gesto entre desconcertado y divertido, Farfa observó cómo su hija desviaba la atención hacia su pañal, donde había dejado evidencia de su última hazaña: un pañal recién ensuciado. La fragancia inconfundible llenó la habitación, mezclándose con el tenue aroma de la mañana que se colaba por la ventana entreabierta.

Farfa suspiró con una mezcla de incredulidad y diversión, dejando escapar un leve susurro con su característico acento argentino.

"¿Me golpeás y después querés que te cambie el pañal? Nananá, despertá a Rich."

La habitación estaba impregnada con la suave luz del amanecer, que hacía resplandecer los rasgos de su hija, Luz, en la penumbra. La claridad temprana iluminaba los juguetes dispersos por el suelo y las paredes decoradas con dibujos infantiles, creando una atmósfera de calidez y hogar.

Con gesto juguetón pero con una ternura palpable en cada palabra, Farfa se volteó para darle la espalda a Luz mientras se acomodaba nuevamente en la cama, estirando los brazos y dejando escapar un bostezo prolongado. El colchón crujió suavemente bajo su peso, y las sábanas se deslizaron con un susurro ligero.

La pequeña lo observó con ojos llorosos y comenzó a sollozar, su carita se arrugaba en una expresión de desamparo. Farfa la ignoró inicialmente, lo que solo hizo que el llanto se intensificara. Sus lamentos resonaron en la tranquila habitación, convirtiéndose en un crescendo que finalmente despertó a Rich.

Rich se incorporó en la cama, sus cabellos despeinados y los ojos aún entrecerrados por el sueño. Miró a la bebé y a Farfa con sorpresa, tratando de entender la situación. La niña, notando que su protector había despertado, se acercó tambaleándose hacia Rich y lo abrazó con fuerza, buscando consuelo en sus brazos seguros.

Rich notó entonces el pañal lleno y se levantó rápidamente, llevando a la bebé con él hacia el baño. Sus movimientos eran fluidos y cuidadosos, como alguien acostumbrado a manejar estas pequeñas crisis cotidianas. La puerta del baño se cerró suavemente detrás de ellos, dejando a Farfa solo en la habitación.

La habitación quedó en un silencio tenso después de que se fueron. Farfa se quedó acostado, mirando el techo, mientras una ligera sensación de remordimiento comenzaba a crecer en su interior por haber ignorado a Luz en su momento de necesidad. Recordó la mirada llorosa de su hija y el sonido de su llanto desesperado.

Sin embargo, sabía que Rich se encargaría de la situación con su típica calma y afecto. Rich siempre había tenido una habilidad especial para calmar a Luz, su paciencia y cariño parecían no tener límites. Farfa podía escuchar el suave murmullo de la voz de Rich desde el baño, probablemente hablándole a Luz mientras le cambiaba el pañal.

Farfa se levantó lentamente, estirándose mientras se dirigía hacia la ventana. Abrió un poco más la cortina, dejando que la luz del sol inundara la habitación por completo. Observó el exterior, los primeros rayos de sol acariciaban el jardín, y los pájaros comenzaban a cantar, llenando el aire con su melodía matutina.

Mientras esperaba, Farfa reflexionó sobre la vida que habían construido juntos. A pesar de las dificultades y las noches sin dormir, había una belleza innegable en los momentos compartidos, en los pequeños gestos de amor y cuidado que definían su día a día. Se sintió agradecido por tener a Rich a su lado, alguien en quien podía confiar plenamente.

𝑫𝒂𝒅𝒔 𝒃𝒚 𝒂𝒄𝒄𝒊𝒅𝒆𝒏𝒕 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora